ENCADENADA

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Mientras cómo, recuerdo cuando conocí a Sarer y a su hermano, puedo decir que fue de las primeras experiencias bellas que recuerdo además de que gracias a ello pude conocer mis poderes. Descubrí mis poderes un día mientras Sarer y yo jugábamos con algunos delfines en los jardines de palacio, en ese entonces ambas tendríamos cerca de 50 años.

<<Aquellos días tranquilos pasaban sin más felices junto a mi padre, cansada de siempre escuchar la misma respuesta a la pregunta que yo hacía en cada ocasión que podía a mi padre sobre que había pasado mi madre deje de preguntar, creo que al final me resigne al hecho de que jamás conocería a mi madre, mi padre decía que mi madre había muerto poco después de que yo nací, razón por la que no la conocí aunque yo de alguna manera creía que mi madre estaba viva en algún lugar - de hecho aun creo que así es, creo que está viva - pero papá es lo que siempre decía, incluso su expresión de usual alegría cambiaba cuando yo hablaba sobre el tema.

¿Papá puedo salir hoy a jugar con los demás niños? - pregunte con la esperanza de que por fin me permitiera salir de la casa, había hecho todo lo que me había pedido ese día, según yo, tenia merecido poder salir y conocerlos - ¿puedo? Anda papá déjame ir un rato con ellos - los miraba por la ventana de la casa, tenía que elevarme con mis aletas para poder asomarme fácilmente ya que por mi misma flotando de forma normal no alcanzaba la ventana.

Mi padre como siempre ocupado no me ponía la suficiente atención, tan solo iba de una lado a otro a toda prisa por su trabajo, pero no solía dejarme sola.

Ameli - decía mi padre sin mirarme, siempre haciendo algo apenas se detenía para poder hablar conmigo - hija no debes de salir, ya te lo he dicho muchas veces aun eres muy pequeña además de que los animales son peligrosos.

Pero papá, yo quiero salir un rato, por favor - rogaba a mi padre, pero sin resultado positivo, siempre era la misma respuesta también a esto.

Te voy a dejar salir hasta que por fin tengas tus poderes para que puedas protegerte de alguna manera, mientras tanto no, entendiste Ameli - era cariñoso en la forma que lo decía para que no me sintiera mal, lo único malo es que no sabía cuando aparecerían mis poderes, suelen aparecer entre los 50 o los 70 años es raro cuando alguno de nosotros los obtiene antes de esa edad.

Pero papá, yo he visto que algunos los descubren jugando con sus amigos - le explicaba a mi padre aunque yo dudo que me escuchara en aquel entonces, siempre estaba atento a su trabajo.

Eso no es cierto Ameli - decía el - eso es imposible, a los otros niños los dejan salir, porque ya tienen sus habilidades, pero tu aun no. Lo que si puedes hacer es salir al portal por un rato y obsérvalos o juega con los animales que pasen por a aquí.

Está bien - decía resignada. Aunque no me gustaba la idea de simplemente quedarme en el portal de la casa, para mí era una victoria, ya que fuera de la casa, era fuera de la casa, como estaba dentro casi todo el tiempo.

El portal de la casa siempre era como el pasaje a un nuevo mundo, más allá de las frías paredes de la casa, que hasta cierto punto eran como mi prisión, mi padre se empeñaba en mantenerme en casa, pero siempre fui obstinada en salir; el exterior siempre me sorprendía y me encantaba poder ver todas las plantas y peces, sus hermosos y brillantes colores como los de mi ropa, incluso en algunas ocasiones intenté mirar directo al sol, pero cada vez me deslumbraba.

Al salir del portal veía a algunos niños pasar volando junto a sus padres, siempre me pregunte porque mi padre jamás hacia eso.

Alguno se detenían por un momento a ver como estaba yo sola ahí sentada y luego se iban rápido cuando los otros los llamaban yo solo podía soñar e imaginar que pasaban y me hablaban para poder ir con ellos donde se nos ocurriera en la ciudad.