10
Planché con perseverancia la falda reglamentaria del uniforme que me habían entregado el día anterior. Me encontraba nerviosa, muy nerviosa para ser sincera.
Tenía miedo de lo que podía ocurrir durante aquel trabajo.
Quería mantenerme alejada de Jimin lo máximo posible, pero el hecho de trabajar personalmente para él, no lo hacía nada fácil.
Suga se ofreció a llevarme en su moto por la mañana, aparcó, como siempre en el párquing de empleados y entré junto a él.
Me despedí de mi mejor amigo en su planta y seguí subiendo hasta llegar a la famosa y conocida planta de mármol. Los trabajadores que ya se encontraban ahí me saludaron con educación, me pareció extraño el hecho de que ahora si notaran mi presencia, o al menos tuvieran la educación de saludarme.
Al fin y al cabo, era la "nueva".
Toqué la puerta con algunos golpes, asustada, me sentía como si estuviera a punto de entrar a la cabaña del lobo.
El día anterior, Jimin me había dado una llave de su despacho, diciéndome que si él no abría podía entrar yo con la llave y ahora la tenía en mano.
La coloqué en el pomo de la puerta y la giré, provocando que la puerta se abriera de golpe. Entré en el despacho y cerré, dejándome en completo silencio.
El despacho se encontraba como siempre. Cada uno de los utensilios para escribir, grapar y hasta archivar colocados meticulosamente. No pude evitar comparar al Jimin de antes con el de ahora. Antes, Jimin era alguien desordenado, torpe, pero parecía que había cambiado, parecía una persona completamente nueva. Me inundaba una tristeza enorme al pensar en como había terminado mi historia con Jimin, todo el drama, todas las lágrimas ¿alguna vez habría él pensado en mí después de marcharse? La única solución que cabía en mi cabeza era un no, un rotundo y absoluto no.
De repente, el sonido de una puerta abriéndose a mi izquierda me sacó de mis cavilaciones, no había visto la puerta que empezaba a abrirse.
Vapor comenzó a salir por la rendija que se había formado, de dentro, apareció Jimin, usando unos pantalones trajeados de color negro, mientras se abrochaba la camisa, solamente tenía el botón más bajo atado, por lo que la silueta de Jimin no tardó en inundar todos mis sentidos.
Algo que no había visto antes.
Recordaba algunos encuentros que había tenido con Jimin, su cuerpo había cambiado drásticamente en un año.
Las líneas de su abdomen me secaron la garganta, tanto, que tuve que apartar la mirada para no empezar a toser.
—Llegaste en punto —Habló él, con una voz calmada.
—Es la idea —Contesté, irónica. Casi pude oír como Jimin bufaba, indignado por mi tono de voz.
—No va a ser un día difícil —Comenzó a hablar— Así que no vas a cansarte mucho.
Jimin me tendió un sobre lleno de papeles, lo abrí, sacando cada uno de los papeles que abultaban. Eran copias de rendas financieras, cálculos empresarios. Lo miré con un interrogante y sonrió, sus ojos desaparecieron por culpa de sus mejillas.
—Visitaremos a mi mayor fuente de ingresos, a la razón por la que esta empresa no está en la ruina, así que quiero que hagas y digas exactamente lo que yo te diga.
Asentí, no muy convencida de hasta que punto tendría que hacer lo que él dijera.
—Como secretaria, llama al socio que vamos a visitar y confirma nuestra entrevista para las diez, estaré listo para entonces... Después, prepárame el coche y el almuerzo.
Se me cayó la mandíbula al suelo.
—¿El almuerzo? —Pregunté, sorprendida.
—Desayuno, almuerzo, ¿qué más da?
—¿Te crees que soy tu esclava o algo?
Jimin, quien antes me daba la espalda ya que estaba tomando la americana encima de uno de los sillones, ahora me observaba con desagrado. Entre sus cejas se formaban unas ligeras arrugas. Comenzó a dar pasos en mi dirección y empecé a entrar en pánico.
Retrocedí hasta chocar contra una pared, pero por más que me hubiera apartado, Jimin siguió avanzando, provocando que quedara contra la espada y la pared, literalmente.
Jimin presionó su mano derecha contra la pared a mi lado y usó su izquierda para agarrar mi barbilla, para que lo mirara directamente a los ojos.
Dio un par de pasos hacia adelante, intenté pegarme más a la pared, pero todo mi cuerpo, ya rozando las frías paredes, no quiso moverse. Jimin rozó su cuerpo con el mío, provocándome un cosquilleo en zonas en las que hacía mucho tiempo que no sentía. Me miró sonriente al notar como mis mejillas se coloreaban.
—En esta empresa hay normas y si no las cumples, vas a tener una penalización —Comenzó, más cerca de lo que me hubiera gustado— Número uno, ten respeto a tu superior. Ya la has roto.
Tragué saliva, por alguna razón, el miedo cruzaba frenético toda mi sangre, avisándome de que me alejara de aquel lugar antes de que fuese demasiado tarde, así lo quise hacer, pero Jimin acercó su mano derecha a mi cintura, dejándome completamente encerrada.
El señor Park acercó su cabeza a la mía, tanto que llegué a pensar que me iba a besar, pero cuando su rostro comenzó a bajar hasta llegar a mi cuello, no supe si sentir alivio o miedo.
Jimin rozó sus labios contra la piel sensible entre mi clavícula y mi cuello, ondas de calor se enviaron des de mi cerebro hasta el resto de mi cuerpo.
—Jimin, ¿qué haces? —Intenté hablar de la forma más lúcida posible, pero me fue imposible evitar algún que otro suspiro de placer al notar sus besos húmedos.
Jimin mordió la piel que había estado besando y empezó a succionar.
Cuando mi cerebro fue capaz de abandonar las pasiones carnales aparté a Jimin apretando su pecho, intentando ignorar las ganas de llorar que me llegaron al pensar en Jimin y yo.
—Procura no volver a romper una regla —Se acomodó la corbata de color negro a la par que clavaba sus orbes oscuros en mí.
—Solo sé una regla.
—Se harán a medida que yo quiera.
Y dicho aquello, abandonó la habitación después de tocar con la yema del dedo, la marca que había dejado en mi cuello.
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Estoy feliz de que nuestros niños estén recibiendo tanta atención <3
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Home ✥ Pjm ⁑
Fanfic"Por qué amas a alguien que solo va a destruirte? Por qué respiras si vas a morir igualmente?" ✵Heterosexual ✵100% original ✵Actualizaciones lentas ✵Prohibido el...