Capítulo 38

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Estiró ambos brazos al igual que lo hizo con todo su cuerpo. Abrió los ojos y rodó a un costado encontrándose con su pequeño cuerpo. Su precioso cuerpo desnudo. Sonrió con picardía al recordar todas las veces que anoche habían hecho el amor luego de volver de hacer las compras. Acarició su cintura por debajo de las sabanas y apoyó su barbilla en su hombro. Besó este. Besó su cuello. Besó su mejilla. Ella murmuró algo inentendible.

-Gatita...- Susurró en su oído.

-Déjame...- Su voz ronca y adormilada. Él la acerco más a su anatomía y subió su boca hasta que llego al lóbulo de su oreja. Mordió este levemente pero después fue ejerciendo más presión con sus dientes. Ella tiró un manotazo sin nada de fuerza hacia atrás, llegando a golpear la cara de Justin. Justin soltó una risita.- Quiero dormir...- Susurró dormida.

-Pero yo quiero besarte.- Reprochó en su oído. Lo ignoró e intentó recuperar el sueño pero después de unos minutos sintió el brazo de él rodearla y apretarla contra su cuerpo. ¿Podían estar más cerca de cómo estaban en ese momento?

Justin puso su gran mano en el rostro de la chica para molestarla. Ella levantó la suya para quitarla.

-Molesto...- Murmuró. Sintió su respiración cálida chocar contra su oído y cuello.

-Bésame y dejaré de molestarte...- Ella se dio vuelta en la cama, logrando enredarse con las sabanas y quedando frente a frente con él quien estaba sonriendo victorioso y observando sus ojos color esmeralda con atención.

-¿Si lo hago me dejarás dormir?

-Si.

Celia ahuecó su mejilla en su mano y estiró un poco su cuello para alcanzar sus labios. Atrapó el inferior entre sus dientes y luego chocó ambas bocas, fusionándolas en un beso de bienvenida. Él lamio su labio con la punta de la lengua pidiendo permiso para que esta entrara. Pero, vamos... todos aquí sabemos que él no tenía que pedirle permiso a estas alturas...

Ella abrió su boca un poco más y ahora sí, el miembro bucal de Justin se adentró, recorriendo cada espacio de su dulce boca. Acarició el trazo desde su cintura hacia su trasero mientras la besaba. Apretó este levemente y ella soltó un gemido ahogado. Sonrió interiormente. Amaba cuando gemía para él. Solo para él. Se separaron por a falta de aire. Justin le sonrió y ella trazó pequeñas figuras geométricas imaginarias en su mejilla, acariciándola suavemente.

-Ve a hacerme el desayuno.- le ordenó con tono juguetón y una pequeña pero bonita sonrisa. Justin frunció el ceño.

-¿No era que querías dormir?

-Ahora ya me desperté por tu culpa así que lo menos que puedes hacer es preparar el desayuno...- Depositó un casto beso en sus labios y se levantó de la cama con rapidez. Salió de la habitación y se dirigió a la cocina para hacer el desayuno.

Ella soltó un suspiro de cansancio y apoyó la cabeza en la almohada. Se aferró a esta y cerró sus ojos. Y pensó. Pensó en cuanto lo amaba, en cuanto deseaba que pudieran quedarse ambos allí sin problemas, sin riesgo, sin que los molestaran. No pedía más que quedarse ahí para siempre. Que ese momento se hiciera eterno, que ambos se mantuvieran juntos y en paz... pero algo dentro de ella le decía que no sería así. Un presentimiento dentro de su pecho. Un presentimiento que había tenido desde que se escaparon de Miami, avisaba... que debía disfrutar el poco tiempo que les quedaba juntos.

Se levantó de la cama y buscó algo de ponerse. Terminó optando por la remera de Justin. Tenía que admitir que su ropa era mucho más cómoda que la de ella, además de que tenía impregnado el olor fresco y varonil de Justin que tanto la atraía. Se encaminó hacia la cocina y allí estaba a mesa puesta con el desayuno servido y él sonriéndole ampliamente.

Cuando terminaron de desayunar, Celia juntó los platos para fregarlos.

-Voy a ver algo de tele.- Avisó Justin.

-Pero si no hay cable...

