Anécdota

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Y después de rogarte que no te fueras, desapareciste.

Como la marca de las olas en la arena, como el olor a tierra mojada cuando hace un día soleado.

No quiero rogarte por lo que hiciste, pues mil y una razones entiendo. 

Pero comprender, sin saber, se tornó un infierno.

Y después de mojar mis pies con el agua prendada de la sal, pensé un poco sobre aquel día.

No tardaste en reaparecer por aquella puerta, llorando con lágrimas mentoladas. 

Te miré, te vi. 

Oí lo que decías.

Y sé que me quisiste, porque yo también lo hice,                                                                                                     pero más me quise a mí.

𝑑𝑎𝑖𝑠𝑖𝑒𝑠' 𝑡ℎ𝑒𝑜𝑟𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora