Capítulo 3: noche

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Tan sólo unas horas después, esos dos partieron.

    ¿Qué haría ahora? No sólo estaba en un aburrido planeta, sino que debía hacerme cargo de un enfermo. ¡Soy un dios, no un sirviente!

     De todas formas, ya no podría hacer nada y no me gustaría morir sólo porque a Shin le hubiera sucedido algo, así que no tengo más opción... tsk, lo cuidaré.  Ya qué.

    Suspiré derrotado y me dirigí a la cocina. Que yo sepa, no ha comido nada desde que llegué, eso no era bueno.

    A pesar de que soy un desastre cocinando, me esforcé para que la comida me quedara lo más decente posible. Creo que no lo hice tan mal. Lo puse todo en una bandeja y se lo llevé. Para mi mala suerte, aún dormía, ¿Es que tiene ganas de hibernar o que demonios....?

-Ya despierta, vago- dije sacudiéndolo.

-¿Mm? S-señor... Bills?- abrió los ojos lentamente y me miró confundido. Sus labios temblaban y su mirada estaba acuosa.

-¿Quién más voy a ser? No pienso dar explicaciones, sólo estaré aquí por un mes... ¡y ahora, cómete tu sándwich!

-¿E-eh?- le extendí la bandeja y comenzó a comer con desgano. Se nota que no sabe apreciar la buena comida.

     Por fin acabó y dejé la bandeja en su mesita de noche.

-S-señor Bills... ¿lo ha h-hecho usted?- preguntó entre toses.

-Si, ¿Qué tiene? ¿no te gustó? ¡Desagradecido!

-N-no, esto... gracias, señor. M-muchas gracias.

-Como sea. Ya me voy a dormir. Más vale que te mejores pronto.

-L-lo intentaré... buenas noches, señor.

    Salí y fui hasta mi habitación a recostarme. Que flojera da este lugar, estoy totalmente desanimado. Sólo espero que Wiss venga pronto y traiga comidas deliciosas de la Tierra.

***

    Han pasado como dos horas y no logré dormir. Eso me pone de muy mal humor. Es la primera vez que me quedo en este sitio y no estoy acostumbrado. Vaya molestia.

    Me levanté y me puse a caminar aleatoriamente por todo el templo, en un intento desesperado de relajarme. En eso, pasé por la puerta de Shin, esta estaba entreabierta. Eché un vistazo al interior y lo vi durmiendo profundamente. Como lo envidio.

    Sin saber muy bien porqué, entré, con la vista clavada en él. Recién entonces me di cuenta de que las sábanas se habían movido un poco, dejándolo descubierto. Podría empeorar por el frío.

     Lo arropé mejor... y comenzó a despertarse.

| Polos opuestos se atraen... se necesitan | ~Shills~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora