Mi madre casi se vuelve loca al verme y con pánico en su mirada curaba todas las heridas que traía en el cuerpo; en realidad se veía más impresionante de lo que era. Se dispuso a limpiar mis heridas mientras me sermoneaba, incluso me prohibió las tardes en el bosque por unos días, aunque ella supiera que yo no acataría.
-Sabes lo que pudo pasarte ¿verdad? – enojada limpiaba la sangre de mis brazos – ¿en donde estaba ese tal Nico cuando te caíste? ¿Por qué permitió que te pasara esto? - ella estaba culpando a Nico por mi accidente.
-Él no podía predecirlo, ¿cómo iba a saber que yo me caería?, es injusto que lo culpes – viendo a mi madre como desinfectaba cada parte dañada, sentía ganas de gritar, de llorar, ella me vio reteniendo las lágrimas que ya no cabían en mis ojos.
-Valentina – se detuvo a mirarme, suspiró y me tomó de la mano – yo sé que eres muy feliz en el bosque, que ese Nico te trae en las nubes y cuando llegas tu felicidad se contagia por toda la casa, pero no quiero ver como mi hija llega golpeada pretendiendo que no es grave solo para estar con alguien que no conoce en la soledad y privacidad del bosque. Si no me das el honor de conocer al que logra toda tu atención aun con tantas heridas de por medio, no volverás a ese lugar – mis lágrimas cayeron apenas rozando mis mejillas, no quería incomodar a Nico pidiéndole que viniera a conocer a mi mamá, pero no quería preocuparla, no lo merecía, no después de todo lo que estaba sufriendo.
-Está bien – articulé desganada – le pediré que venga, aunque no sé si acepte – mi madre frunció el ceño.
-¿y porque no? No es la gran cosa valentina – terminó de limpiarme, tomó las gasas ensangrentadas y cuando creí que había dicho todo – dile que venga o yo me encargaré de que no vuelvas a verlo – realmente me había dejado impresionada, nunca había sido una madre protectora pero ahora quería evitarme cualquier daño.
Un baño era algo que deseaba con todas mis ganas, después de todo era temprano para dormir pero bañarme no había sido tan buena idea, se sentía como si el agua estuviera golpeándome provocando un horrible dolor por todo mi cuerpo.
-Las cosas no están saliendo bien-
-¿Clementina? – Salí apresurada de la ducha, la toalla lastimaba pero no puse atención – vamos, háblame – no sabía por dónde buscarla y como loca comencé a dar vueltas por mi habitación, quizá esto era demasiado bueno para ser verdad.
-Nada de lo que hoy pasó, debió pasar-
-¿A qué te refieres? ¿A mi accidente? – Nada trascendental aparte de eso había pasado. Clementina estaba molesta, lo sabía.
-Ella no debía hacer lo que hizo-
-¿Hacer qué? ¿Quién? - esperé un largo minuto y solo el silencio se presentó – ¿Clementina? Dime por favor – más segundos de espera y nada – ¿porque siempre me hablas y luego me ignoras?- reclamé.
-¿Con quién estás hablando? – mi madre se encontraba recargada en la puerta esperando una respuesta.
-Con nadie – me apresuré a responder comenzando a vestirme.
-¿Estás hablando sola? – preguntó extrañada.
-No mama, yo no dije nada – su mirada me demostró que no me creía.
-Han venido a buscarte –sonrió mientras arqueaba una ceja.
-¿Quién? – Corrí mis ojos fatigada - ¿Theo?
-No – salió de mi habitación – apresúrate.
Me sorprendí al ver a Nico atravesando la puerta detrás de mi madre; ella estaba con una sonrisa desmedida y yo me ruboricé enseguida. Mi madre comportándose como toda una anfitriona le ofreció sitio mientras justificaba su próxima ausencia para traer café.
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El bosque y yo
ParanormalValentina acaba de perder a su hermana gemela y su vida esta destrozada. En busca de paz visita el bosque en el que pasaba tardes enteras junto a ella. A partir de ese momento ya nada volverá a ser lo mismo Valentina esta a punto de encontrar...