Capítulo N° 14 - La grieta

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En Nevertown (Narrado por Alex)

Nos quedamos perplejos mirándonos unos a otros sin creer aún lo que acabábamos de oír. ¿Realmente dijo que un ciudadano se había escapado? ¿Será posible salir de aquí realmente?

- Si ese sujeto pudo... ¡Nosotros también podríamos escapar!... ¿cierto? - exclamó Bob con una expresión entre alegría y confusión. Nos miramos mutuamente y nos dirigimos rápidamente a la puerta dispuestos a salir, aún sabiendo que minutos atrás estaba completamente sellada.

Corrimos hacia la entrada y nos llevamos la sorpresa de que la puerta ya no tenía traba y podía abrirse normalmente. Sin dudarlo ni un segundo más salimos de inmediato y nos impactamos con la escena que se presentaba delante de nuestros ojos. Todas las personas vecinas corrían de un lado a otro de manera desesperada a los gritos. Enfoqué mi mirada en la casa de enfrente y logré distinguir a Nikki llorando con las manos en la cabeza.

- ¿Qué está pasando? ¿Qué es todo esto? - grité dirigiéndome hacia ella corriendo. Un fuerte sonido envolvía el ambiente y los alaridos de las demás personas era casi intermitente.

- ¡ESTAMOS EN PELIGRO! - respondió de manera desgarradora, como si estuviese por venir el fin del mundo - La ciudad... ¡La ciudad está abierta!

Esa última frase hizo que en mi rostro se figurara una sonrisa de oreja a oreja y que cerrara el puño triunfante. Ahora el problema era... ¿Donde está Elena?

- ¡GENIAL! ¡Tenemos que salir ahora! - grité contento dando media vuelta para correr hacia los chicos que continuaban parados mirando hacia todos lados el alboroto de gente.

-! ¡No! ¿Qué haces? -dijo ella tomándome del brazo - ¿Estás loco Alex? Es peligroso afuera, ¡podríamos morir!

- ¿MORIR? -pregunté incrédulo - ¿De qué demonios hablas? No pienso morirme encerrado en esta ciudad de mierda.

- ¿Eres estúpido? ¡No hay oxigeno afuera Alex! ¿Qué carajos pasa contigo? ¡Tú más que nadie sabes el grave peligro que corremos todos al salir allí afuera!

Hice oídos sordos, todos en esta ciudad estaban locos, ¡todos! ¿Qué clase de disparate es ese? Es lógico que el oxígeno sería el mismo estando aquí dentro que afuera ¡Ni que estuviéramos en una burbuja!... ¿O si? No quise seguir charlando con ella y volví de inmediato a la casa de enfrente. Al voltear y verlos noté que todos estaban hipnotizados mirando al cielo. Levanté la vista y nunca creí ver lo que había allí. Un inmenso agujero negro que poco a poco se iba agrandando y una fina grieta que parecía terminar en algún lugar de los límites de la ciudad.

- ¡CHICOS! -grité con entusiasmo - ¡Es hora de irnos! ¡YA!

- ¿Qué? - exclamó Ray tomándome de los hombros - ¿Acaso no ves esa cosa en el cielo Alex? ¿Estás loco?

- Ya no me afecta que continúen tildándome de loco. Ni ustedes ni toda la gente chiflada de este lugar. Si quieren quedarse y morir encerrados en esta maldita jaula, los dejo. Yo me voy - Mi decisión pareció estremecerlos y al dar media vuelta sentí que alguien apoyaba su mano en mi hombro deteniendome.

- Estamos contigo... - murmuró Mikey mirándome seriamente bajo sus anteojos. Asentí con firmeza y comencé a correr mientras ellos me seguían por detrás. La gente continuaba gritando sin parar y los gritos cada vez se tornaban más y más ensordecedores. ¿Acaso creen que gritando lograrían algo? ¡Deberían cuidar más el oxígeno si tanto les preocupa! Rápidamente nos dirigimos sigilosamente por entre la gente de la ciudad que estaba sumamente alterada, siguiendo el recorrido que dejaba la inmensa grieta marcada en el cielo.

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