Llegamos al salón. Sorprendentemente el profesor no había llegado. Los profesores eran bastante vagos a mi parecer.
Agustín me entregó los libros y se despidió de mí con un beso en la mejilla. Entré rápidamente al salón y caminé a mi asiento con la mirada clavada en el suelo... Analizando lo que acababa de suceder. No estaba dormida. Nada fue un sueño. Me dió un beso. ¡UN BESO!
Me senté. Levanté la mirada la cual se encontró con la mirada de Nicolas. El brillo de mis ojos desvaneció. Mi sonrisa se hizo más chica. Había olvidado por completo que tenía novio... Y lo amaba.
–¿Qué te pasó? Estabas sonrojada
–¿A mí? Nada. Venía acordandome de cuándo me pediste ser tu novia...–mentí. Le mentí en la cara. ¿Qué estaba haciendo?
–Aww, te amo, bobita–se acercó y me dió un pequeño beso.
–Tambien te amo, torpe.Estuve toda la clase pensando en Agustín. Hace mucho que no hacía eso. Él estaba tan ocupado con sus "amiguitas populares" que le había perdido algo de interés. ¿Pero hoy? Hoy se había cumplido uno de mis más profundos sueños. Me habló. Y no fue para pedirme nada. Me acompañó a clases. Y no fue solo porque íbamos al mismo lugar. Me dió un beso. Sin obligación. Estaba apunto de explotar.
Sonó la campana.
–Amor, te veo en la cafetería. Debo hablar con Carolina y Hillary.
–Okay, bonita. Te veo allá.
Él se fue. Ellas siempre se demoraban para llegar a la cafetería, asi que fui corriendo a su salón.
Llegué exhausta. Mareada. Sudada. Pero emocionada.
–¿Qué? ¿Qué pasó?–dijeron unísono.
–No... Me lo van... A creer–intentaba recuperar el aire. Respiré profundo y exclamé: –¡Pasé un momento con Agustín Morales!
Quedaron paralizadas. Les empecé a contar todo. Sus ojos estaban como platos.
–Y... Me dió un beso en la mejilla
–¡TE ODIOO!–gritó Carolina entre risas.
–Tienes mucha suerte.–dijo Hillary
–No dejé de pensar en él en toda la clase... ¿estoy loca?
–Jajajaja, ¡para nada!–respondió Hillary
Salimos del salón y nos dirigimos a la cafetería. Agustín venía en sentido contrario. Al verme, sonrió y dijo:
–¡Hey, _______!
Me limité a sonreirle de vuelta. Esperamos a alejarnos un poco para reirnos y emocionarnos. Era extraño, pero se sentía bien.Llegamos a la cafetería y saludé a Nicolas con un tierno beso. Carolina me miró coqueta. Conocía esa mirada. La mirada de la aventura. Esa mirada significaba peligro.
Me senté junto a ella dándole un golpe.
–¡Ouch!
–¡Ups! Lo siento–dije, sarcástica
Todos nos miraron raro. No hicimos caso. Nosotras lo entendíamos y con eso nos bastaba.
–Amor, ¿te llevo a casa?
–Claro. ¿podemos pasar por helado? Quiero llevarle a Susan.
–Lo que quieras, hermosa.–Me dió un beso en la mejilla. La misma mejilla en la que me lo dió Agustín. Sonreí y me recosté en su hombro.
Aun que nadie lo creyera, yo amaba que me dijera bonita, hermosa, princesa. Me hacía sentir especial. Se me olvidaba todo con verlo a los ojos. Hasta, por un momento, me olvidé de Agustín. Invadía mi mente a cada rato.
*_______, tienes novio. Eres feliz. No lo Arruines por un capricho que jamás sucederá*. Mi consciencia. Mi mejor aliada.
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"Y, de pronto, llegaste tú..."
Teen FictionA los 15 años el amor es lo más confuso del mundo, altera todo tu universo y mueve piezas de tu rompecabezas... pero, a veces, es mejor ser un desastre, pero un desastre feliz.