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Capitulo uno.

– Carajo. – Digo después de que Scarlett tumbara mis cosas al suelo. Me agacho a tomarlas y sigo mi camino.

He aquí, un día más de mi triste vida. No me explico porque es tan dura. Toda mi infelicidad, en parte, se basa en todo el trabajo que es levantarme todos los días para ser maltratada. Todos aquí me odian y nunca supe porque. ¿Qué les hice? Siempre me lo pregunto, pero yo no puedo responderme eso y jamás tendré el valor de preguntárselo a alguien más. ¿Alguien sobre ésta tierra sabrá cómo me siento? Creo que soy la peor cosa que ha tocado está tierra. ¿Lo merezco? Pues no lo sé, y no creo que ya importe eso, no creo que esto acabe nunca, porque si es que algún día me zafo de ellos no lograré zafarme de las cicatrices que han dejado en mí, jamás. Solo deseo morir, eso quiero. 

Suena la campana para entrar a clases, toca historia. Cómo siempre doy un par de vueltas antes de entrar al salón, para no entrar antes que el maestro. Pasan unos minutos así antes de que entre a clases. Suelto un suspiro de alivio al ver al maestro allí. 

– Llega tarde, Henderson. Otra vez. 

– Lo lamento mucho, en serio. 

– Puede pasar a la clase. – Entro y tomo asiento en la parte de atrás. 

Mientras el maestro habla yo no presto nada de atención. No soy buena estudiante, antes fui mejor, pero debido a la situación perdí las ganas de todo. Suelo dibujar en clases mientras el maestro habla, rara vez escucho lo que dicen. 

La campana suena, guardo mis cosas y salgo de clases. La clase que sigue era la de gimnasia. Es la peor clase de todas, recolecta a las peores personas de este lugar, y sobre todo, las que más me odian. Son las peores personas que pueden existir, o al menos eso creo yo, los odio. 

Muchas personas que su mejor talento es humillar a otras personas reunidos en una clase de su otro mejor talento, el deporte. Apuesto a que sonaría bien si fuera uno de ellos. 

Entro al vestidor y todas están allí vestidas y perfectas. Me miran mal, como si fuese algo asqueroso. A esto me refiero. Levantarme todos los días para que las personas me hagan sentir como un bicho extraño, porque así me siento a diario, cómo una extraña. 

Paso a la cancha, se repite los mismo de hace un rato, todos me miran mal, de nuevo. 

– Únase a la clase rápido. – Me ordena el maestro. Obedezco. – Como siempre estiramiento, calentamiento y luego actividad física. ¿Quién guía el estiramiento hoy? – Pregunta el Señor Hill y Mónica no tarda en levantar la mano. – Bien, pasa al centro. 

– Bien, comencemos. – Dice ella mientras comienza a estirar.

Mónica es perfecta, en todo el sentido de la palabra. Tiene un cabello largo y lacio, ojos azules, sonrisa blanca, cuerpo de modelo, perfecta. Es la capitana de animadoras y es totalmente cruel, también en todo el sentido de la palabra. Sabe perfectamente cómo hacer que alguien se sienta la peor porquería sobre esta tierra. No creo que exista persona que me odie más que ella.

Luego están Scarlett, Laura, Keri y Paula. Todas igualmente perfectas y si no están entrenando o haciéndole la vida imposible a alguien probablemente las encuentres vomitando en el baño.

Terminamos de estirar y comenzamos a calentar. El maestro sale y nos deja trabajando. 

– Demonios. – Me quejo cuando caigo al suelo por una zancadilla.

– Debes aprender a correr, Lilly. – Dice Zayn mientras me retuerzo de dolor en el piso, en serio fue duro. Todos se burlaban. 

– Si no aprendes seguirás haciendo el ridículo. – Ese es Ryan. – Oh, espera, lo lamento. Aunque aprendas a correr seguirás siendo ridícula, nunca quise darte esperanzas. 

Están también los chicos. No les molesta humillarme, no, para nada. Son perfectos, deportistas ejemplares, llenos de mujeres, creídos e hijos de puta. 

Zayn es un británico, y es totalmente sexy, que hombre más masculino por Dios. No evito quedarle mirando, no es que me guste, lo odio. Le encanta humillar gente, eso lo hace un desgraciado.

Por otro lado está Ryan, un rubio de ojos azules, es lindo. Y un completo idiota. 

Está Chaz, no suele hablar mucho, pero no le quita nada, sigue siendo un imbécil. 

Chris es... Un estúpido. 

Owen es un títere, una marioneta, lo usan para todo. 

Clive es el típico burlón, es el que se ocupa de hacer burlas de los demás. Es un bufón. 

Alex... ¿Qué puedo decir? A ese también lo detesto. 

Malditos todos... 

– Lilly, creo que ya te han dicho que te ves patética allí, levántate y deja de llamar la atención. – Dice aquella voz a la que no puedo evitar obedecer por el terror que causa en mí. Me levanto lo más rápido que puedo. – No me mires, ya sabes que te he dicho sobre mirarme, no lo hagas. – Miro hacia el piso. No quiero molestar a Justin. 

Falto él, Justin. Chico perfecto, el mejor deportista de por aquí, chicas por donde voltea, el chico más popular de la escuela. También es el peor de todos los bastardos estos. ¿Qué puedo decir? Es una bestia. Al verlo nunca veo a ese chico perfecto, sólo a un monstruo. Siendo honestos, ni siquiera necesita ser violento o algo por el estilo. Siempre es claro y pasivo, pero eso no le quita que sea una orden, si no haces lo que dice tendrás problemas, muy graves. La verdad es que ese chico de cabello perfecto, es mi peor pesadilla.

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StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora