XVIII

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Al llegar a casa, Susan estaba dormida en mi cama. Fui a la cocina a guardar el helado. Me acosté junto a ella viendo al techo. Analizando todo. Acomodando mi universo.
Yo amo a Nicolas. No puedo negarlo. ¿Pero ahora pienso en Agustín? ¡Y no quiero!. Agustín nunca me prestó atención. Si le hago caso, seré como todas las que se le entregan con tal de ser aceptadas. Es lindo, pero no es amor. No como yo lo quiero.

Me quedé mirando el techo con la mente en blanco. Cerré los ojos un momento, para quedar profundamente dormida. Siempre pasaba. No podía dormir en clase, asi que, ya que no tenía tarea, decidí dormir.

Mi mamá llegó a casa como a las 6:40 pm. Llegó con una pizza familiar de carnes. Nuestra favorita. Nos despertó y bajamos rápidamente. Yo aún seguía en uniforme, ya que al llegar, lo único que hice fue acostarme a dormir.
–¿Cómo te fue, hija?
–¡Muuuuy bien!
–¿Novedades?–Susan me guiñó el ojo.
–Luego te cuento.–le devolví el guiño seguido de una sonrisa.–¿Podemos comer en mi habitación?
–Claro, ________. Sé que tienen mucho de qué hablar. Yo veré una pelicula.
–Gracias, mami.
–Gracias, má.
Tomamos algunas porciones de pizza y subimos corriendo a mi habitación. Nos sentamos en mi alfombra de peluche azul. Era de lo más cómoda. Hasta se podía dormir ahí.
–¿Yyyyy? ¡Cuéntame, boba!
Le conté sobre Agustín. Sobre lo que pasó. Sobre Nicolas. Sobre como me sentía en cuanto a todo. Ella siempre tenía los mejores consejos. Había vivido más cosas que yo, y eso que tenemos la misma edad. Somos mellizas, duh.
–Sólo fue gentil. Se quería sentir más. Quería saber que podía con todas. Conozco chicos así, no valen la pena.
–Eso mismo pensé. Amo a Nicolas, no quiero arruinar nada.
–Y no lo harás. No pasó nada malo. ¿Estás segura de lo que sientes?
–Sí. Totalmente.

Al siguiente día, la mañana fue exactamente igual que el día anterior. Excepto que Carolina y Diego no estaban presentes. Carolina sabía que Susan me acompañaría ayer y hoy a clases, asi que hoy quizo asegurarse.
Camino a clases, caminaba con Nicolas. En ese momento, en sentido contrario venía caminando Agustín. Al pasar junto a mí dijo:
–Hola, hermosa. ¿Cómo estás?
Me paralicé. ¿Me dijo hermosa? ¿A mí?
Nicolas paró en seco. Mis nervios incrementaron.
–¿Te dijo hermosa?
–Emmm... De seguro no fue conmigo...
–Claro que fue a tí, ______. Eras la única chica parada ahí.
–Pues, al parecer.
–¿Qué pasó ayer? Llegaste rara a clases.
–Nada, amorcito.–mentí. ¿Porqué lo hacía? No hice nada malo.
–¿¡______!?–se escuchaba algo molesto. Suspiré.
–Él me acompañó a clases y se despidió de mí con un beso en mi mejilla.
–¿Porqué no me dijiste nada? ¿Quién es él?
–Es Agustín Morales. El chico más lindo y popular de la generación.
–¿Hiciste algo más por la cuál me ocultabas todo?
–¡No! ¡Claro que no!
–¿Segura?
–¿Porqué desconfías de mí?
–¿Porqué me lo ocultabas?
–¿Qué querías que dijera? "Oye, Agustín Morales me acompañó al salón. Me dió un beso en la mejilla. ¿No te molesta, verdad?"
–Pues, ¡sí!
–¿Crees que es tan fácil?–ya estaba molesta. No entendía sus celos.
–Lo dijiste de una manera sencilla.
–¡No te entiendo!
–¿Y crees que yo a tí sí? ¡Me ocultas algo que a simple vista parece normal! Me haces pensar que pasó algo más...
–¡No pasó nada!–Me acerqué a él y rodee su cuello con mis brazos. Él alzó la mirada.
–______, no más secretos.
–Prometido, amor. Te lo juro. Lo siento.
Bajó la cabeza y me dió un beso. Lo sentí seco, sin sentimiento. Estaba enojado. Yo también. No lo sé, ¿yo tenía la culpa? No era necesaria tanta disputa.

En cuanto a Agustín. Debía hablar con él. Decirle que tengo novio, Nicolas, y que soy felíz con él. Debo acabar con todo. No quiero más problemas.

"Y, de pronto, llegaste tú..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora