v e i n t i d o s

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22

Subí por las escaleras que llevaban a la pequeña heladería en la que había quedado junto a Jeon, minutos antes me había enviado un mensaje por Kakaotalk para que me encontrara con él en aquél lugar, casi vacío. No sabía porqué Jungkook me había citado ahí. Tampoco sabía de dónde había sacado las agallas de presentarme, no había hablado con él des del beso. Mi parte irracional me decía que fuera, que viera lo que pasaba hoy y mi parte racional me gritaba que corriera y me escondiera debajo de una piedra durante los siguientes veintinueve años. Había buscado piedras por el camino, pero como no había encontrado ninguna, simplemente me decanté por abrir la puerta de madera blanca que se encontraba frente a mí.

La heladería era pequeña, sí, pero todo estaba en su lugar, no había grandes muebles, más bien, estaba decorada a base de muchos adornos, enanos, que iban ocupando espacios a lo largo de las mesas, de los escaparates, de las sillas, incluso de las ventanas.

Jungkook estaba sentado en una de las mesas más apartadas, esta estaba contra las ventanas que cubrían toda la pared de, también, madera. Estaba sorbiendo un vaso de café mientras tecleaba algo frenéticamente en su teléfono.

Me acerqué sin hacer ruido hasta la mesa, cuando me senté frente a él, se sobresaltó, soltando un pequeño grito que me hizo sonreír.

—¿Tan importante es eso del teléfono?

Jungkook pareció algo sorprendido al principio, entonces me enseñó la pantalla de su teléfono. Esta, tenía uno de los tan famosos juegos que estaban de moda en Corea últimamente, negué con la cabeza mientras él cerraba la aplicación con desgana.

—Entonces... ¿Por qué me querías ver aquí?

Jungkook sonrió sin mostrar los dientes, aún así, me pareció una sonrisa completamente sincera.

—Quería preguntarte...algo.

—¿Algo? —Reí. Jungkook asintió con la cabeza. Colocó sus manos encima de la mesa y agarró con determinación las mías.

—Querría que tuviéramos una cita.

—Una...¿una cita?

—Ajá.

Quedé boquiabierta después de oír lo que me había traído hasta una heladería que estaba a más de 20 minutos de mi casa, en metro. Eran las once de la noche y probablemente iban a cerrar pronto. Tuve la sensación de que necesitaba tomar aire y procesar la petición de Jeon. Una "cita" era algo grande, lo más grande que había pasado des de que Jimin se había ido. No me había atrevido a tener ninguna cita con nadie más, pero... Jungkook me aportaba un sentimiento distinto, un sentimiento de tranquilidad.

—¿Hyeon?

—Sí, vale, una cita —Le contesté algo aturdida. Salir con alguien después de lo que había pasado no era mala idea. Debía olvidar a Jimin de una vez, borrarlo de mi mente.

Jungkook sonrió, mostrando que estaba alegrado de que hubiera aceptado lo que me había sugerido, le devolví la sonrisa, incómoda. Aunque quería ir a esa cita con Jungkook, había algo que no se sentía completamente correcto.

—Pues... podríamos ir a tomar algo y luego pasar por mi apartamento.

¿Su apartamento? Espera. ¿qué?

—¿Tu apartamento? —Pregunté. Al principio, Jungkook me miró sin entender porqué había preguntado aquello, pero una vez se dio cuenta, sonrió, negando con la cabeza.

—No es eso Hyeon, quería hacerte la cena.

—¿Oh, sabes cocinar?

Jungkook apoyó una de sus manos trajeadas en su barbilla, fijando aquellos oscuros ojos en mi alma.

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