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Capítulo veintidós.

(Material subido de tono, apartir de aquí sera un poco mas vulgar)

Lilly se había vuelto la estudiante de Justin porque a medida que avanzaban él le enseñaba como hacer las cosas bien, en sí, a medida que avanzaban Lilly aprendía como tener buen sexo, pero ya habían llegado a la quinta reunión y seguía siendo igual de terrible. 

Era Lilly, le costaba, le costaba demasiado hacerlo, llegaba un momento en el que olvidaba todo y entraba en pánico. No lograba acostumbrase a que Justin la tocara, no disfrutaba en lo absoluto la idea de que él la viera desnuda y se sentía sucia, se sentía como la peor basura existente y cuando terminaba todo ella se sentía peor, la depresión la estaba consumiendo. Si tuviera disposición Justin ya la habría dejado en paz, el trato habría acabado, pero no la tenía y él no se quedaría con la frustración, no dejaría que un culo así se le escapara. 

Siete veces, lo habían hecho siete veces y aún todo era desagradable, de hecho, era peor que antes. Lilly seguía deprimida y cada vez se sentía peor. 

El viernes Mathew fue a visitarla después de la escuela, como a las 6pm. Él estaba al tanto de que ella estaba deprimida y no quería que estuviera sola, aunque ella estuviera distante. 

Él entró y subieron al cuarto de ella. Vieron dos películas completas pero ella estaba tan distante, lo estaba matando.

- ¿Qué te pasa, linda? – Le preguntó él a ella. Ella suspiró y lo miró.

- Días difíciles. – Respondió Lilly y dejó de mirarlo, se le habían aguado los ojos de repente. 

- Lo noté. Pero, ¿por qué? – Preguntó él con delicadeza.

Lilly se quedó en silencio mientras miraba al suelo, intentando reprimir el llanto. Mathew comenzó a acariciar su mejilla. 

- Vamos, dime. – Dijo Mathew con la misma delicadeza que usaba para acariciarla. 

Él estaba siendo tan hermoso que ella terminó explotando en llanto unos minutos después. Él intentaba calmarla acariciándola y diciéndole que dejará de llorar pero solo la hacía empeorar. 

- ¡Apesto! ¡Soy lo peor! ¡Soy un gran pedazo de mierda! – Exclamó ella sin dejar de llorar. 

- Eso no es cierto, no es verdad, Lilly. – Dijo él e intentó tomarla del brazo pero ella se apartó y se arrodilló sobre la cama.

- ¡Sí, sí lo soy! ¡No tienes idea! – Gritó ella. Mathew intentó agarrarla de nuevo pero ella no se lo permitió. – ¡Ni siquiera entiendo porque sales conmigo! ¡Soy una porquería!

Se le cortaba la respiración y la voz, lloraba demasiado. Lilly puso sus manos sobre sus ojos y se sentó en la cama, como si se rindiera. Mathew espero a que estuviera un poco más calmada, lo suficiente para poder agarrarla del brazo y que ella no hiciera oposición. Intentó acercarla a él pero ella permanecía sentada en el mismo lugar de la misma manera, él se acercó a ella y se sentó a su lado, luego, poco a poco la acomodó sobre él hasta que ella quedó sentada sobre sus piernas y la cara en su cuello. Él comenzó a acariciar su cabello y después de un rato ella dejó de llorar, luego pasó otro buen rato para que ella calmara su respiración. 

Ella recostó su cabeza sobre el hombro de él, él la miró, le dio un beso en la frente y luego a esparcir más besos por todo su rostro, terminando por sus labios. 

Él comenzó a acariciar su cabello detenidamente. Ella lo miraba detenidamente, tenía los ojos rojos por las lágrimas, pero para él seguía siendo hermosa. Volvió a besar sus labios, lentamente, no quería lastimarla ni mucho menos, le parecía una muñeca frágil a punto de quebrarse.

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