t r e c e (ii)

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13 

Corrí hasta la caja y pagué lo que había comprado a aquella mujer, entonces, salí del establecimiento con abrigo y bolso en mano y comencé a alejarme del local.

—¡Hyeon espera! —Oí como gritaba mi acompañante.

No lo hice, comencé a caminar más rápido para alejarme de aquél sujeto.

Oí soplidos bastante cerca de mí hasta que la mano de Jimin tomó mi antebrazo, obligándome a pararme.

—Te dije que quería explicarte porqué pasó lo que pasó —Me miró, suplicante. Las mejillas de Jimin estaban rojas debido a la carrera que había hecho para llegar hasta mí, su pecho subía y bajaba— Por favor.

—Suéltame.

—Lo haré si prometes no huir.

Me lo pensé durante unos segundos que me parecieron demasiado cortos.

—Vale.

La mano de Jimin que me agarraba el brazo fue soltándose despacio, mientras se deslizaba por el resto de brazo que seguía, hasta rozar mi mano y apartarse.

—¿Vamos a hacerlo aquí de pie? —Abrí los ojos de golpe, sorprendida— No lo que tú estás pensando Hyeon, me refiero a hablar —Esta vez, las mejillas ya blancas de Jimin volvieron a teñirse de rojo por la vergüenza.

—Ah, sí, claro.

—Escucha, necesito que me dejes terminar todo lo que tenga que decirte. No puedes irte, ni mirarme como si quisieras matarme y menos pegarme, ¿entendido? —Asentí a regañadientes— Tuve que irme... Oh venga, ya parece que quieres sacarme una muela, ¡Hyeon no me ayudas!

No pude evitar sacar una risa sofocada, Jimin estaba tan mono cuando se enfadaba.

—Pues continúa antes de que te la saque de verdad.

—¿Qué me sacarás? —Jimin alzó las cejas un par de veces mientras se mordía el labio a la vez que yo rodaba los ojos.

—No tengo toda la noche, Jimin.

—Hyeon, tuve que irme, era marcharme o arruinar toda mi carrera profesional. Me había salido la mejor oferta de trabajo de toda mi vida y no iba a aparecer otra vez en la vida, ¿cómo podía rechazarla?

—¿Qué oferta?

—Me has interrumpido.

—Me da igual, contesta —Le desafié.

—Soy tu jefe —Replicó.

—Repito, me da igual.

Jimin bufó, pero prosiguió contándome lo que tenía que decirme.

—El día en que me fui me llegó un correo por el cual me informaban de que había ganado una beca para estudiar un máster en empresariales en América, ¿te acuerdas cuándo enviamos la solicitud? —Asentí lentamente con la cabeza mientras flashes de imágenes de Jimin y yo tumbados en la cama, abrazados mientras él tecleaba en el portátil inundaban mi mente— La respuesta llegó justo aquel día, cuando recibí el mensaje, podía que tenía dos horas para contestar y llegar a la estación, donde me esperaba un coche. Sigo sin entender porqué fue tan precipitado, pero tuve que hacerlo. ¿Si tu fueses yo hubieras desperdiciado la oportunidad de tu vida por decirle a tu pareja que tenías que irte?

Tragué saliva, entendiendo el punto de vista de Jimin.

—Así que...

—Tampoco te daba derecho a que después de irte perdieras total contacto conmigo, ¿Sabes? —Lo interrumpí, aguantándome las ganas de golpearlo con fuerza.

—Dejé mi portátil y mi móvil en casa, Hyeon. No había forma de contactarte.

Los ojos de Jimin estaban clavados en los míos des de hacía tiempo, sus orbes oscuros parecían penetrar cualquier barrera que yo hubiera creado con anterioridad, su afecto en mí era más fuerte que nunca. Aún así, Jimin seguía manteniendo una distancia prudencial conmigo, estaba levemente más cerca que cuando había comenzado a hablar, pero aún tenía mi espacio.

—Lo sé, los vi en la mesa —Susurré como respuesta.

—¿Qué hiciste con ellos? —Preguntó, dando otro paso imperceptible hacia delante.

—Lo mismo que tú hiciste conmigo, tirarlos.

La sonrisa de malicia que le dediqué a Jimin provocó que frunciera el ceño y se mordiera los carretes por dentro de la boca. Sabía que había sido cruel con aquel comentario, pero quería que Jimin supiera lo mal que lo había pasado.

—Me dolió. Jimin, te quería con toda mi alma, creía que eras el amor de mi vida —Le confesé. Jimin me miró con los ojos abiertos. Se lamió los labios y apretó la mandíbula. Cerraba y abría las manos con frecuencia.

—Hyeon, lo siento tanto.

Jimin colocó su mano en mi cintura, se había aproximado en cuestión de segundos y su barbilla reposaba en la parte alta de mi cabeza, no nos estábamos abrazando, pero si uno de los dos se movía nuestros cuerpos iban a juntarse.

—Si solamente hubieras intentando ponerte en contacto conmigo cuando lo estaba pasando tan mal —Un sollozo escapó de mis labios y las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Me acurruqué un poco contra el pecho de Jimin, que temblaba. Él rodeó mi cuerpo contra su otro brazo.

—Hyeon cielo, no llores, me rompes el corazón —Su voz se había vuelto grave y ronca, casi irreconocible— Intenté hablar contigo, pero perdí todos mis contactos. Por eso te busqué cuando llegué a Corea, necesitaba hablar contigo.

Me separé de él en el instante en el que me di cuenta de lo que estaba pasado, me enjuagué las lágrimas antes de que él pudiera verlas, aunque mis ojos rojos me delataran. Jimin me miró dolido cuando sintió el frío de la noche.

—¿Y puedo saber por qué has sido un capullo durante todo este tiempo?

—Para eso no tengo excusa, lo admito —Se encogió de hombros. Negué con la cabeza, molesta— Hyeon.

—¿Qué quieres?

—Te he echado de menos.

Tuve que aguantar las ganas de abrazarle cuando me lanzó aquella mirada que solamente él sabía hacer, quise volver a llorar y que él me reconfortara. Eran solo cinco palabras y me habían colocado como cualquier droga.

—Y yo a ti.

Jimin intentó cubrirse la sonrisa con el brazo, pero no pudo evitar que viera el notable sonrojo que tenía.

—Hyeon... podríamos... ¿podríamos ser amigos? —Suspiré con una mezcla de alivio y dolor.

—Podríamos intentarlo, supongo.

Jimin extendió su brazo hacia mí y abrió su mano, acerqué mi mano a la suya y al instante en el que se rozaron sentí un pequeño escalofrío, el mismo que había sentido cuando él había entrado en aquel café. Su mano envolvió la mía y las agitó un poco, entonces me soltó y dio un par de pasos hacia atrás. Sonriendo.

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PLOT TWIST

Hellou, it's me

I uas uondering if after ol dis iers iu laik tu met.

Ya vale :v

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