Tus Ojos Brillan Diferente

Capítulo 12

"Recuerdos ocultos"

Corrí cual cobarde para salir de ese bar, estando fuera llame a Eduardo y le dije que me iría a casa, de la adrenalina le dije que había conseguido algo, así que no me iría solo. No recibí ni una llamada o mensaje más, agradecí aquello, en cuanto llegué a casa me quedé sin hacer nada, tan solo estaba tirado en el sofá, no lograba procesar lo sucedido. Estaba jodido, había caído ante su cercanía, de verdad me había rendido ante él, si él hubiese querido follar en ese mismo lugar, con un demonio que yo lo hubiera hecho. Encontré nuestro limite, creí que tomarnos de la mano era malo, sin embargo, esto parecía peor, mi estómago se revolvía de recordarlo, eran mariposas, recordar su tacto me pintaba una sonrisa involuntaria. Ahora lo entendía, ahora entendía todo, yo estaba enamorado otra vez.

En algún momento me quede dormido en el salón, ya que desperté casi en la misma posición que recordaba, olvide que también había bebido considerablemente. Me levanté sintiendo la llegada del invierno, hacia demasiado frió para lo que estaba usando, me miré en el espejo del baño, mi ropa lucía sumamente atrevida, nada comparado con la forma en que yo me vestía. Esos pantalones de verdad estaban ajustados, y la camiseta mostraba mucha piel, no entendía por qué acepte usarlo.

Al llegar al trabajo me di cuenta de que todos estaban muy relajados, se notaba muy fácil en el ambiente --¡Willy! –gritó Eduardo en cuanto me vio llegar, salude y tome mi lugar

--¿Qué tal estaba? Cuéntanos todo –dijo Anna cogiendo una silla cercana y poniéndose frente a mí, no me dejarían en paz.

Mierda. Tenía que inventarme alguna historia, y una creíble así que pensé en contarles lo que paso, sin decirles el detalle de quien era esa persona –era muy guapo, ojos color almendra, me fue imposible resistirme a su mirada, y todavía más a su tacto –pensé que podía sucederme como en las películas, y de pronto aparecería Samuel detrás de mí, y habría escuchado todo, así que le di un final brusco a la historia –hablamos un momento y salimos del bar –encendí mi ordenador, dejándolos esperando

--¿Y ya? Esperábamos algo más emocionante sabes

--Nos besuqueamos en los baños, allí está tu emoción

--¡¿Follaron en los baños?! –gritó Eduardo, para luego darse cuenta de su error y cubrir su boca con culpabilidad

--Sutil... --burlo Anna --¿lo hicieron? –regreso a mirarme

--No, alguien interrumpió

--Joder, o sea que lo hubieras hecho –sentencio segura –me encanta el Willy soltero –le di una sonrisa inocente y nos disolvimos, teníamos trabajo que hacer, en lugar de estar tonteando. Miré el reloj y me di cuenta de que Samuel no había llegado, mejor para mí por supuesto, todavía no estaba listo para verlo de nuevo. Ni siquiera estaba seguro de que debía decirle, bueno, en realidad sí que sabía. Eso no había sido importante, eso pensaba decirle, era otro error por más que él quisiera negarlo. Abrí mis herramientas de trabajo y me dediqué a programar, solo así enfocaba toda mi atención en algo productivo.

...

Al siguiente día me enteré que Samuel había ido a Londres por unos días, por ello todos salían más temprano y estaban más tranquilos, sentí que eso podía afectar un poco nuestro desempeño, desconocía la situación de los demás, pero mi trabajo estaba siendo más del requerido, no pude evitar preocuparme un poco. Recibí una llamada de una vieja amiga, de la facultad, ella por lo regular siempre tomo las mismas clases que yo, por ello nos volvimos un poco cercanos con el tiempo. Dijo que quería hablar conmigo, que nos encontráramos para cenar, accedí, ya que no tenía nada que hacer. Desde que Santiago se había ido de casa, sentía un vació grande en mi vida, no era algo que me entristeciera, pero sin duda me hacía sentir extraño. Debido a que ya no era algo que podía llenar con tareas o actividades de la universidad, como antes, ahora era yo, mi casa y nada más. Pensé en conseguir una mascota, aunque descarte pronto la idea puesto que debía darle muchos cuidados, simplemente tendría que afrontar esa soledad.