Mi mejor amiga, con Atlimus. ¿Qué hace mi mejor amiga con él? Y ¿qué significa que han estado juntos? Su lugar, un lugar ocupado por alguien más. Mi lugar, el lugar que yo estoy ocupando. El trono. Estoy aquí por qué me necesita, ¿para qué me necesita?
El corazón me late fuerte, tan fuerte como cuando pienso en Darius. Pero ahora es por otra razón, miro mis manos están temblando. Apenas escuche el nombre de mi mejor amiga pronunciado por Atlimus no pude evitarlo y me aleje tan rápido como pude para no seguirlos escuchando. Me eleve hasta que pase por encima de la puerta para que no me vieran, aunque quizá hubiera sido mejor, que me hubieran visto.
Lista para la ceremonia - levanto la cabeza y miro hacia la puerta que está abierta, por la prisa, y el enojo, olvide por completo cerrar cuando entre. Muzo entra en mis aposentos, trae puesta su armadura completa de guardia - saldremos mañana temprano.
No me han dicho nada - explico, apenas puedo hablar. No es posible que el hecho de que mi mejor amiga este con Atlimus me doliera tanto. Me siento traicionada - ¿qué ceremonia? Por eso están todos tan ajetreados hoy.
La ceremonia que está preparando el rey - Muzo se acerca y toma asiento a mi lado en mi lecho de roca cubierta de algas y Miurm - nadie sabe con exactitud para que es, pero nos tiene a todos muy atareados desde que llego esta mañana. Muchos guardias han sido enviados al lugar de la ceremonia, creo que es cerca de la antigua ciudad. - explica y se rasca la cabeza.
Y tu no vas a ir - inquiero, necesito saber que alguien me acompañara, y como no he podido hablar con mi padre, me siento... sola.
Todos debemos estar ahí - señala.
Entonces por qué no te has ido aun - agrego, Muzo pone su mano sobre la mía, es pesada y un poco espera pero me agrada la sensación. Lo miro, esta sonriendo.
Yo pedí ser parte de la escolta de la reina - dice con voz apenas audible. Su cara esta un poco roja. - se lo eh pedido al amigo de tu padre como se llama...
Fiur - asevero - ¿el también va a estar ahí?
Si, ya te lo dije, todos los guardias debemos estar ahí - repite, me mira y aprieta un poco mi mano. Yo la retiro lentamente. Muzo se levanta y se dirige hacia la puerta - te veré mas tarde.
Muevo la cabeza. Lo veo salir de mi habitación, mientras cierra la puerta tras de sí, siento la obligación de hablarle de lo que había escuchado en la habitación de Atlimus, pero ya es muy tarde, Muzo ya se había marchado, se lo hare saber en otra ocasión o ¿ya lo sabrá? Seguro que sí, al final se trata de su hermana.
No tengo ganas de ver a Atlimus nuevamente, pero aun así bajo a la hora de comer. El ajetreo es igual por todos los pasillos, si no es que un poco más. Me siento a la mesa pero soy incapaz de mirar a Atlimus, a pesar que me habla en repetidas ocasiones sin que yo preste atención a sus palabras lo único que logro captar de su conversación es que salimos al medio día hacia el lugar de la ceremonia. Sencillamente no quiero escucharlo, no quiero. Apenas toco la comida frente a mí. No tengo apetito. Me es casi imposible comer algo, así que tomo unas cuantas ostras, pido disculpas y salgo con rumbo a mis aposentos.
Apenas salgo sal salón principal de palacio, me encuentro de nuevo con Sarer, iba bajando por la escalera del segundo nivel.
Ameli te estaba buscando, fui a tu habitación pero no estabas ahí, que bueno que te encontré - parece realmente feliz de verme, aunque yo no puedo decir lo mismo, me es casi imposible evitar sentirme traicionada en varias formas. Tanto porque no me dijo que ella lo conocía. Como también por estar con él - ahora si me vas contar por que crees que el humano está vivo verdad, tengo mucha curiosidad.

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ENCADENADA
Teen Fictionuna sirena de cabellos rojos, un amor prohibido por su pueblo por considerar a los humanos peligrosos e inferiores a ellos. cuando el príncipe de su raza la obliga a casarse con ella y mantenerla encerrada ahí descubrirá los secretos de su pueblo...