Capitulo 24.

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 - Estas bien? – le susurro en su odio aferrada a su mano.

Me mira y asiente.

Es el día.

Lauren está en su semana de ovulación. Es su día fértil. Es cuando por fin va a inseminarse.

Desde mi cumpleaños, cuando me dijo que quería tener otro hijo, buscamos lo necesario para poder llevarlo a cabo. Y aquí estamos, solo un mes después.

Estoy nerviosa por todo lo que conlleva este proceso.

De aquí en adelante vienen muchos cambios.

Somos consientes que puede funcionar o no. En mi funciono en el primer intento, aunque ese embarazo no salió bien.

Con Sophie intentamos dos veces hasta que por fin quede embarazada, y salió todo perfecto.

Estar embarazada es la sensación más hermosa y especial que una mujer puede sentir.

Amo que Lauren esté dispuesta a vivirlo, y me voy a encargar de cuidarla, protegerla y mimarla tal y como ella lo hizo conmigo.

- ¿Y si no funciona? – pregunta mi mujer mientras esperamos a la doctora.

- Lo haremos las veces que haga falta, preciosa. Estaré aquí como tú estuviste para mí. Tranquila.

En cuanto la doctora Wild aparece, le explica el mecanismo con lujo de detalles, no tarda nada en inyectarla, pero es necesario que Lauren este en reposo al menos una hora.

- Estará todo bien, preciosa – le susurro – seremos muy felices.


- ¡Voy a matarlo!

- Te comprare otro, ¡lo prometo!

- ¡Camila no se trata de comprar otro!

- ¡Ya dije que lo siento! – bufo

- ¡Se irá afuera!

- No lo hará.

- ¡No! – dice Sophie imitando mi expresión.

- ¿Así que ahora pones a mi hija en contra? – pregunta cruzándose de brazos.

- Por favor – le ruego – ¡Lo educare! No tocara mas nada, ¡¡lo prometo!!

Mi casa no estaba tan tranquila cuando llegue de trabajar.

En cuanto cruce la puerta Lauren me arribo mostrándome otra osadía de nuestro gran Cori, ¡quien crece por segundo!

Lo traje prometiendo que iba a ser pequeño, y resulto ser bastante más grande de lo que pensábamos.

Por supuesto que eso fue otro motivo de pelea.

Ahora nuestra preciosa mascota rompió uno de los paneles reflectores de Lauren. Sumado a sus zapatos y un reloj de la semana pasada.

Sophie se enoja cuando Lauren lo reta por sus líos, salgo en su defensa y ahí es cuando comienza la batalla.

Conclusión: Lauren termina por no hablarme.

¡O peor! Me castiga sin sexo.

Sabe que no puedo con eso.

Vida en familia, ni más ni menos.

- Cori ice ente – interfiere mi hija sentada en el piso abrazada a su perro.

La amo.

Ella habla su propio idioma pero cuando más la necesito se hace entender.

- ¿Así que Cori dice que lo siente?

- Exacto – digo orgullosa.

- ¿Desde cuando hablas idioma canino tu? – le pregunta a mi hija.

- ¡No etes a Cori! – salta a la defensiva.

Eso no sonó bien.

- Esto es tú culpa – exclama Lauren.

Lo sabía.

-¡ Mi hija me acusa gracias a ti!

- ¡Pero si yo no dije nada!

- ¡Tu trajiste ese perro!

- Arreglare, pagare y me encargare de que Cori entienda que no debe romper mas nada. ¿Está bien?

- El perro rompe una sola cosa más y la que se encargara que duerma en el jardín seré yo – amenaza antes de meterse en la cocina.

En cuanto este perro siga con sus regalos hacia mi adorable esposa yo terminaré por unirme al club del celibato.

¡¡Debo educar a este perro ya!!

-¿ Vas a condenarme otra vez? – le susurro abrazada a su espalda

- No lo sé, ¿vas a seguir eligiendo ese perro sobre mi?

- ¡Lolo! ¡Sabes que eso no es así!

- ¿No?

- ¡Por supuesto que no! Con el perro no puedo hacer todas las cosas que tengo pensadas en el momento que te vi con ese corto camisón.

De repente ella se destapa y se encierra en el baño.

¿Otra vez?

- Lolo – golpeo la puerta – lo siento, no creí que estuvieses tan enojada... ¿Lolo?

No hay respuesta.

¡Ella y sus ensimismamientos!

Decido dejarla y darle su espacio.

Hablaré con ella por la mañana y aclare las cosas de una vez por todas.

Quince minutos después la puerta se abre y ella me busca parada en el umbral.

- ¿Estas enfadada?

Niega lentamente.

De repente descruza sus brazos y me tiene su mano derecha.

¡La miro con el ceño fruncido pero ella no me da ninguna señal.

Dudosa me levanto de la cama y voy hacia ella.

- ¿Lolo? – pregunto una vez que toma mi mano y siento su temblor.

- Necesito tu ayuda con algo – murmura ingresando al baño.

- Lolo que te suced... - me interrumpo al girarme y encontrarme que Lauren sostiene una caja rectangular delante de mí.

Mi corazón comienza a bombear tan rápidamente que puedo sentirlo en mi garganta.

- ¿Lo hiciste? – pregunto con mi voz flaqueando.

- Aun no tuve el valor de verlo.

Señala a mi costado donde sobre el lavabo se encuentra un pequeño palo rosa y blanco.

Un test de embarazo.

- Quería hacerlo por la mañana, pero no aguanto – confiesa – ¿crees que funciono?

Estoy tan nerviosa como lo esta ella.

Aun no puedo hablar.

Ni siquiera sacar los ojos de aquella prueba.

Un mes.

Tan solo un mes había pasado desde el tratamiento.

¿Será que había funcionado igual de rápido que conmigo?

- Camila,¿ te sientes bien? ¡Estas palida!

- ¿Tuviste síntomas? – me animo a preguntar.

- Sueño, mal humor repentino, estomago revuelto. ¿Se supone que es suficiente como para dudar?¿ Me estoy apresurando? ¡Cariño nunca hice una prueba de estas!

Mi preciosa esposa.

Me reiría de la situación si no me temblaran tanto las piernas.

- Camila dime algo. Necesito escucharte – ruega – podemos volver a la cama y comprobarlo por la mañana...

- ¿Estás loca?

Se paraliza.

- ¿En serio crees que podría aguantar tanto? No dormiré en toda la noche pensando en ese maldito palo.

Sonríe. Pero no cualquier sonrisa. Es una de esas que me vuelven loca, aquella que le iluminan hasta sus preciosos ojos.

También le sonrío.

- ¿Estas nerviosa?

- ¡Me muero de miedo!!

- Todo estará bien.

- Lo sé.

- ¿Como lo sabes?

- Porque tú me lo prometiste – dice abrazándome por la cintura – y confío en ti más que en nada.

- Te amo, preciosa – digo luego de besarla – ahora veamos si esperas un o una pequeño/a Jauregui- Cabello aquí dentro – le toco la barriga – ¡antes que muera de nervios!

Pero en cuanto voy a agarrarlo me frena.

- ¿Lo intentaremos otra vez en el caso que no haya funcionado?

- Una y todas las veces que hagan falta – la tranquilizo.

Juntas miramos la prueba que se encuentra boca abajo y soltamos un suspiro antes de girarlo para enfrentar el resultado.




Solo falta un capítulo para terminar esta historia, espero que disfruteis del final y no me mateis!!!

Take me home- camren  (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora