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Capítulo veintisiete.

Viernes, un día para la boda. Fue un día ajetreado, todos tenían algo qué hacer. Más que nada había que arreglar detalles, además, habían hombres entrando y saliendo de la casa dejando todo arreglado para el gran día. En la noche toda la familia se reuniría para la cena de ensayo. 

Casandra eligió todo lo que Lilly debía usar, en la cena de ensayo y en la boda. Lilly cómo Dama de Honor principal se saltó varias de sus responsabilidades. Cuándo Casandra le pidió que fuera su Dama de Honor, la boda estaba planeada ya, Lilly solo la acompañaba a afinar detalles, diseñó las tarjetas de la boda y acompañó a Casandra a la imprenta de ellas, planeó la despedida de soltera pero no fue, pero bueno, cumplió. 

Lastimosamente, Lilly había olvidado que cómo Dama de Honor principal debía hacer un brindis, así que cuando su mamá le recordó esa tarde le cayó como balde de agua fría. 

Lilly se tomó una píldora y se puso el vestido que su mamá había comprado para ella usar en la cena de ensayo, ése vestido y el que usaría en la boda iban en otro equipaje, por eso no se quedaron en Atlanta. 

Se hizo la hora y todos se reunieron para ensayar, a su vez comenzaron a llegar algunos invitados cómo las damas de honor y los caballeros de honor, porque debían estar en la cena. 

El Padrino del novio y la Dama de Honor principal debían hacer su brindis, o sea Justin y Lilly.

– Sí… – Alargó Justin. – Es qué aún tengo que arreglar detalles de mi discurso, no me gustó cómo quedaron algunas partes. 

– ¿No lo has hecho? – Preguntó Jeremy tomando de su copa de vino, casi seguro de que no lo había hecho.

– Por supuesto que sí, sólo faltan detalles, es eso. – Por detalles se refería a gran parte del discurso. 

– Seguro. – Dijo Jeremy mientras dejaba la copa sobre la mesa, para nada convencido. – Veamos que tiene Lilly. 

– Me faltan detalles igual. – Mintió. 

– Es irónico cómo sus hijos harían la pareja perfecta. – Dijo Jimmy, intentando sacar un tema de conversación. Lilly Y Justin fruncieron el ceño, ninguno se imaginaba con el otro, además, era incómodo.

– ¿En qué te basas? – Preguntó Jeremy mientras se metía un trozo de carne en la boca.

– Míralos, ambos son tan serios y hablan poco y no sé, creo que son almas gemelas. De hecho, cuándo los conocí a ambos creí que eran mudos. En fin, esa pareja nunca va a existir. – Dijo Jimmy mientras agarraba su copa de vino. Lilly hizo una mueca, porque además recordó el día anterior y su mente le decía que no había tomado suficientes píldoras cómo para aguantar eso.

Simplemente me voy a pasar el resto diciendo que se fueron a dormir después y fue incómodo, al menos así se sentían ellos. 

Al día siguiente los levantaron temprano porque era el día más ocupado de todos, el de la boda. 

Lilly esperaba sentada sobre la cama a que Justin saliera del baño, se le podía notar lo ansiosa de lejos y de todos los días que pasó allí nunca se sintió peor. Justin salió del baño con una toalla alrededor de su cintura, al salir vio a Lilly, pudo notar lo preocupada que estaba, le dio curiosidad saber que la atormentaba.

– ¿Qué te pasa? – Preguntó él mientras abría un cajón. 

– El brindis. – Dijo Lilly cómo una mínima parte de todo lo que la tenía de esa manera.

– ¿No lo has hecho? – Preguntó él mientras sacaba su ropa interior.

– No. 

– ¿No sabes qué decir?

StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora