Creo que toda Nanba podía sentir mis ganas de matar a Uno.
—Creo que alguien se va a quedar sin su almuerzo y su cena—cuanto más reía, más ganas me daban de retroceder el tiempo y no haber jugado otra vez. Me sentía completamente seguro cuando empezó la segunda ronda, no sé que es lo que salió mal—
—Cállate, Uno, no volveré a apostar nada tan importante la próxima vez —Ya había pasado un día desde que jugamos y él aún seguía molestándome. Justamente era la hora del almuerzo, y yo tenía que quedarme callado sin poder comer nada. Era de lo peor—
Me quedé mirando a los chicos, que casualmente hoy tenían mucha hambre. Yo no me metí a la conversación, simplemente me quedé callado, deseando que el tiempo pasara más rápido para acabar con esta absurda apuesta. Nico, que estaba sentado a mi lado, me miró y puso su plato en el medio de los dos.
—Tendrías que comer algo —Yo lo miré y luego miré a Uno, quedándome helado— La apuesta no decía nada sobre que no podía darle nada, ¿verdad, Uno-kun?
—Bueno, no decía nada de eso —era verdad, no decía nada sobre eso. Nico sonrió y volteó a mirarme—
—Aunque así sea, no puedo aceptarlo, tienes que comer —quería comerme todo, pero no podía permitirme dejarlo sin nada, aunque él lo quisiera así—
—Yo ya me llené, no quiero más —le creí, no cualquiera le daría su comida a alguien porque sí—
—Nico, le quitas emoción a la apuesta —Uno estaba un poco molesto, ya que él quería que yo me quede sin mi almuerzo ni mi cena, y no que alguien me estuviera dando comida—
—Lo siento, Uno-kun, pero no puedo dejarlo sin comer —la sonrisa de Nico siempre era amplia, pura y sincera, me encantaba verla. No sabía como iba a aguantar sin comer, ya que en la noche me iba a negar rotundamente a que me volviera a dar de su comida—
Hoy no podía entrenar, o mejor dicho, no debería. Si hacía mucho esfuerzo físico el hambre me iba a ganar, y no podía comer nada por esa estúpida apuesta. Pero, tenía la manera de vengarme.
—Uno, hoy, en el salón de juegos, vamos a apostar otra vez —Todos me miraron sorprendidos, con cara de ¿enserio te la vas a jugar otra vez?. No podía permitirme perder, así que elegí un juego en el que no apestara tanto, y en el que pudiera armar algún tipo de estrategia para ganarle. No tengo muchos reflejos, no tengo buena puntería ni nada de eso, pero el único juego en el que podía llegar a ganar, era en el de baile. La primera vez que jugué contra el a eso, milagrosamente le gané, así que podría volver a pasar. En cuanto le dije el juego al que íbamos a ir, se echó a reír.
—No me digas que piensas apostar en eso —en cuanto dejó de reír, volvió a hablar— ¿Qué harás si pierdo?
—No podrás abrazar ni besar a Jyugo por 24 horas —pude, y creo que todos pudimos, sentir como algo se encendía dentro de Uno—
—¿Enserio vas a dejarme 24 horas sin estar cerca de él? —señaló a Jyugo que estaba sentado junto a Nico en uno de los sillones del salón, haciendo un puchero—
—Tú me dejaste sin almuerzo y sin cena, es justo para mí —él accedió a la apuesta y encendimos la máquina. Lo más probable es que perdiera y volviera a ponerme un castigo fuerte, pero no perdía la esperanza, tenía que intentarlo. A medida que el juego empezaba y la música sonaba, nos empezamos a mover como estúpidos. Los chicos que estaban mirándonos por ahí se echaron a reír y a hacer burlas de nuestros movimientos. Empecé a juntar algunos puntos, adelantándome a Uno. Él cada vez se movía más frenéticamente y con pasos cada vez más certeros, pero la primera ronda la gané yo. Sería mucha suerte, pero si ganaba la próxima directamente, ya ganaba y podía verlo sufrir sin poder acercarse a su amado, aunque no podía confiarme, ya que me adelantó y ganó la segunda ronda. Cuando estaba por empezar la tercera, nos empezamos a cansar, pero no podía detenerme. Lo di todo e hice mi mayor esfuerzo para poder ganar la apuesta. En cuanto la última ronda terminó, ambos cerramos los ojos y esperamos los resultados, para ver quien era el ganador definitivo.
Yo gané.
—No puedo creer que te haya ganado en baile —no podía detener mi risa, mientras veía a Uno bajarse de la máquina sin ningún tipo de ánimos—
—Yo sabía que ganarías —Nico se tiró hacia mi y me envolvió en un abrazo. Ambos pudimos apreciar como Uno y Jyugo se miraban, sabiendo que no podrían besarse ni abrazarse durante un día entero—
—Fue increíble que me ganaras, pero una apuesta es una apuesta. Me duele no poder hacer nada con él durante 24 horas, pero tú cumpliste tu castigo y es justo que yo también lo haga —Se lo notaba bastante calmado por haber perdido y además haber recibido un castigo que le dolía tener que cumplir— Ya me vengaré, ya lo verás
—¿Yo tampoco puedo hacerle nada? —negué con la cabeza y el heterocromatico que había hecho la pregunta, frunció el ceño—
No sé porque razón, pero mientras íbamos para la celda, Nico no se separó en ningún momento del abrazo que me había dado en el salón de juegos. Todo lo que podía hacer era rodearlo con mi brazo, ya lo abrazaría como corresponde después. Era extraño, con Nico no teníamos ningún tipo de relación, y lo mismo pasaba con Jyugo y Uno, pero nos tratábamos como si la tuviéramos. Pasábamos mucho tiempo juntos, nos besábamos e incluso (al menos nosotros) llegamos a hacerlo. Si desde un principio no teníamos idea sobre relaciones amorosas, mucho menos sobre como pedirle a alguien que esté contigo, aunque supongo que en algún momento deberíamos hablar sobre eso.
Pero por ahora, todo estaba bien tal cual estaba.
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Love in Nanba | Fanfic Español
Fiksi PenggemarQuién diría que los prisioneros de la prisión más formidable del mundo fueran capaces de sentir amor.