Aun consciente de lo que hacia, salí de la tina, y con la navaja en mano; me paré frente al espejo y corte mi abdomen, lo que hacia no dolía, mi pulso no temblaba y mi mente no lo procesaba. Cuando no cabe otra herida mas en mi cuerpo, tiro la navaja y caigo hincada sobre el frío piso. No siento ni mis piernas, ni mis brazos; este es uno de los momentos donde pienso que morir es dulce; no sientes, no duele, pero no podría considerar esa idea en este momento sin haber acabado con el problema: Salvador Blackson. Me vuelvo un ovillo en el piso y me acuno, imaginando esas tantas veces que Camilla lo hizo cuando era niña; mis ojos arden por las lágrimas detenidas; pienso en mi madre y su ausencia en la parte de mi vida que "estuvo" conmigo; recuerdo la cara de mi padre cuando estaba agonizando, su voz retumba en mi mente "nunca dejes que tu corazón, deje de sentir amor". ¿Que es eso? ¿cada quien lo siente o solo soy yo que siento este gran vacío? Lloro. Y por fin no las detengo; las lágrimas caen en mis mejillas como gotas de lluvia, como cuando sales de lo mas profundo de un lago y tu cara esta completamente mojada; sí, esta chica débil soy yo. Esa chica que es capaz de matar a quien sea y dueña de todo su alrededor, esa dictadora y vacía mujer soy yo. Al fin y al cabo no soy mas que el mismo diablo.
Me levanto y voy al baño a ducharme de nuevo, aun lloro. Lleno la tina y entro; vierto shampoo en mis manos y lavo mi cabello, intento relajarme y los gritos de la nana me lo impiden pero de igual modo me quedo metida en la tina de espaldas a la puerta: se que entrará.
- Carolina, oh bendito sea Dios mi niña - dice mientras se acerca a mi lado - Luis me a llamado y me dijo que lleva vas horas encerrada, me asuste mucho, carol.
- Estoy bien. - mis palabras son mas cortantes que lo normal - ¿te retiras por favor?
- No lo haré, ahora me escucharas; estoy cansada de respetar tu "espacio personal" - por su tono de voz puedo jurar que esta frustrada - cansada de las veces que quiero darte un beso y no poder hacerlo, me necesitas y yo te necesito; no puedes ser un robot, no es humano - sus palabras duelen - una cosa que no expresa nada si no es a los gritos o con gruñidos, en este mismo instante voy abrazarte y no te pediré permiso. - salte de la tina y me puse de pie lejos de su alcance - no - sus ojos se ponen cristalinos y parpadea varias veces seguido para alejar las lágrimas - LO HICISTE!!!! - grito.
- Nana, fuera - con mi mano izquierda señalo la puerta.
- Dejame curarte, buscare vendas y alco....
- Que te vayas!! - grite y sus lágrimas si salieron.
- Nunca me habías gritado - dice entre sozollo - y no me iré!! Si quieres que me saquen a la fuerza - y se hinco en el piso al lado de la tina, mientras sus lágrimas caían con sus mejillas rojas - dejame ayudarte, mi niña - al escuchar su voz quebrarse, mi cuerpo hace lo mismo y caigo abrazando las rodillas contra mi pecho.
- Nana, vete, por favor - le rogé - vete!! - le grite pero no me hacia caso, seguía ahí, intacta mirándome mientras sus lágrimas eran mas. Continúe lavandome el cabello e igual seguía llorando, me coloque en la misma posición de espaldas a la puerta y al cabo de unos segundos, unas manos acariciaron las puntas de mis rizos y di un respingo haciendo gesto de alejarme, unas manos conocidas tocaron mis hombros. Mi cuerpo se puso rígido, mis rodillas temblaron, y volví abrazar mis rodillas quedándome en el mismo lugar.
- Mi pequeña Caracol - lloraba la nana mientras con sus suaves manos lavaba mi cabello. Hacia diez años que no me tocaba, diez años que nadie me daba un gesto de cariño; y llore. - no pienses que eres débil, eres fuerte; muy fuerte tigresa, siento haberte hablado tan mal, no quería lastimarte - había controlado sus lágrimas - no te tocare mas - y retiro sus manos de mi cabello, llore, fuerte. Por impulso, me levante y salí de la bañera, aun desnuda; y me lance a sus brazos. Me acogió, lloro conmigo, acariciaba mi pelo y mi espalda diciéndome - estoy y estaré aquí para ti, mi niña; eres mi reina - y tarareaba de esas canciones que seguían en lo mas profundo de mi memoria, mientras mis ojos no se secaban.
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Triste ArcoIris (EDITANDO)
Teen FictionMientras buscaba en la biblioteca de la casa de mi tia Luna, un libro forrado en piel con un pequeño listón rosa llamó mi atención. Al sacarlo de la estantería y abrirlo, una fotografía y unos pétalos de girasol ya negros, salieron de el. Era un lib...