Jonathan se había ido. Se había quedado a almorzar, algo que fue incómodo para ella ya que los comentarios amenazantes entre John y Justin no paraban. Se atacaban el uno al otro y ella solo rodaba los ojos. Igualmente era de suponerse que iban a seguir llevándose mal después de que estuvieron tanto tiempo en diferentes bandos y odiándose. Hasta intentando matarse.
Celia dio vueltas en la cama. Después de que John se fuera habían estado toda la tarde recostados en la cama, hablando, bromeando, riendo. Besándose. Era increíble como el tiempo volaba cuando estaba con él. Aunque no estuviera haciendo nada el tiempo se iba más rápido de lo normal y eso era algo que la alarmaba. Quería congelar los momentos que pasaba a su lado para siempre. Quería congelar todas esas veces que la besó, que la tocó, que le hizo el amor, que la miró como si ella fuese la única mujer en el mundo. Que la miró haciéndola sentir especial.
-¿Justin?- Lo llamó elevando la voz. Hacia varios minutos que él supuestamente había ido a buscar algo afuera. ¿Por qué se tardaba tanto? Se levantó de la cama y aprovechó para tomarse una ducha. Se quitó la ropa y se metió en la ducha. Abrió el grifo. Las gotas de agua caliente chocaron contra su cuerpo, haciéndola estremecer pero luego su cuerpo se acostumbró a la temperatura. Refregó su cuerpo con el jabón que estaba en el tocador. Tomó una inspiración profunda para sentir el olor del jabón para el cuerpo que le pertenecía a Justin. Eso justificaba porque se le hacía tan familiar ese aroma mentolado.
Después de haber terminado su relajante baño, salió de la ducha. Se colocó un brasier de encaje blanco con las bragas del conjunto que hacían juego. Salió del cuarto de baño. Ya estaba oscureciendo al parecer. Lo podía comprobar debido a la pequeña ventana que había en un costado. Se fijó en el reloj. Las siete y media pasadas de la noche. Agarró su camisón de satén y encaje azul para ponérselo. Agitó su cabello mojado para después peinarlo.
-Nena...- Apareció Justin a sus espaldas. Ella se giró para verlo con una sonrisa.
-¿Dónde estuviste? Creí que solo ibas a buscar algo.- Él la miró de arriba abajo y luego le dedicó una sonrisa bonita.
-Ven conmigo.- Le pidió. Ella se acercó a su cuerpo con algo de confusión. Cuando estaba lo suficientemente cerca Justin estiró su brazo para agarrar su mano y entrelazar sus dedos.
-¿Dónde quieres que vaya?
-Sígueme.- Él se giró. Comenzó a caminar fuera de la habitación aun sosteniendo su mano. Cruzaron la cocina y el comedor. Abrió la puerta de entrada a la casa y salió de esta. Ella, quien venía atrás, lo observó con intriga. ¿Qué quería mostrarle allí afuera? Justin se giró para verla.- Ponte delante mío.
-¿Para qué?
-Confía en mi.- Asintió y se puso delante de él. Sintió una de sus grandes manos posarse en sus ojos tapándole la visión.- Yo te guiaré...- Susurro en su oído. Involuntariamente todos los vellos de su cuerpo se erizaron. Jadeó y escuchó su risita. La hizo caminar. Con una mano tapaba sus ojos y la otra sostenía su brazo para guiarla hacia donde debía ir.
-Voy a caerme y me romperé algo...- Justin volvió a reír.
-Nunca te dejaría caer.- Dijo parte en broma y parte en serio. La chica solo sonrió y siguió caminando.
-¿Ya me dejas ver?- preguntó con impaciencia.
-Espera...- Caminaron un poco más hasta que Justin dejó de hacerlo y ella lo imitó.
-¿Qué quieres mostrarme?- Justin quitó su mano de sus ojos lentamente.
Inmediatamente comprobó a que se debía tanto misterio. Observó todo lo que él había preparado, con fascinación.
