Capítulo 2

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"Interrupción a la rutina"

Quizá pasaban de las tres de la mañana, yo me levante una vez más por la culpa de mi insomnio. Me quedé estirándome un poco en la orilla de la cama, amplié mis brazos hacia arriba cuando me interrumpió un bostezo, estaba cansado, sin embargo, no conseguía dormir. Sin poder evitarlo más abrí la laptop que dejé cerca, revisé mis correos pendientes, donde no había nada relevante. Estaba sumamente aburrido, me asomé por la ventana para ver la luna, la cual no estaba de mi lado, bajé las escaleras y fui hasta la cocina. Serví un poco de leche que había en la nevera, me quedé mirando como la compra estaba hecha, sonreí por el gesto tan lindo que tuvo mi pareja.

He vivido solo desde hace más de un año, mi padre jamás vendió el terreno de su casa de soltero, puesto que quería que fuera mía. Me entregó las llaves el día de mi graduación junto con la remodelación completa, uno de los gestos que tuvieron ese día. La universidad no fue de mis mejores etapas, en realidad ni las anteriores lo fueron, pero al ingresar a mi empleo considero que todo cambió para bien, me ayudaron de muchas formas para desarrollarme aún más profesionalmente. Luego de terminar mi master en programación, de inmediato me aceptaron en esa empresa, además de que ellos también comenzaban a formarse, y luego de un año nuestros resultados eran impecables. Yo conseguí un ascenso hace pocos meses, ya era líder de programación. Y en la empresa estábamos más que listos para crecer, por lo que enviarían a alguien importante para tomar la presidencia del lugar en Madrid. Pensando en todo eso es que conseguí algo de sueño, regresé a la cama y me envolví en mi cobija azul.

Durante mi sueño escuché mi canción favorita, sentí que por fin descansaba, me acurruqué todavía más para disfrutar. Aunque la canción se repetía mucho...

—¡El trabajo! —grité, era mi teléfono y eran mis alarmas, iba cuarenta minutos tarde. Me levanté lo más rápido que pude, me duche en menos de una canción, cepille mis dientes a la vez que me ponía un pantalón. No me fije claramente lo que elegí del closet, pero al final se veía bien, esa clase de suerte que a veces me perseguía.

Estaba por comprarme algo en mi cafetería favorita, pero antes de cruzar la calle vi cómo había muchas personas, incluso alguien estaba luchando por entrar junto con dos maletas grandes, cuando el local no era precisamente amplio. Me olvide de la idea y corrí al edificio, no había algo así como alguien que revisara mis horarios. Pero, siempre hay un 'pero', yo junto con mi equipo habíamos comenzado una temporada de llegar muy tarde a la oficina, y la otra mitad del equipo que si era puntual nos hicieron un trato. Quien llegara tarde iría a comprar todos los cafés.

—¡Willy! ¿Por qué no me sorprende? —se burló Anna, ella era prácticamente mi mejor amiga, estudiamos en la misma universidad solo que ella se graduó en Marketing— aquí está la lista y el dinero, animo —dijo con gracia, me entregó el papel donde anotamos lo que queríamos, incluso yo escribí teniendo esperanzas de que podría llegar antes, que iluso.

Corrí a la cafetería, la señora me reconoció y me dijo que sabía lo del trato, tanta confianza teníamos en ese lugar que ya nos conocían a todos, le entregue la lista y mientras esperaba todos los cafés sentí como alguien jaló mi camiseta.

—Llegue detrás de ti —era Alan, el practicante. Habíamos peleado mucho para conseguir que estuviera en el último piso con nosotros, era agradable y ya tenía confianza con la mayoría por una cena que tuvimos antes. Además, estaba por terminar la carrera de programación y me consideraba su mentor, era un buen compañero— creí que solo elegirían a uno, ¿Qué hago yo aquí? —se quejó recargando su cabeza en mi hombro.

—Alguien tenía que ayudarme, como es posible llevar todo eso solo —asintió dándome la razón.

—Mientras venía escuche que el presidente ya está aquí, dijeron que estaba presentándose con todos —me gire para darle atención.

Tus Ojos Brillan DiferenteWhere stories live. Discover now