Me senté frente a mi escritorio, estaba completamente sola, eran las ocho de la mañana... demasiado temprano. Hacía cuatro años que trabajaba en ese lugar, empecé siendo recepcionista hasta que me trasladaron de sector como asistente de editor, estoy rogando para que mi jefe decida por fin jubilarse. Quedé estancada en ese puesto, pero estaba bastante cómoda allí, no trabajaba los fines de semana y tampoco me quedaba hasta altas horas de la noche trabajando y ahogándome entre papeles.Pero llega un momento en que quieres hacer algo más de tu propia vida, tener metas y objetivos, el mío desde hacía un par de años era terminar la carrera como editora. Estaba segura de que en un par de semanas, cuando tuviera el título en mi mano, saborearía la victoria de un merecido ascenso.
Mientras esperaba que mis compañeros comenzaran a arribar, tomé mi celular y me encontré con varios mensajes nuevos, seguramente llegaron cuando estaba viajando en el bus apretada entre toda la gente.
— "Quería pedirte disculpas por lo de ayer, nunca quise lastimarte y entiendo si no quieres volver a verme"
Me quedé unos instantes mirando la pantalla del teléfono, pensando en que si realmente quería tenerlo sobre mí chasquearía mis dedos y en un segundo lo tendría rogando por una noche conmigo. Luego pensé lo que me había dicho mi amigo sobre él, un tipo sin personalidad, un imbécil, anoche lo había comprobado personalmente. ¿Qué lo llevó a decirme esas cosas? Se supone que para llevarte a la cama a una mujer debes conquistarla y no ahuyentarla. La furia me estaba comiendo por adentro. Otra frase de mi amigo se me vino a la mente: "Si lo quieres para una noche no me molesta..." ¡Eso es! Una noche y lo despacharía, terminará suplicándome para que esté con él y cuando se enamore de mí... ¡Adiós!
Como si Noel hubiera descubierto mis intenciones me envió un mensaje reservándome una cita para almorzar.
— "Sabes que no tienes que preguntar, espérame a las doce abajo" – le respondí y me contestó con una carita sonriente.
Quedé idiotizada mirando esa carita y pensando lo feliz que se pondría mi amigo cuando le contara mis planes para hacer sufrir a Blas, es más, estaba segura de que me ayudaría a desarrollarlo y llevarlo a cabo. Pero la felicidad se terminó cuando escuché carraspear a mi jefe detrás de mí. Vestía su traje color caqui como todos los lunes y su corbata de moño haciendo juego, su escaso cabello gris estaba prolijamente engominado hacia atrás, me observaba por encima de sus anteojos redondos con una mirada severa, como reprendiéndome por holgazanear.
— ¿Están listos los informes que te pedí el viernes? – dijo intentando hacerme caer en su juego de "me fascina verte sufrir"
— Sí, se los dejé en su escritorio el viernes a última hora – "sí, mientras usted se fue temprano a disfrutar de su día, yo me quedé trabajando, inútil sabandija...", pensé y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. No dijo nada y se encerró en su oficina, siempre estaba buscando la excusa para amonestarme pero no tenía motivos para quejarse, mi trabajo era impecable.
Antes que pudiera decirme nada preparé su café y lo llevé a su despacho. Lo encontré muy cómodo tirado en su gran silla de cuero leyendo el periódico que había dejado sobre su escritorio. Mientras bebía el café con pequeños y ruidosos sorbos me pedía que le comentara su agenda para ese día.
— ¿Dos reuniones con quince minutos de diferencia entre una y otra? – dijo exaltado mientras se le escapaba un poco de café por la nariz. Se lo estuve recordando toda la maldita semana pero para variar no me escuchó, estaba más que segura de que lo hizo para poder llamarme la atención después — ¡Y una en cada extremo de la ciudad! ¿Cómo no me avisaste Danila? Ahora no sé que voy a hacer, no me puedo dividir en dos ¿A quién mando? No, es algo descabellado – dijo en voz baja aparentando que yo no estaba allí – Voy a necesitar que vayas a la reunión con los diseñadores – mi corazón se detuvo y sentí como mis ojos casi se salían de sus cuencas – Sí, lo sé, no puedo cancelarla con la fecha de publicación tan próxima. Ya he visto algunos diseños, esto es lo que me enseñaron la última vez – me mostró una prueba de portada de un libro en su computadora – Les pedí que cambiaran el balance de los magenta en esta parte ¿Ves que está muy saturado? – asentí con la cabeza, realmente comprendía lo que me estaba explicando.
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Incandescente - Parte de mí {COMPLETA}
RomantizmTengo el trabajo perfecto, una familia disfuncional perfecta, los amigos perfectos; pero el amor... viene siendo lo más difícil de alcanzar. Por suerte tengo a ese amigo incondicional que es Noel, que siempre estuvo ahí en los momentos difíciles y e...