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Capítulo seis.

Sábado, Lilly se arreglaba para ir al castigo. Lo único en lo que podía pensar era que Justin y Mónica estarían allí. Vaya, pero que castigo… Se lamentó para sus adentros y suspiró mientras se mordía el labio. "¿Por qué con ellos?" pensó, sabiendo que no obtendría una respuesta. Se resignó y fue al castigo, sabiendo que la esperaba un horrible mal rato.

Llegó al castigo, siguió el protocolo y luego tomó asiento atrás. Le alegraba que fuera un castigo común, su escuela era privada así que nunca se sabía cómo los castigarían, pero para ser privada funcionaba como una pública en muchas cosas. Sacó su libro de dibujos y comenzó a dibujar, mientras otros dormían ella dibujaba. Dios, pero dibujar sí que la desconcentraba, lograba hacer caso omiso a las burlas a su alrededor, no le importaban porque ni siquiera escuchaba, se perdía en su arte y ya. 

- ¡Lilly! Hola. – Miró a Justin con una mueca. ¿Desde cuándo era amable? – Te ves… Luces… ¡Esa ropa es…! – Justin se hartó de intentar y fue al grano. – Vine a hablarte de una situación y quiero ser lo más suave posible porque lo que te voy a pedir no es algo que te pueda quitar fácilmente. Desde el miércoles estás juntándote con ese chico… ¿cómo se llamaba?

- Mathew.

- Bueno, ese. Yo creí que él iba a dejar de juntarse contigo pero eso no ha pasado, y bueno, solo quería decirte que debes alejarlo. 

- ¿Alejarlo?

- Sí, que lo espantes, te lo pido a ti porque no quiero tener que espantarlo yo ¿entiendes? ¿Puedes hacer eso? Es solo porque no querrás lastimar a la única persona que se te ha pegado en meses. ¿Puedes hacerlo? Porque si no lo haces tú lo haré yo y eso es una pérdida de tiempo para todos.

- Es…Está bien.

- Genial, tienes hasta el jueves. ¡Que tengas un…! – suspiró. Eso no era lo suyo. – día.

Por primera vez tenía a alguien que se le acercaba y Justin la obligaba a alejarlo, genial. ¿Por qué le afectaba tanto qué tuviera un amigo? Era solo uno, uno solo. No le cabía en la cabeza ya que Justin ignoraba su existencia la mitad del tiempo, ni lo iba a notar, pero ya fue, era espantarlo o él la iba a pasar mal por su culpa. Al menos Justin logró que Mónica la dejara en paz por ese día, era lo único bueno de ese favor que le pidió.

Llegó el lunes, Lilly hizo lo que pudo para alejarlo pero al parecer no fue suficiente porque Mathew estuvo allí, igual de amigable. Martes y miércoles pasaron. El chico era insistente, Lilly se rindió, no había otra opción, el día que seguía era jueves. 

- ¿Qué tal, Lilly? – le dijo Mathew sentándose a su lado.

- Hola, Mathew. – siguió dibujando.

- ¿Qué haces?

- ¿No se nota? – Intentó ser grosera, pero tarde o temprano se iba a disculpar.

- Auch. – dijo Mathew. Lilly suspiró, pero debía ser grosera, no quería que él pasara lo mismo que ella. – ¿Por qué estás siendo extraña?

- Yo soy extraña, Mathew.

- Bueno, sí, pero, has sido algo grosera. 

- Está bien.

- ¿Por qué estás siendo tan grosera? – Lilly calló, no sabía cómo responder a eso.

Mientras Lilly hacía un fuerte intento por ignorar la pregunta de Mathew, Justin ya iba en camino para darle la “bienvenida”. Mathew ni siquiera supo quién fue, solo llegó, le hecho refresco encima y siguió de largo.

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