El camino estuvo lleno de un horrible silencio que no me ayudaba para borrar las horribles imágenes que se habían registrado en mi cabeza. Sentía un miedo y una culpa que tenían angustiada cada parte de mi cuerpo.
¿Por qué tenía que ser yo la culpable de todo lo que estaba pasando?, yo solamente era una chica, que hasta hacía pocos días no tendría nada interesante que contar.
Un hombre había sido asesinado a sangre fría por mi culpa, pero ¿Por qué dos en mi lista? Entendía perfectamente el lugar del hombre de la estación de gasolina en mi lista y tenía sospechas de quien podría ser la segunda persona pero, eso no podía ser posible, mi cabeza se negaba a creer lo que estaba pensando.
Ser acechada por una maldita asesina me provocaba mucho coraje, una rabia que, de confirmar mis sospechas con referencia a la lista inventada por esa sucia mujer, explicaría muchas cosas, cosas que habían quedado olvidadas dentro de mí, pero eso no sería bueno, no si por mi cabeza taladraban pensamientos horribles, llenos de furia y venganza, yo esperaba con todas mis fuerzas que lo que pensaba no fuera real y que mis pensamientos criminales desaparecieran, pero saber toda la verdad solo dependía de Clementina, solo ella me diría la verdad.
Nico me dedicaba alternadas miradas en completo silencio, sentirlo me ayudaba a tener una increíble mejoría, quería valorar su compañía, sin fantasmas y maldad de por medio. Como si fuéramos solo unos inocentes enamorados, disfrutando de la compañía mutua, del bosque, pero eso estaba lejos de suceder.
Tomé su mano sin pensar, olvidándome de lo que pudiera ser correcto o incorrecto, ahora lo único que me interesaba era su consuelo, su compañía, su aroma cubriendo hasta el último de los rincones de mi cuerpo, su sonrisa y creerme correspondida por el hombre que conducía para alejarme del peligro, sin pedir nada a cambio, ¿Por qué lo hacía? ¿Que había hecho yo en la vida para merecer que él se cruzara en mi camino? Sonreí al mismo tiempo que el correspondía a mi tacto en completo silencio, mi corazón comenzó a sosegarse y todos los malos pensamientos a desaparecer.
Llegamos al bosque, al bosque que siempre fue mi lugar favorito, donde había pasado tantas cosas y que ahora sería mi hogar, donde yo permanecería alejada de todo peligro, con la compañía de una persona que conocía de pocos días y se había robado mi corazón, parecía bonito pero el motivo de que yo estuviera aquí no era bueno.
Los pinos pasaban a mi costado al mismo tiempo que mis pensamientos, la lluvia se hizo presente en pequeñas gotas, nublando la vista de Nico.
Se detuvo frente a la cabaña, la cual estaba completamente terminada, parecía esconder un lindo ambiente familiar, mi boca se abrió con sorpresa siendo interrumpida por una enorme sonrisa. La iluminación era perfecta para embellecer la sencilla fachada.
—Es hermosa—expresé impresionada.
—Pues será nuestro hogar temporal, es bueno que te guste.
La lluvia comenzó a caer a cantaros, imposibilitándonos abandonar el coche, el cielo parecía enojado, tal como yo me sentía, enojada por la injusticia que había presenciado, por el horrible asesinato que la zarrapastrosa había cometido.
—No quiero verte triste—acarició mi mejilla con una dulzura que me derretía—sé que es muy difícil todo lo que está pasando y si yo tengo dudas, puedo imaginar perfectamente cómo te sientes, pero creo que podemos hacer un esfuerzo por no hacer más difícil este momento, podemos intentarlo ¿sí?—asentí con media sonrisa.
La tormenta no parecía ceder, así que con un poco de risa tomamos la decisión de correr con todas las cosas.
La cabaña estaba equipada tan bien, como un lindo hogar, Nico había terminado demasiado rápido, parecía casi imposible que todo estuviera listo en tan poco tiempo.
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El bosque y yo
ParanormalValentina acaba de perder a su hermana gemela y su vida esta destrozada. En busca de paz visita el bosque en el que pasaba tardes enteras junto a ella. A partir de ese momento ya nada volverá a ser lo mismo Valentina esta a punto de encontrar...