d i e c i n u e v e

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19

—Jeon Jungkook —Pronunció Jimin, sílaba por sílaba.

—Park Jimin —Le contestó el mencionado.

—Kang Hyeon, encantada.

Me metí entre los cuerpos de los chicos, ambos bajaron la cabeza para mirarme, me encogí de hombros, había intentado bajar los humos de la situación, que habían aparecido sin ninguna razón alguna, pero después de que ambos chicos me miraran durante unos segundos, volvieron a escudriñarse con los ojos. ¿Era esto una de esas situaciones en las que ambos iban a pelearse y luego a besarse como si no hubiera un mañana? No estaba muy segura de que si fuese aquella situación, me gustaría. Nota mental: Hablar con Yoongi sobre si es normal que me imagina escenas homos con gente de la calle. En realidad, era mejor que me lo callara.

Jimin descendió los peldaños que separaban la puerta de mi casa con la calle, caminó, tranquilo, en dirección al coche de Jungkook, a su propietario y a mi.

—¿Te ha dado alguien el permiso para traerla a casa?

Jungkook miró a Jimin con los ojos como platos, entonces entonó una aguda y sarcástica risa.

—¿Y a ti por creerte alguien para darme ese permiso? Estás siendo celoso por ninguna razón —Jimin respiró hondo al escuchar las palabras de Jungkook. Entonces, tanto él como el pelinegro avanzaron hasta que se separaban únicamente por mi cuerpo.

—¿Celoso? Yo no soy celoso, soy territorial. La diferencia, querido amigo, es que los celosos se quejan por algo que quieren y no es suyo. Ser territorial es proteger algo que ya es tuyo.

Procesé con lentitud las palabras que habían salido de la boca de Jimin, una mezcla de mariposas y cabreo llenó mi estómago.

—¿Disculpa? —Pronuncié, cruzándome de brazos y ganándome la mirada de mi jefe— Yo no soy de tu propie...

El sonido de carne contra carne me hizo parar de hablar, miré, con horror, como el cuerpo de Jimin se precipitaba hacia atrás con una enorme marca roja en la mejilla, ademas de algunas gotas de sangre salir por su nariz. Mi mirada se cambió a Jungkook, quién respiraba hondo y estaba erguido, con el pecho hinchado y los puños cerrados.

—Deja de hablar de ella de esta forma —Inquirió, enfadado.

Jimin se levantó del suelo, sacudiendo los tejanos que se habían ensuciado al golpearse con el asfalto, caminó hasta Jungkook y estrelló su puño en la mejilla del menor, quedé aún más alucinada. Jungkook logró estabilizarse sin necesidad de caer al suelo, le dedicó a Jimin una mirada que me congeló los huesos.

—Ya basta, los dos.

Ambos chicos descargaron sus ojos en mi, que me encontraba de nuevo entre ellos, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Observé el agujero que se había formado en el agujero de Jimin al caer y en la marca que había quedado en la mejilla de Jungkook.

—No tengo ni idea de porqué habéis comenzado esta absurda pelea, pero, ¿qué tenéis, cinco años? —Bufé, agotada— Escucha Jungkook, no tenías ningún derecho a pegarle —Me giré para ver a Jimin— Y tú tampoco tienes derecho a llamarme tuya, no después de tu historial.

Vi como el color oscuro que se había apoderado de los ojos de Jimin desapareció, siendo cambiado por una expresión de arrepentimiento y tristeza. No iba a dejar que me manipulara de aquella forma, tanto él como el castaño detrás de mí se habían merecido aquel sermón.

—Iros los dos, aclarad vuestras ideas y comportaos como adultos, demonios.

—Hyeon... —Dijeron ambos al unísono.

—¡Fuera! —Jimin resopló y se pasó las manos por el pelo, formando un abanico con el cabello que se movía por el viento— Jungkook, gracias por traerme, vete a casa ahora.

Él asintió y se despidió con una mano mientras que con la otra se sujetaba la mejilla que Jimin le había golpeado, arrancó su coche y antes de arrancar el motor y largase, dedicó un último vistazo al rubio que aún se encontraba a mi lado.

—Vete.

—Hyeon deja que te lo explique...

—Eso es lo que dices cada vez que la cagas, lárgate Jimin.

—Vale.

Jimin se abrochó la chaqueta y colocó sus manos en el interior de sus bolsillos. Mientras se iba caminando en una dirección que no supe identificar, me planteé como se había cambiado el traje que llevaba con tanta rapidez, no había estado tanto tiempo fuera y la fiesta debía seguir en pie aún.

Entré en casa de un portazo y me dejé caer encima del sofá, quitándome los tacones que me habían estado torturando toda la noche. Al tirarme encima de la tela de aquel mueble, pude notar como la americana de Jungkook se retorcía debajo de mi peso, me la quité y la dejé plegada encima de la mesa del comedor para poder devolvérsela lo más pronto posible. Pensé en los acontecimientos que habían ocurrido hacía menos de diez minutos y comenzó a dolerme la cabeza, ¿por qué se habían comportado de aquella manera? Terminé por levantarme del sofá y fui a hacerme un café para lo que tenía planeado hacer aquella noche, además, me enfundé en mi pijama de pandas y me metí dentro de una manta más cálida que el sol.

Tomé el teléfono que había guardado anteriormente en el bolso, el cual se encontraba tirado por el suelo, y marqué el número de la única persona que probablemente iba a darme algún consejo que valiera la pena.

—Yoongi.

—Qué pasa.

—A veces eres como un grano en el culo.

—Tu grano en el culo favorito —Me contestó, asentí y sonreí. Le contesté con un leve "sí" al darme cuenta de que realmente no había podido verme.

—¿Te apetece hacer una noche de maratón?

—¿Con qué saga?

—¿Maratón de Scream?

—Me apunto, pero más te vale que me tengas las zapatillas preparadas, tengo un frío en los pies de cojones.

—Vale —Oí como Yoongi hacía ademán de colgar el teléfono, le di un gritillo para que no cortara la llamada— Gracias por cuidarme, Suga.

—Para algo estamos los mejores amigos, peque.

Nadie dijo nada durante unos segundos, aproveché para preparar las películas con la mano que no usaba para sujetar el teléfono.

—Por cierto —Dijo Yoongi— Mientras me cuentas todo el embrollo que debe haber pasado, quiero costillas de cerdo —Suspiré, rondando los ojos.

—Solo por esta vez Yoongito.

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Dashi RunRUnRUn

Vamo' a calmarno'

Thank you so much<3

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