Capítulo 29

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Locked Away de R. City sonaba en la radio. Ella soltó un suspiro.

-¿Cuánto falta para llegar?- Preguntó. Justin giró la cabeza para mirarla.

-Vienes preguntando eso desde que terminamos de comer en aquel parador.- Le retrucó.- Faltan cinco horas.-Celia bufó y recostó la espalda en su asiento.

-Estoy aburrida.- Reprochó haciendo puchero. Justin observó su labio inferior hacia abajo y sonrió levemente.

-Oh, bueno... eso lo podemos solucionar...- dijo llevando su callosa mano a la pierna de ella.  Lo observo. Su sonrisa de lado se había hecho presente. Esa pícara sonrisa de lado tan característica de él.

-Mejor presta atención a la carretera.

-Si eso quieres...- Justin volvió la vista hacia el frente. Eso no era lo que ella en realidad quería pero en ese momento tenía muchas ganas de llegar al lugar donde se quedarían. Estaba ansiosa. Muy ansiosa por estar con él y solo con él, por poder estar a su lado sin que nadie los molestara. También estaba con ansias de volver a ver la casa que tenía en la playa. Esa casa que era propiedad de sus padres y que luego ella heredó.

-Depravado.- Lo acusó. Él abrió la boca en sorpresa y se hizo el desentendido.

-¿Yo? Tú te haces la santa pero que te hable sucio te encanta, gatita.

Ella frunció el ceño y negó con la cabeza.

-¿No tengo la razón?

-No la tienes.- Justin la miró con picardía.

-¿Acaso que te diga que estoy duro por ti, no te excita? Porque eso es lo que me demuestras.- Ella iba a abrir la boca para protestar pero él la interrumpió.- ¿Te olvidas de las palabrotas que dices tú cuando estoy haciéndote el amor?- Empezaba a sonrojarse por lo que dejo de mirarlo y giró la cabeza hacia la ventanilla. Él sonrió con ternura.- Ella no contesto.- ¿Te olvidas de cuando...

-Para.- le pidió, interrumpiéndolo.

-Dime si tengo la razón.

-Si la tienes.- Él sonrió con victoria.

-Siempre tengo la razón preciosa.- Ella lo miró y negó con la cabeza mientras tenía una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. Era un presumido y tenía con que serlo.

Celia recostó su cabeza contra la ventana y observó la ruta por la que iban. Habían estado muchas horas en el auto y estaba algo exhausta a decir verdad. Pasaron los minutos y poco a poco sus ojos se iban cerrando pero ella sacudía la cabeza para no dormirse. No quería quedarse dormida, quería hacerle compañía a él. Justin la miró de reojo y sonrió levemente.

-Duerme, nena.- le indicó. Ella giró un poco su cabeza para mirar a Justin quien tenía la vista puesta en la carretera. Tenía el codo reposado fuera de la ventanilla. Su brazo derecho estaba extendido y sobre el volante, haciendo que así, pudieran notarse sus músculos.

-No, estoy bien.- Negó.

-Se nota que estás cansada, duerme un poco.

-Quiero hacerte compañía a ti.- Confesó. Él corrió la vista de la carretera para mirarla a ella. Sus ojos color miel adoptaron un brillo especial cuando la escucho decir aquello. Le sonrió. Una sonrisa pequeña, bonita, sin siquiera mostrar sus dientes. Pero una sonrisa sincera. Volvió su mirada a la ruta.

Suspiró pesadamente y volvió a recostar su cabeza en la ventanilla. Sus ojos se cerraban cada vez más y cuando ya no lo pudo impedir, se cerraron por completo y se quedó completamente dormida.

...

Poco a poco fue despertando. La parte consciente de su mente pudo reconocer la canción que estaba sonando en ese momento en los amplificadores del vehículo. Sin abrir los ojos se estiro en su lugar y soltó un gruñido. Su cuerpo dolía por haber dormido en la misma posición por tanto tiempo. Escucho la risita de Justin y abrió lentamente los ojos para verlo.

-¿Cuánto dormí?- Le preguntó con la voz ronca.

