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Después de mucho pensar es hasta casi media noche que he terminado el traje para Darius, unir las piezas resulto mucho más fácil de lo que pensé en un principio. Ahora terminado en definitiva que tiene un mejor aspecto lo único que le hace falta son unos detalles menores que puedo arreglar en tan solo un momento. Le pongo unas cuantas conchas que sarer trajo y algunos trozos de oricalco puro que mi padre tiene en su habitación, los cuales espero no necesite jamás.

Como ya es demasiado tarde incluso para dormir decido comer algo, en verdad que me hace falta.

Tomo mis alimentos de la alacena y me dispongo a devorarlos en el salón principal, engullo mis alimentos tan tranquila como puedo al fin tengo todo el tiempo del mundo para disponer de él. Al terminar y sin nada más que hacer salgo de la casa y subo al techo para poder admirar el panorama de la ciudad mientras todos descansan plácidamente en sus casas.

Me elevo despacio hacia el techo, la corriente de las mañanas suele ser tranquila por lo que no requiero de mucho esfuerzo, además de que no es tan alto, serian unos seis o siete metros hasta el techo de la casa, mientras subo paso mi mano por una de las enormes columnas talladas que sostiene el cielo de la casa. Una vez arriba me siento sobre la roca fría y cubierta por algo del arrecife, unos cuantos peces rondan por encima de las casas, aun por la noche algunos animales se mantienen activos, seguro que lo hacen por la seguridad que les puede proporcionar la noche.

La calma se puede respirar por todo el lugar, miro por un momento hacia arriba, hacia la superficie, la imagen de la cara de Darius viene pronto a mi cabeza, sonrío, tan solo imaginarme estar con él me hace infinitamente feliz, estar a su lado es lo que más disfruto.

Pronto los primeros rayos del sol aparecen sobre la superficie del agua penetrando en la ciudad de forma sigilosa y muy hermosa, una escuela se tortugas se ve pasar a lo lejos con dirección al sur, miro de nuevo al sol que penetra en el agua de forma muy suave. Me recuesto un momento para poder descansar un poco, me tallo los ojos pero con un gran esfuerzo los mantengo abiertos. La noche en vela trabajando en el regalo para Darius vale el cansancio que ahora me agobia, sencillamente él lo vale, haría cualquier cosa por él.

Abro los ojos, no sé en qué momento me quede dormida, el sol ahora está casi en el punto del medio día, los animales, tritones y sirenas vuelan por doquier, las calles de la ciudad están abarrotadas de gente yendo de un lado a otro como siempre, los miro desde el techo de la casa, me imagino que es de esta manera como los dioses nos ven a nosotros llevar nuestras vidas. Veo a alguien entrar en la casa.

Bajo tan rápido como puedo, sonrio, quizá es mi padre, pronto caigo en la cuenta que quizá no se trata de él ya que sus viajes suelen tardar, pero tengo la esperanza que haya sido un viaje corto y ya ha regresado para estar a mí lado. Entro en la casa pero no veo a nadie en el salón principal. Escucho que algo se mueve en el cuarto de mi padre, lo cual me llena de alegría y voy tan rápido como puedo hacia allá, le grito a mi padre, quizá si es el después de todo, aunque fuera poco tiempo pero en verdad lo extraño mucho, el corazón se me acelera pensando que es el pero cuando entro a su habitación a quien veo es a un triton de la guardia real.

Es Fiur un viejo amigo de mi padre, es tan solo un poco mayo que mi padre y se nota en su cabello que es casi por completo blanco, cosa que de cierta manera realza su belleza natural de tritón, su cuerpo esculpido y fuerte solo es cubierto por la toga de miurm negro y sobre ella la hermosa y brillante armadura de oricalco, tiene un poco de barba también blanca. Su piel como la de la mayoría de nosotros es clara.

Hola Ameli tiempo sin verte - dice Fiur de forma muy amable, el siempre ha sido amable conmigo podría decir que es como un segundo padre para mí, es el mejor amigo de la infancia de mi padre, al parecer se criaron juntos. Debido a su trabajo en la guardia real no tuvo ningún descendiente, pero me considera como su hija. En cuanto lo veo me lanzo a sus brazos y pego mi cabeza su fuerte pecho. - ¿Qué te pasa ni mi niña querida?

ENCADENADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora