Capítulo 19: agridulce fin de semana

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《 Sé que me tardé un chingo en actualizar y lo lamento mucho, aunque, tal vez pueda compensarlo de alguna manera... 》

[Namii_San, ya te estoy haciendo el one-shot, aunque me va a costar  v":]






Ya era sábado, un día muy especial. Desperté temprano, para prepararle el desayuno a Shin, un desayuno que estaría lleno de postres, sus favoritos. Sé que no soy el mejor cocinero, pero planeo esforzarme mucho para darle la mejor mañana posible.

     Utilizando un gran libro de cocina, notas de Wiss y vagos recuerdos de los postres que me regalaba Bulma, logré hacer algo bastante bueno. Tarta de chocolate, pastelillos de vainilla y té con miel... oh, mejor tiro eso, escuché que al maldito de Zamasu le gustaba preparar té. Le prepararé leche.

    Me dirigí a la nevera, para poder tomar un poco de leche, pero, en ese momento, la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a un somnoliento y muy adorable Shin, aún en pijama, restregándose los ojos. Eso hizo que la jarra se me resbalara y, al ser de vidrio, cayera y se rompiera en miles de pedazos, de una manera muy estruendosa. Él pareció asustarse mucho con el ruido, así que, en vez de preocuparme por el desastre que había quedado en el piso, lo tomé suavemente por los hombros, para llevarlo de nuevo a la habitación. Sigue estando muy susceptible.

    Limpié todo, para poder acabar de cocinar. Luego, llamé a Shin para que viniera a desayunar conmigo. Apareció segundos después, ya vestido y con una mirada un tanto perdida, ¿en qué estará pensando? Regresó a la realidad con solo ver todo lo que había sobre la mesa.

- S-Señor Bills... ¿usted ha preparado todo esto?

- Así es. ¿Nos sentamos? No sé tú, pero yo tengo mucha hambre.

- De acuerdo... muchas gracias.

- No hace falta que agradezcas, lo hice todo pensando en ti.

    Se sonrojó bastante con mis palabras, una característica suya que me encanta. Apartó levemente la mirada y nos sentamos, para comenzar a comer. Todo iba normal, hasta que, en determinado momento, noté que había quedado un poco de crema batida en su labio inferior. Lo limpié con mi pulgar, sin darme cuenta de que me había acercado demasiado para hacerlo.

    Nuestros rostros estaban a tan solo un par de centímetros y nos íbamos acercando poco a poco. Sus mejillas estaban rojas y mis ojos, a punto de cerrarse... pero la suerte nunca parece estar totalmente de mi lado. Nos interrumpieron.

| Polos opuestos se atraen... se necesitan | ~Shills~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora