VI

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- Querida señora...

- ¿Quieres dejar de decirme así?

- Entonces, ¿Como le digo?

- Mérida, es mi nombre.

- Puede que no; sabe, en el mes que tenemos hablando únicamente por teléfono, he llegado a la conclusión sobre como es usted.

- ¿Y? - un risita irónica se escucha den otro lado del celular.

- Es arrogante, orgullosa, autoritaria, amargada, segura, mandona y amargada, si doblemente amargada. - Sonreí

- Eres consciente que me haz insultado.

- Si.

- Tienes alguna segunda intención, ¿verdad? - una carcajada sale de su boca.

- También, Mérida - nunca nadie había mencionado mi nombre con tal sensualidad; o solo son imaginaciones mías?

- Buen intento, niñato.

- Eres un hueso duro, de igual modo gracias.

- No he hecho nada por ti, ¿o si?

- Ha hecho usted demasiado; ¿aun no tiene sueño?

- No; es difícil dormir para mi.

- ¿Porque?

- Fantasmas del pasado

- ¿Quiere hablarlo? - trago saliva y es como un gran bocado de tierra rasgando mi garganta.

- No, y tú ¿quieres dormir?

- No, escuchar su voz; aun a través de un deformador, me da a imaginar que tiene una voz dulce y cálida. - aunque se que no me esta viendo, pongo los ojos en blanco.

- Solo por eso no quieres dormir?

- Usted lo a dicho, y tampoco quiero hablarlo. - un risa salio de mi, y al darme cuenta, gruñí.

- Entonces narra un cuento a ver si es tan aburrido y me causa sueño.

- No soy de princesas, castillos y con un final de "vivieron felices para siempre" - Sonreí.

- Yo tampoco, pero inventa algo.

- Vale - aclara su garganta y comienza - había una vez un niño de ocho años el que vivía con sus padres y su hermana en una gran casa, con todos los lujos, se podría decir que felices - hizo una pausa, y un suspiro se escuchó al otro lado de la linea - un día, al niño llegar del colegio vio que su papa golpeaba a su madre brutalmente y la violaba, pero la pequeña mente del niño, no supo que hacia y solo obedeció a su padre cuando le ordenó que fuera con su hermanita; y así paso hasta que el niño cumplió sus diez años e investigo que pasaba en su casa, quiso enfrentar a su padre para que dejara a su madre en paz y como resultado recibió una paliza; su madre un día intento escapar con el y su hermana, pero su padre llevo en ese momento y los maltrato a los tres. Su madre por protegerlos los abrazaba pero su padre nunca se detuvo hasta que dejo su cuerpo pesado sobre sus dos hijos - su voz se quiebra, suspira y vuelve a aclarar la garganta - después de un tiempo, sin tener quien los proteja, el niño cuidaba a su hermana de los golpes de su padre, quien le daba fuerzas era una pequeña niña que conoció desde lejos en un parque cuando llevaba a su hermanita a jugar, era hermosa, pero un día dejo de verla. Con su papa, las cosas siguieron igual hasta que cumplió trece años, el día de su cumpleaños decidió que mataría a su padre de igual manera como lo hizo con su madre, pero ese día le encarcelaron y nunca supo las razones, tuvo que vivir con una tía, que abusaba de el cada vez que le daba la gana - sonríe irónico - a lo mejor ya esta dormida con mi aburrida historia y para completar mal narrada, soy súper malo en esto.

Triste ArcoIris (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora