XIV

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— Adiós niñato — le dije mientras lo dejaba en una de las calles serca del hospital. El amanecer se acercaba a su mayor resplandor, era maravilloso. Mi humor está de unicornios y arcoiris; Evelyn tiene razón. Una carcajada sale de mi boca retumbando en toda la camioneta al recordar las palabras de mi hermana; "Cuando tengas el mejor de los mejores orgasmos de tu vida, tu humor dejara de ser nublado y encontrarás un arcoiris". Niego mientras estaciono al frente de mi casa. Al entrar; la nana sale de la cocina con una taza de café en sus manos.

— Carol, volviste! — chilló mientras un par de lágrimas caía por sus mejillas.

— Ya estoy aquí, mi nana — Sequé sus lágrimas con mi mano derecha y acaricie su mejilla — estoy bien, no te preocupes — le sonrío. Mas lágrimas caen de sus ojos mientras acaricia mi mano sobre su mejilla.

— Mucho tiempo que no veía ese brillo de vida en tus ojos, mi niña — le sonreí — hoy tienes cita con el psicólogo a las dos, ve y descansa un rato — evadió el tema, me conoce tan bien que parece mi madre. Asentí y subí a mi habitación, sacando las botas y la chaqueta de mi cuerpo, logrando acomodarme en la cama. Observo el techo de mi habitación y las fotografías en el; todas son de cuando era niña, con mi hermano, mis amigas, mi padre y Camila, hasta el señor Vanegas sale en una de ellas. Estamos los tres, Marcy, él y yo; carga a su hija en brazos mientras comida una galleta y yo tenia un tarro de nutella entre mis pequeños brazos y el ceño fruncido. Sonreí con los recuerdos que llegaron a mi mente.

Flashback

— Fuera!! — grite — NANA!!! — llevaba unos 15 minutos gritando que saliera de mi habitación y no salia, solo se quedaba ahí estático sobre mi escritorio. Mi garganta dolía, y apenas podía tragar.

— Aceptas jugar conmigo? — le niego moviendo mis rizos de un lado a otro — Entonces no me iré, continua gritando si quieres — alzó sus hombros — me da igual, pequeña mono — lo mire con el ceño fruncido hasta caer en cuenta a lo que se esta refiriendo; yo estaba enzima de los barrotes de la cabecera de mi cama; gruñí. Bajé, me senté en posición de indio y en ese mismo momento entro la nana con agua y las pastillas que me daban par dormir.

— Si acepto jugar se irá? — asintió mientras tomaba su portafolios y sacaba una pluma y una hoja en blanco — ya que — sonrió y lo fulmine con la mirada haciendo que una carcajada saliera de sus labios.

— Una regla, la señora Camilla no puede jugar — agrandé mis ojos hacia la nana y suspire.

— Si, de que trata su jueguito.

— Preguntas. Tu preguntas y yo responderé pero yo igual preguntaré y tu tendrás que responder con la verdad — puse los ojos en blanco.

— Acabemos de una vez con esto.

— Bien, ¿cual es tu nombre completo?

— Enserio! — la nana me miro con desapruebo, gruñi — Megan Carolina Cornielle Bonnaire, ¿Su nombre?

— Marco, puedes decirme Marco, ¿tienes amigos?

— No, ¿cuantos años tiene?

— Treinta años, ¿te gustaría hacer amigos?

— No, ¿tiene hijos?

— Si, una niña, ¿quieres que te la presente?

— No, ¿le gusta la nutella?

— A mi hija? — asentí — no, prefiere las galletas, ¿porque no quieres hacer amigos?

— No lo se, no se como hacerlo o si hay que darles de comer como a los perros o si no puedo golpearlo, ya no se que preguntar... — coloque mi mano en mi mentón mientras pienso — ¿como se llama ella?

—Marceline, le decimos Marcy, ¿porque el negro? — alce mis hombros.

— Me gusta, ¿cuantos años tiene?

—Ocho, ¿te gustaría jugar con ella?

— Y si le hago daño? — aunque me daba ilución hacer amigos, también me llenaba de una incertidumbre increíble.

— Ella sabrá como tratarte — me sonrió — una ultima pregunta, ¿confías en mi? — mi mandíbula se tensó y me puse de pie sobre la cama.

— No confió en nadie, ¿volverás? — pregunté, era la primera persona con la que hablaba y me sentía tranquila.

— ¿Quieres que vuelva? — asentí lentamente — entonces volveré, y traeré a mi hija, ¿hecho? — tendió su mano para que la tomará, la observé, era gigante comparado con la mía, solo cerré los ojos con fuerza y la toque rápido y al soltarla los abrí, tenia dos pares de ojos observandome; la nana me miraba con sus ojos cristalizados y el doctor con ojos de orgullo.

Fin flashback

Sonreí, giré mi cuerpo hasta quedar boca a bajo en la cama y poder conciliar el sueño.

" Carolina, saldré con tu madre —  observo a mi padre con mis ojos llenos de lágrimas; al percatarse de ello, corrió y se arrodillo ante mi cama — ¿Que pasa mi niña?

— No ... Vayas, papito, no... — dije mientras hipaba.

— No pasara nada, mi amor — dijo mientras acariciaba entre sus grandes y rasposas manos las mías — estaremos bien, ¿de acuerdo? — asentí solo con la cabeza, haciendo alborotar mis locos rizos — Marcy vendrá, traerá helado y galletas — dijo mientras acomodaba uno de mis rizos detrás de mi oreja — Y Ev traerá películas.

— Te esperare despierta — sonrió, de la formas mas sincera y natural de todo el mundo; su sonrisa era mi alegría.

— Te amo, mi reina — dijo mientras besaba mi cabeza y yo asentía. "

Despierto de golpe, sudada y con la respiración entrecortada. Lo ví, después de tantos años. Me siento en la orilla de mi cama y sonrei.

— Gracias papá — observo el reloj — 11:34, tengo tiempo — me levanto de la cama y voy a la ducha, hoy tengo cita con el psicólogo; esto es totalmente estresante, no es como con el señor Vanegas. Salí de la ducha y busque mi ropa; botas rojas, un jeans, una remera gigante y mi chaqueta de cuero rojo. Estaba intentando desenredar mi cabello cuando tocan la puerta con desesperación — maldición, es que no puedes esperar Eve... — mi voz se apago cuando vi a Benjamín con Luna, abrazados — ¿Luna?, Pero estabas en el hospital; ¿Que haces aquí?

— Hola Meg, pues me han dado de alta y mi hermano dejo que venga a pasarme unos días bajo el cuidado de la nana, claro si tu lo permites — al mencionar a su hermano mis rodillas temblaron y en mi labios se planto una sonrisa tonta.

— No hay problema, cuñada — le dije acariciando su mejilla — Tu! — señale a Benjamín — Duerme con ella, en el tercer cajón hay condones — los señalo a ambos — no quiero sobrinos, ¿ok? — de los labios de mi hermano sale una escandalosa carcajada mientras que luna se muere de vergüenza — Adiós tórtolos! — cerré la muerte y terminé de peinarme.

Triste ArcoIris (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora