t r e i n t a y d o s

2.1K 199 27
                                    


32

Sentía como si las horas no fuesen a pasar jamás.

Llevaba sentada frente a la oficina de correos durante más de dos horas y media, rato en el que tendrían que haberme atendido en vez de hacerme esperar y perder el tiempo como si no tuviera nada más que hacer.

Hoy había sido el primer día después de las vacaciones, y sinceramente, desearía poder volver a aquellas noches de manta junto a Jimin, viendo películas malísimas de romance adolescente para no sentirnos tan adultos, tan viejos.

Jimin había estado muy ocupado durante la pasada semana. Me había contado que el tener que reorganizar la empresa para la nueva temporada requería mucho trabajo. Tener que renovar contratos, escoger nuevas personas, contactar con nuevos inversores... Me dijo que probablemente tendría unas semanas en las que no podríamos vernos mucho, pero que aún así intentaría venir a mi casa a dormir todas las veces que pudiera.

Y por esa exacta razón me encontraba yo en la oficina de correos. Las oficinas repartían los paquetes y cartas durante la mañana y como yo siempre trabajaba a esa hora, todo lo que debía llegar a casa, no lo hacía.

Jimin me había pedido que recogiese una carta que debía llegar para él, ya que en su casa ocurría lo mismo, así que ya que debía ir a recoger mi correo, le podía hacer el favor de recoger el suyo.

Estuve sentada en esa incómoda silla de plástico barato y duro durante una hora más, entonces, rápidamente, me levanté de ella y recogí todo lo que debía para poder abandonar el edificio lo más rápido posible y volver a casa a resguardarme del clima.

Le envié un mensaje de texto a Jimin, diciéndole que podía venir a recoger su correo cuando quisiera, me respondió con una foto suya en camisa blanca y traje negro, en su oficina, mordiéndose el labio y con un gracias, te quiero escrito. Sonreí.

Me sacudí del frío una vez llegué a casa y rápidamente me enfundé en una buena manta, pantuflas y jerséis de lana para volver a entrar en calor. Preparé algo de te.

—¿Procter and Gamble? —Yoongi hizo una pausa, mientras sorbía un poco del te humeante— ¿Por qué tienes tú una carta que viene de una de las empresas más ricas de los Estados Unidos?

Bebí un largo trago del caliente te mientras tecleaba algunos informes que debía tener listos para el día de mañana.

—Primero, deberías plantearte que no es normal que te tenga en mi casa todos los días, ¿es que no tienes tú casa? Y segundo, es correo para Jimin.

—¿No vas a mirarlo?

—¿Por qué debería? Es su vida profesional, yo no pinto nada en los negocios que hace con el resto de compañías —Yoongi se encogió de hombros mientras se terminaba su taza.

Yoongi anduvo hasta mi posición y me achuchó en un abrazo que me devolvió parte del calor que aún no había conseguido recuperar, apoyó su barbilla en mi cabeza y aprovechó mi confusión para tomar el recipiente entre mis manos y darle un sorbo. Qué cabrón.

—¿Por qué no vamos a tomar algo por ahí? —Sugerí. Hacía mucho tiempo que ambos no íbamos a dar una vuelta. Habíamos estado demasiado ocupados como para poder perder horas y horas en una cafetería. Aunque aún era un poco arriesgado y habiendo perdido bastante tiempo en la oficina de correos, tenía ganas de salir un poco y airearme.

—Tengo que trabajar. Solo pasé a saludar y a ver cómo estabas —Se rascó la nuca, alejándose y empezando a colocarse su abrigo y capas contiguas para evitar que muriese congelado— Hay algo que no se siente bien, cómo si algo malo estuviese a punto de pasar, contigo.

—¿Conmigo? Yoongi, no me digas que te has vuelto brujo.

Rodó los ojos e hizo ademán de tirarme el gorro de lana que llevaba en la mano, antes de colocárselo encima de las orejas.

—Lo digo enserio, si pasa algo a lo que no estás acostumbrada, no sé si deberías aventurarte a aceptarlo. Es solo un sentimiento, tampoco me hagas mucho caso.

Me alcé del taburete y até correctamente su bufanda alrededor de su cuello para que no pudiese entrar ni una pequeña pizca de frío. Toqué su nariz con la punta de mi frío dedo y la arrugó, asqueado por la diferencia de temperatura.

—Tranquilo, si veo que un mafioso se acerca a la casa, cerraré las ventanas —Le di una palmada en la espalda para que empezara a caminar— ¿Nos vemos mañana en el trabajo?

Asintió en silencio, abriendo la puerta y despidiéndose con la mano a la vez que cerraba la pieza de madera.

El silencio el cual no había podido disfrutar en todo el día ahora me pareció aterrador. No era una persona muy supersticiosa, pero la verdad era que Yoongi jamás me había dicho las palabras que me había dicho hacía justo unos segundos.

Y algo dentro de mí, por alguna razón, tenía muchas ganas de hacer algo que no tendría que hacer.

No estaba bien invadir la privacidad de las personas, aunque fuesen tu familia, tu pareja, tu mejor amigo o tu abuelo. Y era algo a lo que era completamente reacia, pero la reacción de Yoongi al ver el nombre de quién lo envió, la importancia que le había dado Jimin a un simple sobre, algo que jamás había hecho... Puede que simplemente fuese un nuevo socio o inversor, puede que realmente no fuera nada importante, pero algo dentro de mí necesitaba abrir aquella carta.

A trompicones y contra mi propia naturaleza, agarré el blanco sobre y leí lo que había escrito en su portada.

—Procter and Gamble —Susurré para mí misma. ¿De verdad iba a invadir la privacidad de Jimin de esta forma? Iba a enfadarse conmigo.

Fui corriendo hasta la cocina para coger uno de los cuchillos de hoja más fina que había en toda la casa y lo pasé sin dudarlo por la apertura del sobre, evitando así dañar el envase para poder cerrarlo de nuevo cuándo me diese cuenta de que realmente no era nada y que Yoongi me había vuelto una paranoica por nada.

Confío en Jimin.

Saqué el papel lentamente de su sobre. Eran un par de hojas llenas de letras y conceptos que realmente solo hablaban sobre economía y futuros negocios. Respiré aliviada, al menos hasta que leí la última frase.

—Y así esperamos su traslado, Park Jimin, a nuestras instalaciones en Los Ángeles, el día 04 de marzo.

Eso era la semana que viene.

Y lo único en lo que podía realmente pensar, era en él.

En que confiaba en él.

Y en que si iba a volver a irse, que como mínimo fuese durante mucho tiempo.

----------------

qUIERO escribir nuevas historias pero luego no termino las viejas

Porque soy así

jaja good bye


Home ✥ Pjm ⁑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora