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Capítulo treinta y cinco.

Justin se ubicó al lado de la pared, mientras Lilly estaba ubicada en el otro extremo de la cama. El ambiente era tenso. Ella no había aceptado que Justin se quedara allí para no sentir nada acogedor, aunque por momentos pensaba que era lo correcto, mantenerse alejados, pero simplemente no podía alejar esas ganas de sentirse bien. Justin se sentía cómo un tonto, realmente la quería cerca pero no se permitía a hacerlo, se sentía un tonto por el hecho de que le importara cómo reaccionaría si él hiciera lo que tenía pensado. 

Pero claro, él era él y siempre seguía sus impulsos, más cuándo eran así de fuertes y exigentes, y él sabía, que no podría dormir si no los seguía en esos momentos. Sus manos viajaron por las sábanas hasta llegar al brazo y cintura de ella. Su corazón comenzó a andar más rápido que un tren e iba en aumento a medida que la acercaba a él. Y entonces, cuándo estuvieron totalmente pegados, pecho contra espalda, él la rodeó con sus brazos. Lilly no podía dejar de sentirse nerviosa, todo lo contrario a Justin que ya los había dejado de lado desde antes. Pero, a pesar de sus nervios, se sentía cómoda y bien… Y eso es todo lo que había querido desde un inicio. 

Cada vez faltaba menos para salir de la escuela, era cuestión de días para que los de Último Año tuvieran el baile, la Graduación y fueran totalmente libres, todos parecían emocionados. Bueno, a excepción de Lilly que se encontraba en plena crisis, y, en lo único que podía pensar era que si salía de la escuela ni siquiera podría ver a Mathew desde lejos. Se encontraba mal, desde el día que habían terminado pensó en quitarse la vida, y no estaba muy lejos de materializar esa idea, pero entonces su mamá la apoyó tanto y sólo podía pensar en que no podía hacerle eso. Aunque, en cuánto volviera a ser la madre hiere sentimientos, ella no haría ningún otro esfuerzo por mantener un pie en la tierra, se iría de éste mundo sin pensarlo dos veces.

Ella se mantuvo distante con Justin y viceversa. Él no quería seguir siendo un estorbo y quería dejar de sentir lo que sentía por ella, aunque no le estaba funcionando muy bien porque ignorarse mientras vivían en la misma casa e iban en el mismo auto para asistir a la misma escuela. Era complicado, más cuando él era la clase de chico que quiere algo con más ansías cuándo sabe que no puede tenerlo. 

Y se estaba desesperando. 

Cómo cosa extraña Casandra y Jeremy viajaron y no se sabía exactamente cuándo iban a volver. Era un sábado y ellos habían partido un jueves. 

Justin fue a una fiesta, cómo solía hacer siempre. Debía estar estudiando para sus exámenes finales al igual que todos sus amigos pero les daba igual, eran las fiestas de fin de año y eran una locura. Ni él ni sus amigos estaban dispuestos a faltar a alguna. 

Lilly pasaba la mayor parte de sus días encerrada porque no quería salir en lo absoluto, ya ni su mamá podía sacarla de la casa. Probablemente estaría con Mathew en esos momentos de no ser por la ruptura, y pensar que eso pudo haber sido así en vez de pasarla llorando con su perro en la soledad de su habitación la hacía sentir peor. Pensar no hacía más que arruinarla más. Volvía a tener insomnio, cosa que había mejorado con Mathew. Y si no podía dormir simplemente lo llamaba y sabía que él se quedaría hablando con ella hasta que le diera sueño. Lo extrañaba demasiado. 

Justin volvió alrededor de las 11:00am. Lilly pensó que tal vez algún intruso había entrado a la casa. Realmente no esperaba que Justin volviera de una fiesta a esa hora, y para ser claros, él no pensaba hacerlo, pero a la fiesta llegaron policías por lo salvaje y él tuvo que huir de allí cómo el resto. Ella salió de la habitación lentamente para ver, normalmente se habría quedado escondida en su habitación y no habría salido, pero una parte de su instinto suicida le dijo que si era un intruso probablemente la mataría, así ella no se suicidaría y no se sentiría culpable por morir. 