Había una gran manta apoyada sobre la arena donde la orilla del mar no llegaba a tocarla pero aun así, estaba cerca del agua. Encima había pétalos de rosas blancas y rojas, en un costado reposaba una botella de champagne y dos copas elegantes. También había un recipiente con frutillas cubiertas de chocolate. El sol estaba desapareciendo poco a poco y el reflejo de este se notaba en la claridad del agua. Sintió una respiración cálida en su oído.
-¿Te gusta?- Preguntó él. El amor de su vida. El hombre al que amaba y al que iba a amar siempre. Él único en todos los aspectos. Giró su cabeza a un costado y conectó su mirada con la de él. Su corazón quería saltar de alegría. Quería besarlo. Quería comerlo a besos por lo tierno y especial que le parecía lo que había preparado para ella. Estiró su cuello y depositó un beso en sus labios.
-Me encanta...
Justin la tomó por la cintura e hizo que girara su torso para verlo de frente. Atrapó su labio inferior entre sus dientes y movió sus labios lentamente. Ambos encajando a la perfección. Eran pequeños y húmedos besos donde sus labios se mezclaban hasta que él decidió intensificar las cosas. Sus manos bajaron hasta su cintura baja. Hasta la curva de su trasero. Celia subió sus brazos y abrazó el cuello de Justin, acariciando las hebras de su cabello corto con sus dedos. Justin introdujo su lengua en su dulce boca. Sin dejar de besarse, ambos se arrodillaron sobre la manta roja y los pétalos de rosas. Se separaron un momento pero volvieron a unir sus labios. Justin acarició el borde del bonito y sensual camisón azul que ella tenía en ese momento. Subió poco a poco este aprovechando, también, a tocar su tibia piel. Ella soltó un jadeo entre el beso y se separó para que él pudiese quitar la prenda por sobre su cabeza. Miró con atención su brasier de encaje color blanco y sonrió. Luego subió la mirada a sus ojos.
Se estiró un poco para poder alcanzar el champagne y las dos copas. Sirvió un poco de la bebida en cada una. Le dio una a la chica quien le sonrió levemente y la miró.
-Quiero que brindemos.
-¿Por qué?- Preguntó ella con la copa en sus manos.
-Por nosotros. Por poder estar aquí juntos.- Sintió que su corazón se enternecía. Se sintió derretir por sus palabras. ¿Desde cuándo algo la enternecía? Bueno pues ahora viene enterneciéndose diariamente y él es la razón. Asintió con su cabeza y chocó levemente su copa contra la de Justin.
-Por nosotros.
Apoyó sus labios en el filo de la copa y bebió un trago. Sintió la mirada de él sobre ella. Levantó la mirada y mordió su labio inferior. Justin dio un trago a la bebida, apoyó la copa a un costado y ataco sus labios otra vez. Volviéndose a mezclar en un beso con sabor a champagne.
-Me provocas tanto cuando te muerdes el labio...- Confesó entre besos. Celia gimió y sintió el contacto de las manos de él, paseándose por su barriga descubierta. Ella tiró la copa sin importar donde cayera y se dedicó a buscar el borde de la remera que él tenía. Una vez que lo tenía entre sus dedos, levantó su remera. Rompieron el beso para así poder quitar la prenda que luego fue arrojada.
Justin buscó el broche de su brasier y al encontrarlo, lo desengancho. Sus manos acariciaron su espalda y sus hombros hasta que bajo las tiras del brasier, dejando sus pechos al aire. Su boca atacó su cuello. Ella soltó un gemido y apoyó su cabeza en el hueco que había en el cuello de él. Pudiendo llegar a oler su característico aroma a menta.
Justin la acurrucó entre sus brazos, en un gesto protector, sin dejar de besarla por todas partes. Desde su cuello hasta su clavícula.
ESTÁS LEYENDO
Without control 2
Teen Fiction¿Que pasa cuando todo se vuelve en tu contra por amar a una persona? "-No tengo miedo por mi... tengo miedo por ti". Segunda parte de "Without control". Pueden encontrar la primera en mi perfil. No soy escritora profesional, escribo porque me gusta...