v e i n t i n u e v e

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Tuve que releer el mensaje que Jungkook me había enviado al menos diez veces.

Sentí como comenzaba a entrarme taquicardia y no precisamente de la que te viene al ver a la persona que más quieres, o a un Yoongi enfadado con una chancla en la mano.

Eso sí daba miedo.

¿Qué debía hacer ahora? Tenía a Min Pelo lechuga y a Park acababa de pasar la mejor noche de mi vida Jimin en el salón y ahora tenía que lidiar con Jeon quiero que nos veamos Jungkook.

Era domingo, y sí, me había olvidado completamente de que Jungkook quería que nos viésemos aquel día. Excusé mi mala memoria con el hecho de que este último día había sido bastante intenso.

Y por un segundo el problema de Jungkook me pareció desapercibido.

Me había acostado con Jimin justo después de que él me pidiera salir... y no le había dado respuesta.

Jimin no parecía acordarse de aquello, ya que no lo había mencionado ni una vez, aun así, tenía cierto miedo, la misma pregunta rondaba en mi cabeza como un misil, formulada de otra manera.

¿Quería yo estar con Jimin? La respuesta era un sí, lo que no estaba claro, era que para él, solo fuese un reto y terminara dejándome antes de que llegara a asimilar que estaba junto a él de nuevo.

El sonido de la risa de Jimin y un bufido de parte de Yoongi me volvieron a la realidad. Tenía que contestar a Jeon, no podía volver a dejarle tirado. El pobre chico me había pedido que tomáramos un café tantas veces que si volvía a decirle que no podía probablemente me lanzaría una piedra, o un ladrillo, lo que tuviese más cerca.

Tenía que salir de casa sin que ninguno de los dos chicos se molestara por ello. Yoongi por no poder hacerle comida y por tener el termostato a menos de cinco mil grados y Jimin... sinceramente no lo sabía, no sabía nada de lo que él pensaba sobre mí.

Puede que fuese hora de que se lo preguntara de una vez.

Y no, contrariamente a lo que había parecido, no iba a escaparme de casa, porqué aquello me traería más problemas de los que ya tenía.

Y ahora que me paraba a pensar en problemas, tenía que terminar un informe para mañana.

Demonios, mi día no paraba de mejorar.

Le dije a Jungkook que iba a verle en la cafetería de la última vez en una hora, su contestación llegó minutos después, el emoticono de una cara sonriente tintineó en la oscura pantalla.

Me encaminé, intentando mostrarme segura, frente a Jimin y a Yoongi. Tenía una sensación rara, mala, por así decirlo. En el momento en el que entré el campo de visión de los dos hombretones, los nervios invadieron mi organismo, ¿por qué estaba tan nerviosa? Me senté en el espacio que había entre ambos y tragué saliva, incómoda. Los chicos estaban viendo un programa de perros dirigido por una señora a quién se le caía la peluca cada cinco segundos, me pregunté si lo estaban viendo por la peluca o por los perros. Uno de ellos se parecía mucho al bebé de Yoongi, su querida Min Holly.

—Chicos...

—No —Dijeron ambos a la vez.

—Qué. ¿Cómo que no? ¡Si no me habéis escuchado decir nada!

—Seguro que vas a pedir dinero o bien que tienes que salir un momento —Habló esta vez Yoongi mientras se terminaba la taza de café y me la dejaba en el regazo para que se la volviera a llenar.

Como lo supo.

Esta vez fue el turno de Jimin, asintió con la cabeza, mostrándome su cara como si se sintiera afligido.

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