-No importa, buscaré alguna película de las que tienes ahí.

-Está bien.- Le sonrió.

Agarró una esponja, le puso detergente y fregó uno de los platos. Agarró otro plato e hizo lo mismo. Levantó la vista y observó el paisaje que estaba frente a ella. Nunca le dejaría de fascinar ese detalle de la casa. Nunca le dejaría de fascinar el gran ventanal que daba hacia el mar. Desde allí podías observar la playa y la calma que esta tenia. Siguió fregando.

Escuchó tres toques en la puerta e inmediatamente se puso en alerta. Apoyó el plato en el lavavajillas. Sintió que su pulso se aceleraba. ¿Quién podría ser?

Rápidamente se dirigió hacia el comedor para ir en busca de Justin. Él no estaba sentado en el sillón, si no que había abierto la puerta y quien estaba del otro lado mirando a Justin como si quisiera matarlo no era ni un secuaz de Ricardo ni uno de Joseph. Era Jonathan. John estaba fuera fulminando a Justin con su mirada y Justin lo veía de igual manera, con sus músculos tensos. Cuando ella apareció, la mirada de su amigo se dirigió a Celia, rompiendo el juego de miradas asesinas que estaban teniendo.

-¡John!- Chilló y corrió para abalanzarse a él. Lo abrazó.- ¿Qué haces aquí?- Preguntó anonada. Él hizo un gesto despreocupado.

-Me enteré que Ricardo estaba buscándote y que te habías escapado así que pensé donde podrías estar y lo único que se me vino a la mente fue tu casa en la playa.- Sintió que Justin gruñía cuando nombró a Ricardo. La estaba buscando... eso no era bueno.- ¿Me dejas entrar?- le preguntó con una sonrisa y ella inmediatamente asintió pero la voz de Justin los interrumpió.

-¿Por qué no te vas?- Espetó siendo grosero. Ella se giró para verlo y lo regañó con la mirada.

-¡Justin!- Él volvió a gruñir cuando escucho la risa burlona de Jonathan.

-Quien diría... Bieber siendo dominado por una mujer...- Comentó para provocarlo. Justin apretó los puños y lo miró con rabia.

-Cállate si no quieres que te rompa las bo.las.

-Atrévete.- lo desafío.

-No me provoques, gili.pollas. Sabes que podría deformar tu estu.pida cara si así lo quisiera.

-Basta los dos.- se interpuso la rubia.- Parecen dos niños.- Regañó a ambos, los cuales bajaron la guardia.- ¿Quieres algo de tomar John?- Asintió. Ella se dirigió a la cocina y agarro una RedBull de la lacena.- Toma.- La revoleó y su amigo la atrapó en el aire.

-Creo que estas en el horno ¿sabes?

-¿Por qué?- preguntó aunque ya sabía la respuesta.

-Tienes a dos mafioso detrás de ti. De hecho no te conté pero ahora estoy con Joseph.- Celia abrió la boca con sorpresa e incredulidad.

-¿Me estás hablando en serio?

-No sabía que ahora tomara mariquitas.- Se burló Justin con el fin de provocarlo.

-¿Qué dijiste?- Preguntó Jonathan dispuesto a pegarle un puñe.tazo.

-¿Aquí vamos de nuevo?- La chica rodó los ojos con irritación.

-Es raro que Joseph tome gente nueva en esta época del año y más si antes fuiste del bando enemigo.- Contestó Justin, pero esta vez con sinceridad, no con el propósito de molestarlo.

-Bueno... al parecer está planeando algo grande y necesita gente. Así que hicimos un trato; yo lo ayudo en lo que planea y después de hacerlo me dejará en paz.

-No es confiable.- Espetó Justin con dureza.- No puedes hacer un trato con él.

-Tiene razón, John...

-Ya está hecho.

-¿Y qué es lo que está planeando?

-No lo sé aún... pero es algo contra Ricardo.

-En cuanto sepas algo, nos dices.- Le encargó Justin. Jonathan rodó los ojos.

-El punto es que estoy aquí para advertirles.

-¿Advertirnos qué?- preguntó Celia con temor a escuchar lo siguiente que diría Jonathan.

-Que de ahora en más se cuiden. Joseph tiene a todo su equipo buscándolos.

Without control 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora