Estuvimos varias horas en el hospital. Veíamos pasar pacientes, doctores, enfermeros, mucha gente, pero no sabíamos nada de Nicolas. Los padres de Nicolas ya estaban aquí, llevaban varias horas. Su mamá se veía debastada. Su padre, por otra parte, estaba sereno, intentando contagiar esa serenidad y seguridad a su esposa. Ella solo repetía que debió ser ella quién estaría en coma en esa camilla. Sus palabras me dolían cada vez más al momento de repetirlas.
Poco a poco los chicos se iban llendo. Casi las 5:00 pm, conmigo quedó mi papá, Susan, Carolina, Diego, Yamiliz y Jared, quien debía quedarse por algunos examenes para comprobar que no tenía una lesión mucho más grave. Junto a los padres de Nicolas.
Ya había dejado de llorar, pero seguía angustiada, nerviosa y adolorida. Tenía dolores en el hombro derecho, la espalda baja y, obviamente, el esguince.
Al momento ví pasar al doctor que atendía a Nicolas. Corrí a preguntarle si podía pasar a verlo, a lo que respondió que sí. Miré a los padres de él cómo pidiéndoles permiso. Ellos asintieron.
Me dirigí a su habitación, la cual estaba bastante alejada de la sala de espera. Con solo tocar el picaporte, un escalofríos recubría todo mi cuerpo. Era la segunda vez en el día que iba a verlo. Todo ese tiempo no tenía el valor para volverlo a ver, para mí todo era un mal sueño.Entré y me senté junto a su camilla. Estaba frente a él. Tomé su mano y lo miré fijamente. En ese momento una imágen pasó por mi mente. *El sueño. Esta era la imágen borrosa... ¡Eras tú!*
Solté el llanto. Entre sollozos intente hablarle, él podía escucharme, eso me dijo el doctor.
–Nicolas, amor...–empecé–No sé cómo decirte esto... Yo sabía que esto pasaría. Pero no sabía que serias tú.
Bajé la cabeza para recuperar el aliento. Volví a él y seguí: –Porfavor, no te vayas... No me dejes sola... Sólo tu sabes hacerme sonreír. Te necesito.De pronto, esos aparatos extraños empezaron a hacer ruidos. Al momento, varios enfermeros y dos doctores entraron a la habitación. Una enfermera me pidió que me fuera. Me alteré. Mi vista empezó a nublarse.
–¡NO! ¡NO QUIERO IRME!–grité–¡NICOLAS ME NECESITA!
Sentí que mi padre y Diego me agarraron por detras jalandome hacia la sala de espera. No sabía que estaba pasando, solo escuchaba cosas como que todo se estaba complicando y necesitaban que me fuera. ¿Qué se estaba complicando? ¿Qué pasará con Nicolas?.
Llegué a la sala de espera dónde Carolina y Susan intentaron retenerme abrazandome. En ese momento lloré más de lo que había llorado toda la mañana. Estaba angustiada, irritada, nerviosa, preocupada. Habían tantos sentimientos encontrados en mí. Ya no sabía ni que pensar. No podía perder a Nicolas.
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"Y, de pronto, llegaste tú..."
Teen FictionA los 15 años el amor es lo más confuso del mundo, altera todo tu universo y mueve piezas de tu rompecabezas... pero, a veces, es mejor ser un desastre, pero un desastre feliz.