Capítulo N° 17 - Originales

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Comenzó a hacer mucho calor y la roca parecía más grande de lo que se la veía. La altura comenzó a darme vértigo y comencé a respirar de manera entrecortada. No podía rendirme ahora, no después de haber llegado tan lejos y de tener a Alex apenas a unos metros. Comencé a gritar con todas mis fuerzas pero nadie me oía, mis esfuerzos eran en vano.

El bosque se veía tan hermoso desde lo alto que no parecía ser el mismo lugar tétrico repleto de neblina que recordaba. Agudicé la vista hacia la derecha y a pocos metros de unos árboles vi corriendo a alguien a toda velocidad. Me sobresalté al ver que se trataba de Alex... pero no era Alex, era el OTRO Alex.

Se me juntaron las dos vistas en el mismo panorama: por un lado mi amigo Alex bajo un árbol y del otro lado un Alex corriendo a toda prisa, como si estuviese escapando de algo o de alguien.

Me quedé muda, ¿cómo era posible que haya dos Alex en el mismo lugar? ¿Estaba soñando? ¿Esto es real? Pasé nuevamente mi mano por detrás de mi cabeza y al rozar mi nuca un fuerte ardor hizo que gimiera débilmente. ¡¿QUÉ DEMONIOS TENGO QUE ME DUELE TANTO?!

Comencé a bajar con cuidado por el otro lado de la gran piedra blanca y perdí de vista al Alex que iba corriendo a toda prisa por entre la espesura de los árboles. El descenso de este lado no era tan peligroso como del otro, así que no tardé demasiado en estar apenas a unos metros del suelo.

Cuando estaba a punto de bajar de un salto, noté que los muchachos que estaban sentados bajo aquel árbol se habían dormido y para mi gran sorpresa Alex, el verdadero Alex, estaba sentado con la boca abierta mirándome sin poder articular palabra. Cuando ya estaba apenas a un metro su rostro se transformó en una inmensa sonrisa.

- ¿Elena? - gritó Alex sorprendido al verme parándose de un salto - ¡Elena! ¿¡Eres tu!?

- ¡Alex! - exclamé entusiasmada. Él aún se encontraba a varios metros de mi y no lo alcanzaba a divisar bien como lo hacía desde lo alto. Cuando toqué el suelo comencé a correr pero alguien a mis espaldas me detuvo de un fuerto golpe y me derribó al suelo.

Me habían golpeado la cabeza y no comprendía que pasaba.

- ¡Ey!- grité a mi agresor sin haber visto aún su rostro - ¡Suéltame!

- ¿Quieres saber que te iba a pasar si cruzabas? - dijo aquel sujeto. Al voltearme noté que era Frank con una mirada frenética. De repente me soltó y tomó una piedra del suelo. Por un instante creí que la estamparía contra mi cráneo pero por lo contrario la arrojó hacia el lado donde estaba mi amigo Alex.

La pequeña roca volaba a toda velocidad por los aires y de pronto, en medio de la nada, quedó pasmada como si una pared invisible la hubiera detenido. Me quedé anonadada con la boca abierta sin poder emitir sonido.

- ¿Ves? - exclamó mirándome conmocionada -Ellos pueden entrar, pero nosotros no podemos salir.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? -de repente noté que Alex corría hacia mí -¡ALTO! ¡DETENTE!

- ¿¡QUE?! ¿¡PORQUÉ!? -gritó sorprendido sin poder verme. Frank y yo nos encontrábamos un nivel más elevado que él sobre una colina y podíamos verlo perfectamente por entre los árboles -¿Qué pasa Elena?

- Es un campo... Un....

- Un campo de electricidad magnética - agregó Frank con la respiración agitada mientras intentaba recobrar el aliento. Un escalofrío recorrió por mi espalda, no terminaba de comprender de qué hablaba, pero las piezas de a poco se unían como un rompecabezas.

De repente un fuerte sonido hizo que saltara de un susto. La bala de un arma había salido disparada dirigida hacia Frank y le había perforado el cráneo al instante.

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