Y entonces te encontré.
Esperabas cualquier cosa.
Fue tan fácil convencerte.
No hice más que decirte lo que querías oír, solo eso.
Era como si realmente quisieras venir conmigo.
Incluso quise tratar de que estuvieses segura,
quizá para sentirme seguro yo.
Quizá para hacer que fuera más complicado.
Y es que tú, con tus faldas pastel, eras una presa tan inocente,
que tuve miedo de que no fueras suficiente.
Probablemente fue mi culpa,
por convertirme en esa «cualquier cosa» que tú esperabas.
Pero mi primer error fue haberme enganchado a tu olor por las noches,
fue buscarte con la mirada cuando oía tu nombre,
esperar a la entrada del instituto solo para que tú me dieras una de tus sonrisas.
Quería creer que aquello era sano,
que no me estaba enamorando como lo estabas tú de mí.
Fue más fácil convencerme a mí que a ti.
Entonces comencé a pensar que el que no era suficiente era yo,
que merecías a alguien que no se hubiese aprovechado de lo que ofrecías.
Dejé de esperarte por las mañanas, por más que extrañara el sonido de tu voz al darme los buenos días,
aunque, sin ninguna duda,
lo más difícil fue soportar que tú dejaras también de extrañarte al no verme.
Tan rápidamente,
como si ya supieras lo que ocurría.
Tú lo notaste.
Te grité que me dejaras en paz, que tu presencia me era insoportable, y quizá aquello era cierto, pero solo por el hecho de ver como tu corazón se partía al son de mis palabras.
Eras tan vulnerable.
Cualquiera podría haberte dañado sin esfuerzo, y sin embargo me tocó a mí el ser el que te hiciese llorar por primera vez.
En mi cabeza resonaban tus palabras, esas que, quizá, y solo quizá, también resquebrajaron mi propio corazón.
Supongo que lo único que quería era que fueras fuerte.
Conseguí lo que me había propuesto, que estuvieses preparada para que nadie más fuera a tratarte como yo te había tratado, que no dejaras que nadie que no fuera la persona correcta, te hiciera sentir peor. Que valías más que yo y todo imbécil que se pareciese a mí. Que te quisieras lo suficiente como para renunciar a algo que te hace sufrir.
Te hice fuerte.
Y solo de ver en la persona en la que te has convertido, me siento orgulloso de haberme enamorado de ti como lo hice, y es que
verte con una sonrisa es lo mejor que me ha pasado en la vida.
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𝑑𝑎𝑖𝑠𝑖𝑒𝑠' 𝑡ℎ𝑒𝑜𝑟𝑦
PoesíaEncontrémonos en este pequeño espacio en el que plantaré las palabras de una margarita con pensamientos infinitos. ;; 🌹 porfa porfa, no copies algo que yo haya escrito. Entiendo que si escribes en prosa y hablas (") de algo similar, los textos se p...