Capítulo 10

280 37 7
                                    


"¿Cenizas?"

"Era lunes otra vez, me sentí agotado de solo recordar que tenía que enfrentarme a ese grupo que me molestaba, los días se volvían más agotadores. No compartía todas mis clases con Frank, y aquellas que no compartía era donde más me molestaban, desgraciadamente era algo a lo que ya estaba acostumbrado. Cuando mis padres dijeron que nos mudaríamos a Madrid, sentí alivio de por fin dejar esa escuela donde simplemente no podía hacer ni un amigo. Al llegar a Madrid todo se sintió diferente, gracias a que conocí a Frank y Alex, tiempo después llegó Samuel. Dándole un poco de alegría a mis días, sin embargo, ayer deje mis cosas en mi lugar y ellos llenaron de maldiciones mi libreta de ciencias. Esa libreta la encontró Samuel y me pregunto qué había pasado, yo no quería contarle todo eso, pero él pudo descifrarlo.

Entré al salón de clases, era temprano como siempre, nunca podía evitar que mi padre me llevara a esa hora, y era peor porque la primera clase no la compartía con Alex o Frank. Los vi entrar seguidos de un par de chicas que tomaron los lugares del frente, mis manos comenzaron a temblar, un problema normal en mi cuando no podía controlar mis emociones, las sostuve con fuerza y ellos se sentaron al fondo del salón. No me dijeron ni una palabra, ni siquiera me miraron, fue como si no existiera para ellos.

--¿Todo estuvo bien hoy? –me preguntó poniendo una pajilla en mi jugo y entregándomelo, lo mire con curiosidad

--Supongo –dije buscando descubrir un poco más, tenía ligeras sospechas de porque me habían dejado en paz, bajé la mirada para ver como sus manos se convertían en puños sobre la mesa, entonces lo descubrí --¿fuiste tú verdad? –lo miré a los ojos, esquivo mi mirada y bebió de su caja de jugo, yo seguí intimidándolo, notando como él había sido el causante de esa diferencia –gracias –dije tocando su mano, haciendo que sus dedos se cruzaran con los míos, estaba consciente de que no había nadie alrededor, estábamos solos

--Me alegra que funcionara –confesó con una sonrisa de tranquilidad

--¿Qué fue lo que les dijiste?

--Un par de cosas, y luego los intimide con mis amigos

--¿Juan?

Asintió y bajo la mirada a nuestras manos jugueteando –voy a protegerte siempre Guille, no voy a dejar que te hagan daño otra vez –me miro a los ojos y ajusto más nuestro agarre –lo prometo –pude sentir su sinceridad, estaba seguro de que lo haría, él cumpliría esa promesa."

...

Mis lágrimas comenzaron a fluir todavía más, estaba en un taxi camino al hospital donde trabajaba Santiago, no podría soportar estar en la oficina de esta forma --¿se encuentra bien? –pregunto la conductora, me acerco una caja con pañuelos y agradecí, trate de controlar más mi llanto, yo mismo me desconocía en ese momento. Baje del auto agradeciéndole otra vez la atención, me quede de piedra al ver el enorme edificio frente a mí, tenía que encontrar valor para cuestionarlo. Lo pensé todo el camino, había tomado el taxi sin pensar, pero era lo mejor, tenía que enfrentarlo sí o sí. Samuel pudo decirme que era mentira al final, sin embargo, sus ojos fueron sinceros desde el inicio, él no estaba mintiéndome.

--¿Dónde puedo encontrar al doctor Santiago Montenegro? –pregunte en la recepción de donde estaba la zona de cardiología, más de un par de veces había pasado por allí, conocía el lugar

--Está en consulta, ¿tiene cita?

--No, solo dígale que Guillermo Díaz lo busca, que es importante –la enfermera accedió y me quede sentado en una orilla de las bancas, deje mi cabeza caer entre mis manos y analice de nuevo mi situación. Una parte de mí se negaba a que eso fuese verdad, pero al recordar ese día, al recordar días anteriores, él siempre tenía cosas que me hacían dudar. Que desgraciadamente hasta ese momento han llegado a ser obvias en mi mente.

Tus Ojos Brillan DiferenteWhere stories live. Discover now