XVIII

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Flashback

NANA!!!! — baje las escaleras — ¿donde estas?

— En la cocina, cariño.

— Que rico huele — me acerco a ella y pongo mis manos en la isleta.

— Dilo — no pude evitar sonreír. Me conocía también a mis 10 años, que era imposible ocultarle mis cosas.

— Nana!! Eso enserio huele rico — dije tomando un bote de dulce de leche que ella trajo hace tres días de Dominicana.

— Odias los vegetales, es imposible que no digas eso con un propósito, leona — dijo mientras me tendía una cuchara — mucho habías durado, anda pregunta ya.

— ¿Que tal las cosas en dominicana?

— Bien, todos están bien.

— ¿Por qué se quedó mi papá?

— Trabajo, cariño — respondía mientras picaba los vegetales que le faltaban.

— ¿Por qué no tienes hijos? — dejó caer el cuchillo al suelo. La observaba desde mi lugar en el desayunador. Sus manos temblaban, sus pies le fallaron y se giró quedando frente a frente a mi. Sus verdes ojos reflejaban dolor, odio y mucha angustia. Estaban cristalizados y un par de sollozos salieron de su garganta.

— Si tengo una hija — su voz tembló y sonrió — es hermosa.

— Entonces, ¿donde esta?

— Te contaré una historia — dijo mientras se volteaba a apagar la estufa. Tomo un taburete y se acomodó a mi lado — hace diez años tuve una niña, a los cuatro días de tu nacimiento. Era un pequeña muñequita de porcelana — observaba a la nada y sonreía — luego de dos meses con las dos en la casa, poniendo de cabeza a tu madre; cada noche luego de acostarte a ti, porque eras la mas perozosa; bajaba con Yamile a jugar, cantarle y hasta a contarle historias sobre nuestras raíces; esa noche hubo un asalto a la casa — cerró los ojos con fuerza y suspiró — Se robaron muchas cosas importantes, como joyas de tu madre, ropa, cuadros... pero lo mas importante fue mi bebe — sus lágrimas no le permite continuar. Suspira e inhala con fuerza — desde esa noche, la he buscado, y le he encontrado pero esta feliz con su familia tiene hermanos, un perro y una hermosa casa; cosa que yo no ten... — un estruendo se escucha en la parte trasera de la casa, seguido de decenas de disparos. Me tomó del trazo y me encaminó hasta las escaleras — encierrate en el gim, busca tu hermano y no salgan hasta que yo vaya a buscarlos, de lo contrario — me tiende su blackberry — llama a tu padre.

Corro lo mas que puedo y los disparos no seden, al contrario, aumentan la intensidad. Entro al cuarto de Benjamín, lo tomo en brazos acunandolo para que se calme y nos encierro. Me siento en una esquina. No puedo asimilar las cosas. El ruido desaparece, me acerco a la puerta para intentar escuchar algo pero solo se escuchan pasos y el ruido de las puertas al abrirse. Corro a donde dejé a mi pequeño hermano, lo cargo e intento esconderlo y calmarlo dentro del baño de esta habitación; tengo que cuidarlo y si su vida depende de la mía, la daré. Lo calme, lo deje recostado en la alfombra y salí a buscar a la nana. Tomé un bate de baseball mientras me encamino hacia la puerta contando mis pasos.

Seré pendeja. Me detengo a unos cinco metros de la puerta y esta se abre con fuerza; un gigante de piel morena como el café, me apunta con un arma mientras la sonrisa de su rostro se agranda.

— Mira que tenemos aquí! Si es la muñequita Cornielle, ¿donde esta el niño? — apreté el bate en mis manos y alce mis hombros, restándole importancia — ¿me retas? — una sonrisa aparece en sus labios — mira mocosa, en este momento vas a buscar a tu hermano y se van conmigo, no hay nadie que venga a buscarlos — sus palabras son como dagas.

Triste ArcoIris (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora