9

765 42 1
                                    


Es casi el crepúsculo. El agotamiento de la mayoría de los viajeros se hace presente, especialmente en los pequeños que a estas alturas ya son llevados a cuestas por sus madres. Los veo y eso me provoca un poco de melancolía ya que yo nunca conocí a mi madre, pero no puedo negar que pase buenos tiempos con mi padre Yulim a quien quiero mucho.

Deje de utilizar mis aletas hace más de una hora, ahora me impulso con mi improvisada cola de pez al igual que mi amiga Sarer, nos hemos logrado colar hasta casi el frente de la pequeña comitiva que acompaña al cuerpo de la reina hasta su última morada. Estamos justo detrás de los tritones que llevan el cuerpo de la reina, Fiur ahora está cargado el cuerpo de la reina junto a otros tres tritones, por lo que es imposible que nos ponga atención a nosotras o nos vigile, cosa que no es necesaria ya que sabemos que no debemos retrasarnos debido a los peligros, además del muy bien fundado temor de extraviarnos en el mar si nos alejamos demasiado.

Para mí a resultado bastante fácil no intentar detenerme a observar los alrededores ya que no hay gran cosa que observar, tan solo la oscuridad de las aguas que nos rodean, la única y ahora escasa luz que nos queda es la del sol que está casi por abandonarnos a nuestra suerte en las frías, oscuras y peligrosas aguas del Atlántico. Lo único que he podido observar desde que nos elevamos son algunos peces y ballenas que han pasado junto a nosotros pero procuro no distraerme demasiado, además de que Sarer me ayuda jalándome del brazo cuando me hundo en mis pensamientos.

La oscuridad que se avecina cada vez que el sol se oculta más y más en el horizonte. No nos preocupa demasiado ya que podemos ver bien en las penumbras, nuestros ojos están acostumbrados a ello, pero lo que si me asusta un poco es lo que podamos encontrar en la noche fuera de la ciudad; es la primera vez que abandono la ciudad en la noche, Sarer es quien luce por mucho más nerviosa que yo, que para ella es la primera ocasión en que se aleja tanto de la ciudad y por tanto tiempo. Es la primera noche que ambas pasamos fuera la ciudad.

Nuestro avance es lento pero con paso firme.

¿Crees que falte mucho para llegar? - me cuestiona Sarer, su nerviosismo se hace notar en su voz que normalmente es segura, ahora está completamente adherida a mí brazo, como si temiera perderme, lo que provoca que yo también este un poco nerviosa - comienzo a sentirme muy cansada.

No lo sé - respondo y niego a la vez con la cabeza - pero espero que pronto lleguemos - tengo tanto las aletas como también las piernas cansadas de agitarlas por tanto tiempo pero procuro no demostrarlo para no desaminar a Sarer.

Pregunta al amigo de tu padre - sugiere Sarer y señala a Fiur con la mirada.

No creo que sea buena idea distraerlo,

Tienes razón, entonces preguntemos a alguien más. ¡Vamos! - exclama y me jala del brazo que me tiene sujeta evitando así separarnos.

Nos acercamos a una pareja, que se encuentra cerca de nosotras, entonces Sarer me indica que les pregunte.

¿Disculpen... ustedes saben si falta mucho para llegar?- digo un poco nerviosa y avergonzada a la pareja son un tritón y una sirena, ambos tendrán entre los 700 u 800 años, el pelo del tritón es largo, la cae un poco mas abajo de los hombros y con algunos mechones de color blanco que lo hacen lucir muy bien aun para su edad, por su parte la sirena viste un bello vestido de cola muy larga que tiene envuelta en sus piernas al igual que nosotras pero que aun así sobra un buen tramo, su cabello es largo y con algunos rizos y es completamente negro sin ningún rastro de cabello emblanquecido por la edad.

La pareja nos mira por un instante y ambos sonríen.

No falta mucho - dice el tritón, su voz es grave y profunda - ya estamos muy cerca no se preocupen - su tono de voz es tranquilizador.

ENCADENADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora