XXVII

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Se acercaba el cumpleaños de Nicolas. Tenía pensado hacer algo especial. Él había hecho tanto por mí, era hora de agradecérselo.
Nicolas se había ganado la confianza y aprecio de cada uno de nosotros. Y, en cuanto a mí, me robó el corazón. Llegó y me cambió la vida. Decir "gracias" no era suficiente.

Estuve dos meses planeando todo. Obtuve algún apoyo económico de mis padres y ayuda en la organización junto a mis amigos, quienes estaban totalmente de acuerdo con mi idea.
Fue difícil esconder el secreto de Nicolas, ya que últimamente ha estado mucho en mi casa y reunirnos era difícil por mentirle. Pero todo valdrá la pena al ver su cara de alegría en su cumpleaños.

Solo faltaban dos semanas y ya todo estaba preparado. Estaba emocionada. Ya quería que llegara el día. Nunca me había esforzado tanto por cumplir el sueño de alguién, pero, por él, lo que sea.
Cada día que pasaba se me hacía más lento. Ya quería que llegara el día. Nunca me había emocionado tanto por algo, pero iba a ser la mejor experiencia.

Iba en el auto de Nicolas, camino a mi casa cuando preguntó:
–Amor, ¿qué pasa?
–Nada. ¿Porqué?
–Hace rato no salimos. Últimamente estás muy ocupada.
–Sí. A mí también se me hace extraño.
–Te noto rara. ¿Segura que no pasa nada?
En ese momento llegamos a mi casa.
–Amor, confía en mí.–me acerqué a él para darle un beso, a lo que el correspondió. Salí del auto y me dirigí a mi casa. Lo saludé de lejos y él sonó la bocina en modo de despedida.

"Y, de pronto, llegaste tú..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora