d o c e

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—Ya lo has hecho —Contesté, sarcástica, a lo que Jimin solo sonrió.

—¿Has estado evitándome durante todo el día, cierto?

Fruncí levemente el ceño, Jimin pareció notar mi reacción, sus labios se curvaron en una sonrisa molesta, hasta puede que insegura.

—¿Por qué me evitas? —Volvió a preguntar.

En ese instante lo único que deseaba era que Jimin desapareciera de la misma forma en la que lo había hecho hacía un año. No quería tenerlo delante, no quería tener a la persona que me había dejado destrozada delante.

—Contéstame Hyeon —Ordenó. Levantó su mano para encerrar mi brazo entre esta, evitando que echara a correr.

—No.

—¿Cómo que no?

—Suéltame —Pedí, empezaba a sentir la culpa, la tristeza, las lágrimas acumularse en mis ojos.

Su presencia me inducía a sentir un pinchazo en el corazón, pero no era un dolor físico, era algo emocional, algo que me consumía des de dentro.

—Contéstame Hyeon ¿por qué me evitas?

—¡Eres un imbécil!

Sentí como las lágrimas rodaban por mis mejillas, no intenté secarlas cuando comenzaron a golpear el frío asfalto de la carretera, simplemente dejé que fluyeran, les permití a los sentimientos, que tanto tiempo había tenido retenidos, salir.

Oí como Jimin traga saliva, conseguí soltarme de su agarra para encontrarme con una mirada que de inmediato me recordó a Jimin antes de que se hubiera marchado.

Tenía la mandíbula apretada, los labios fruncidos y había una pizca de tristeza en sus ojos. Cuando cruzó mirada conmigo palideció.

—¿Por qué me evitas? —Repitió, esta vez, el tono de su voz era muy bajo, un simple susurro. Tenía la voz rota, como si fuese a llorar.

—Dejo el trabajo. Desaparece de mi vida de una vez, justo como lo hiciste la última vez —Los ojos de Jimin se redujeron un poco, como si realmente estuviera evitando echarse a llorar. Volvió a tragar saliva.

—¿De verdad quieres que desaparezca de tu vida? —El tono serio que utilizó para pronunciar aquella frase me hizo dudar. Por un instante, tuve la necesidad de abrazarle, de sentir el calor de su cuerpo contra el mío, de poder reconfortar el dolor que sentía con él, con la persona que me lo había causado.

Asentí, incapaz de pronunciar palabra sin volver a echarme a llorar, Jimin se rascó la cabeza, con duda.

—Hyeon escúchame.

—Que no, desaparece, ¡lárgate!

—Déjame explicarte porqué me fui aquella vez.

—Vete, ahora.

—¡Hyeon!

—¡Jimin!

Jimin se despeinó el pelo de forma brusca, entonces, resopló y cruzó el espacio que nos separaba, colocando su mano justo en el hueco de mi cintura. Utilizó su mano libre para acercar mi cuerpo al suyo y unirnos en un beso.

Las lágrimas volvieron a caer al sentir el suave tacto de sus labios, aquello que había añorado durante tanto tiempo.

Correspondí a su beso, sintiendo el sabor amargo de mis lágrimas, enjuagado por las millones de reacciones que mi cuerpo estaba teniendo en ese instante.

Jamás encontraría a nadie que me hiciera sentir como Park Jimin lo hacía, pero aquello no era correcto.

Coloqué mis manos en el pecho de Jimin, apartándolo suavemente de mi, hasta que quedamos a un par de metros de distancia.

—Déjame contarte porqué lo hice —Suplicó. Todo rastro de aquel nuevo Jimin que me había estado acechando durante todo aquel tiempo había desaparecido. Frente a mí, se encontraba aquel Jimin que se preocupaba por no llevarme el desayuno a la cama, aquel Jimin que me traía margaritas y el que peinaba y trenzaba mi pelo mientras veíamos películas, acurrucados en el sofá del comedor del piso de estudiantes.

—Ya has hecho suficiente, de verdad, lárgate.

Las heridas de mi corazón que se habían curado volvieron a aparecer. Jimin bajó su cabeza para mirar el suelo, como si fuese lo más interesante del mundo.

—Te llamaré —Confesó— No me iré de tu vida hasta que me dejes explicarte porqué lo hice.

No dije nada más mientras Jimin pasaba por mi lado para irse, tampoco mientras oía sus pasos alejarse en la oscuridad de las calles. Simplemente me quedé quieta, dejando que el silencio y la oscuridad me rodearan.

—¿Todo bien? —Preguntó Yoongi al ver que volvía a sentarme en mi puesto original.

—Sí, todo genial —Intenté sonreír, no quería que Yoongi montara una escena con Jimin, tampoco que se preocupara por mí.

—Entonces, ¿te pasaste toda la noche viendo algún documental de animales en peligro? Porqué me llevas unas ojeras que te llegan al ombligo.

Quise reírle la gracia, pero de mi boca solo escapó un suspiro.

Oí como la silla en la que Yoongi estaba sentado chirrió, entonces me encontré frente a frente con mi amigo, quien me miraba atentamente, en silencio. Entonces, escribió un número de teléfono en un papel y me lo tendió, lo cogí con duda.

—Llama para encargar el ataúd, voy a matar a un capullo —Sonrió de forma maliciosa, repartiendo escalofríos por todo mi cuerpo.

Al ver a Suga caminar hacia la salida de la planta, corrí hasta alcanzarlo, lo llevé a rastras hasta que se volvió a sentar en su silla.

—No hagas una montaña de un grano de arena —Le dije, regañándolo. Yoongi se encogió de hombros, pareció un niño pequeño siendo regañado por su madre al coger más de un caramelo— Simplemente no me sentía cómoda haciendo ese trabajo, así que lo dejé. Jimin y yo pactamos mi despido sin ningún altercado —Mentí.

—Si no fuese porqué te conozco mejor que a mi palma de la mano, me la colarías, mentirosa.

Yoongi se levantó de la silla y enrolló sus delgados brazos en mi cuello, atrayéndome hacia él.

—Sabes que me tienes aquí para lo que necesites, así que si quieres llorar, ve a buscar una toalla, colócala en mi hombro y luego llora.

Reí con su frase, pero al instante la risa que había conseguido salir de mí se volvió un sollozo, algo que terminó por ser un llanto extremadamente ruidoso, siendo tapado por el hombro de Yoongi. Colocó una de sus manos en mi cabellera, acariciando mi pelo.

—Shh, aquí estoy Hyeon.

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Soy una gran fan de escuchar esto con música lenta de BigBang, me entran todos los feels T-T

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