Se acercó a las escaleras despacio y se asomó pero no vio a nadie, volteó su mirada al oscuro pasillo. Se le ocurrió que tal vez era cómo una película de terror, pero no vio ni una sombre, ni un monstruo ni nada así que volvió su mirada a dónde estaba antes. Gritó cuándo volteó su mirada y vio a Justin subiendo las escaleras. Y soltó un suspiro de alivio al darse cuenta de que era él. 

– Eres tú. – Susurró ella intentando calmar su respiración agitada. 

– ¿Quién más iba a ser? Eres tonta, Lilly, me causa gracia. – Dijo él y sonrió divertido. No demasiado en su tono lo delataba pero Lilly notó que Justin estaba borracho. Y realmente lo estaba, también algo drogado. Si esa fiesta hubiese durado hasta el final mucho habrían muerto de sobredosis. 

– No importa, buenas noches. – Respondió ella y se dio la vuelta para ir a su habitación.

– Espera. – Dijo él, Lilly se detuvo y volteó para mirarlo. Hacer lo que pedía la gente y en especial lo que pedía él era algo que estaba en su sistema. – Yo… yo… yo… Umh. Espera. – Dijo e hizo una clase de puño con su mano. Estaba tartamudeando de nuevo y debía controlarlo. – T…tú…tú… sabes que… que me gustas ¿no? – Ella hizo una mueca y finalmente asintió. Justin se quedó callado unos segundos hasta que finalmente preguntó: – ¿Tendrías piedad de mí? – Lilly arqueó una ceja, sin entender a qué se refería él. – Yo… yo… yo… yo… te… te necesito. – Terminó de decir y se acercó a ella, ella se alejó y finalmente terminó acorralada en una pared. – Me... me refiero a que er...eres ardiente y n... necesito acostarme contigo... Ahora mismo. 

– No podemos. – Dijo Lilly_ y tragó saliva. No quería hacerlo y Justin estaba peligrosamente cerca.

– – Extraño tener sexo contigo, lo digo en-enserio. 

– No podemos. – Dijo ella e intento separarlo, pero fue inútil. Justin la tomó de la cintura y la acorraló aún más.

– ¿Por qué? 

– Porque no. – Justin comenzó a olfatear el cuello de Lilly, quién cada vez se sentía más violada. Para su suerte, Jeremy y Casandra estaban entrado a la casa, aunque ninguno escuchó en lo absoluto porque Lilly intentaba sacarse a Justin de encima, y él de ponerla abajo. 

– Por favor. – Alargó él. – Una vez más, s-sólo una. Por favor, una más, hagámoslo una vez más, sólo una. – La luz de la cocina se encendió, Justin volteó a ver y Lilly supo que estaba salvada.

– Justin, acaba de llegar tu papá y te puede castigar, ve a tu habitación. – Susurró Lilly. Justin se volvió a ella y bufó. 

– Por favor. 

– Bueno, sólo vete a tu habitación. – Lo empujó hasta la entrada de su habitación para luego entrar al suyo y arrojarse en la cama, aliviada.

Alivio que se escapó cuándo al día siguiente se encontró con Jeremy en la sala, y fue reemplazado por nervios asesinos cuándo él le preguntó al respecto. Él había escuchado aquella parte dónde Justin pedía por una vez más, Casandra no, ella tenía audífonos y estaba concentrada en su canción. 

Lilly se sintió demasiado nerviosa, pero debía mentir y no era la primera vez que lo hacía.

“A Justin le gusta una chica y cómo ayer llegó borracho creyó que era ella, yo sólo le seguí el juego porque no quería que reaccionara mal”. Eso fue lo que inventó y Jeremy le creyó. Pero estaba Justin, y cuándo Justin le mintió no le creyó, no porque fuera una mala mentira, fue sólo porque era Justin. Él dijo que no sabía de qué estaba hablando y Jeremy supo que pasaba algo, la cosa es que no sabía que era. 

Se le ocurrió una única y simple solución, alejarlos porque pensó que lo que fuera que pasara entre ellos era cosa de Justin. Cosa que era cierta. 

Dos días después Casandra estaba convenciendo a Lilly de ir a Inglaterra, de la misma forma que su esposa la convencía a ella para que lo hiciera.

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