-Unas cuatro horas. Ya estamos por llegar.- Ella asintió.- Roncas cuando duermes.- Le dijo. Su tono de voz estaba teñido con burla. Lo miró avergonzada.

-Mentira, yo no ronco.- le retrucó.

-Tu porque no te has escuchado como yo lo hago siempre.- Quería hacerse el serio pero la sonrisita que soltó lo delató. Ella le pegó levemente en el hombro.

-Ya ves, eres un mentiroso porque yo no ronco.

-Quería ver tu reacción.- Rió. Abrió la boca para decir algo pero ella lo interrumpió.

-¡Aquí es!- Anunció ella con emoción. Justin dobló y siguió camino por una ruta de arena con algunos árboles a los costados. A lo lejos podía verse una casa en medio de la playa. Una casa muy bonita donde ella desde pequeña pasaba sus veranos. Una casa que hacía mucho que no visitaba. Sonrió ampliamente. Las olas se movían tranquilamente y el agua clara reflejaba el sol en el horizonte. Con el auto se iban acercando más y más, hasta que llegaron al lugar. Justin observó la vista que tenía y sonrió. Allí podrían estar tranquilos, solos con el sonido de las olas y la luz del sol, ambos disfrutando de la paz que había en ese lugar.- ¡Bajemos!- sugirió ella, emocionada e inmediatamente se bajó del auto. Él la siguió.

-¿Cómo es que este lugar es tuyo?- le preguntó mientras la seguía por detrás. Ella sonrió y lo miró.

-No te creas que eres el único que tiene una casa en la playa.- Rio. Se acercó a paso rápido a la casa vidriada y apoyó su mano en la manija de la puerta. Si mal no recordaba, siempre dejaban la casa abierta y sin llave así que empujo la manija. Como suponía, la puerta se abrió sin problema. Contempló el lugar. Era una casa muy fresca, natural.

Los sillones de roble seguían intactos junto con la mesita de merendar que hacia juego, los adornos con los que su madre había decorado también estaban allí. Los cuadros, los jarrones, las flores, todo seguía igual. Suspiró profundo y se adentró. Tocó la canasta que estaba en la mesa de vidrio y su dedo se llenó de polvo. Eso significaba que sus padres tampoco habían estado en esa casa desde que ella se fue lejos. Sintió las manos de Justin abrazar su cintura y giró su cabeza para verlo por sobre su hombro.

-Es una linda casa.- Ella asintió.

-Me emociona saber que podemos estar los dos juntos aquí.- Le confesó y giró sobre sus talones para verlo a los ojos. Él asintió y atrapó su labio inferior con sus dientes para luego fusionarse en un beso apasionado. Se separaron lentamente.- Aunque me da un poco de miedo.- La expresión del rostro de él cambio. Ahora estaba confundido.

-¿Miedo? No muerdo a menos que me lo pidas, gatita.- Se burló. Ella lo golpeó levemente en el hombro.

-Deja de bromear.- Sonrió.- Me refiero a que ahora tanto Joseph como Ricardo deben estar buscándonos.

-Pero no saben dónde estamos y no tienen idea de este lugar así que todo está bien.- La chica hizo una mueca con la boca y agitó sus hombros.- Hey.- la tomó de la barbilla para hacer que lo mirara.- No te preocupes, estás conmigo ahora y nada nos podrá separar.

Se miraron a los ojos y ella se sintió acogida en la profundidad de estos. En la profundidad de esos ojos color miel, hermosos, únicos, perfectos.

-¿Qué te parece si empezamos a acomodar las cosas?- le preguntó Justin. Ella asintió y abrió la boca algo preocupada cuando recordó algo importante de lo que no se había cerciorado antes.

-Espera, ahora que recuerdo... no empacamos nada de comida.- Él soltó una risa cuando vio su rostro con preocupación. Tenía razón, se habían olvidado completamente de la comida.

-Bueno, entonces desempaquemos y después vamos a comprar algo de comer.- sugirió.

Asintió estando de acuerdo y fue a buscar las maletas para comenzar a acomodar las cosas que habían llevado. 

Without control 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora