–¡__________!–gritó Carolina al verme.
–¡Carooool!–grité emocionada.
Después de tanto, ver a esa chica rubia, de ojos marrones, blanca y con una hermosa sonrisa colgate, me hacía saltar de emoción.
Ambas corrimos a abrazarnos.
–______, mirate! Uuh, te cortaste el cabello!
–Jaja, sí. Y tú! Más delgada y todo!
Carolina empezó a modelarme un poco mientras yo reía.
–Te ves bien.
–Tú también.
Nos miramos, soltamos una pequeña risa y nos volvimos a abrazar. Esta vez, un poco más fuerte.Carolina y yo no nos pudimos ver todo el verano. Ella se fue de viaje a los estados unidos a pasar el verano con su tía, mientras que yo me fuí a México con mi tío para un trabajo de verano. Estaba muy feliz de volverla a ver.
–Y, ¿qué más?–me dijo de pronto
–¿De qué o qué?
–Pss, primer día, nuevo año... Para ser un nuevo comienzo no te veo tan motivada.
–Carol...–la miré–¿de qué hablas? Este año va a ser exactamente igual de aburrido como siempre, a menos que vengan payasos europeos a darnos clase de matemáticas, seguirá siendo lo más corriente de la vida.
Carolina soltó una carcajada que, rápidamente, me contagió. Pero era en serio, aquí no pasa nada interesante y, mucho menos, algo que tenga que ver conmigo.Nuestras risas fueron interrumpidas repentinamente. Diego, el novio de Carolina. La abrazó por la cintura y le dió un beso en la mejilla.
–Hola, hermosa.
–Hola.–dijo sonrojandose.
–Ajá, holaa!
–¡______! No creas que te voy a dejar colgada.–me abrazó.Diego era uno de mis mejores amigos. Y era a quién más odiaba en el mundo. *en mi cabeza, eso tiene sentido*.
Le correspondí al abrazo y luego me separé de el como diciendo "ya, mucho".
Él se volteó y le dió y sediento beso a Carolina. Yo solo estaba ahí, como siempre, de mal tercio. Pero me daba igual. El amor, para mí, es una perdida de tiempo.De pronto sonó la campana. Yo estaba en distinto bachiller que Carolina y Diego, así que me despedí de ellos y caminé sola hacia mi aula.
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"Y, de pronto, llegaste tú..."
Novela JuvenilA los 15 años el amor es lo más confuso del mundo, altera todo tu universo y mueve piezas de tu rompecabezas... pero, a veces, es mejor ser un desastre, pero un desastre feliz.