CAPITULO 3 UN SUEÑO

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Me senté a su lado sintiendo como mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho, su aroma a cítrico y tabaco me tenía hipnotizada y su voz era música para mis oídos.

—Vivo a las afueras del pueblo con mi mama, mi papa y mi hermana y soy feliz, pero... —hizo una pausa mientras meditaba lo que iba a decir —hace dos años iba a casarme —hizo otra pausa y con su mano apretó sus cienes —pero Lisa mi prometida murió. Trabajábamos a tres horas de aquí y nuestro plan era quedarnos, pero cuando todo pasó, mi familia me apoyó en todo momento y gracias a ellos recuperé mi vida, mis ganas de seguir —él tenía la mirada en el suelo y yo permanecía en silencio imaginándome lo terrible que debía sentirse —no empecé a construir antes porque tenía miedo, esa es la verdad, no quería vivir solo, porque quizá la soledad me traería recuerdos, pero ahora, ahora me siento bien, digamos que me gradué de la depresión y ahora mi motivo de cada día es mi cabaña, mi futuro hogar —de pronto sonrió y volteo a verme, yo tenía un semblante afligido y mis ojos amenazaban con llorar —lo siento valentina, no quíse asustarte, es solo que me sentí en confianza contigo y hable de mas, ahora no cuento con muchas amistades ya que me he dedicado a superar mi dolor, te gradezco mucho por escucharme —guardó silencio, apagó su cigarrillo, sobó su cabeza confundido y luego me miró —siento mucho lo de tu hermana.

—¿Cómo sabes lo de mi hermana? —pregunté al instante.

—Todo se sabe en este pueblo, tu y yo lo sabemos, todos decían que eran muy unidas, y se por lo que debes estar pasando, perder a alguien con quien compartiste tantos momentos es terrible.

—Gracias —dije desconcertada bajando la mirada, sostuvo mi mano con fuerza y luego de eso me abrazó, mi sangre se disparó a toda velocidad por mis venas y mil mariposas se paseaban por todo mi cuerpo, sentí como se limpiaba una lagrima para después pretender que no lloraba y se separó de mi lentamente.

— ¿La has soñado alguna vez? A tu hermana quiero decir —preguntó con el ceño fruncido.

—No, no la he soñado pero me encantaría, quizá de esa manera yo encontraría consuelo, pero hace dos semanas que todo simplemente terminó.

—Si lo entiendo, yo esperé mucho tiempo con la esperanza de soñarla más nunca pasó, lo cual me me destrozó y yo ya no puedo esperar más, ahora estoy continuando con mi vida.

Estoy bien

— ¿Dijiste algo?

—Dije que ahora estoy continuando con mi vida.

—Eso lo escuché perfectamente, pero escuché algo mas —sentí un frío recorrer todo mi cuerpo, miedo y curiosidad a la vez.

Dije que estoy bien Vale

—Ahí está —salté de mi lugar y mi sonrisa salió casi como una carcajada —¡La escuché Nicolás!, ¡Te juro que la escuché! —él se levantó de su lugar viéndome incrédulo, comencé a saltar en mi lugar, viendo para todos lados, buscándola, y mientras festejaba me abalancé sobre él, abrió sus brazos como si estuviera esperándome y cuando me percate de la cercanía de nuestros labios mi cuerpo se sosegó por completo, me quede unos segundos viendo sus finos labios y me zafé de sus brazos con rapidez.

—Lo siento, no quise...

— ¿Estas segura de que la escuchaste? —él estaba pasmado.

—La escuché Nico, perdón Nicolás, si era ella, puedo sentirlo, era ella —sonrió y tomó mis manos.

—Lisa me llamaba Nico...

—No quise Nicolás lo sien...

—Se sintió bien viniendo de ti —me interrumpió con alegría y sonrió sin soltar mis manos.

—La escuché —dije con sutileza —Entiendo si no me crees, pero la escuché y ahora sé que está bien —miré hacia el cielo y sonreí — ¿Podrías hablarme de nuevo? —mantuve mi mirada esperanzada y sonriendo como una tonta. No obtuve respuesta y bajé mi cabeza resignada, Nico levantó mi rostro con delicadeza.

—Te creo Valentina, pero no debes estar triste si ella no te habla, seguro volverá a hacerlo.

—Es solo que tengo miedo de no volver a sentirla —con media sonrisa, suspiré conformada —creo que ya es hora de que me vaya —acomodé mi cabello detrás de mis orejas y tomé mi mochila del suelo.

—No quiero que te vayas Vale —me tomó de la cintura y sentí como mi pulso se aceleró de inmediato. "Vale" era como Clemen me decía, y se sentía bien — ¿podrías estar conmigo mientras trabajo? Bueno —rascó su cabeza y sonrió avergonzado —Digo por si Clementina quisiera hablarte de nuevo —sonreí al darme cuenta de la excusa que había usado para disfrazar el deseo de estar conmigo y yo necesitaba que alguien me pellizcara y me sacara de este increíble sueño.


           

Gracias a los que leen

El bosque y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora