John:
Ian siempre me sonríe. Pero aquella mañana, la sonrisa que me dedicó fue diáfana.
-Hola.- dijo, con voz dulce.
-Hola.
Nos quedamos mirando por unos segundos y luego él se levantó y comenzó a vestirse. Yo hice lo mismo.
Desayunamos juntos y en un semi silencio que era interrumpido solamente por algún que otro comentario banal. Estábamos tan tranquilos como si acabáramos de fumar.
Eso era lo que sentía cuando estaba con él: una sensación de paz de nicotina y marihuana. Fuertísimo.
Esa mañana me besó una segunda vez, contra la puerta, antes de que me fuera.
Cuando comencé a caminar me sentí extraño. De repente no sabía si era yo, qué sentía, quién era. No sabía nada (de nuevo). La revelación me pegó de golpe, como si de repente estuviera consciente de las cosas, del mundo.
Me senté en un banco de una plaza porque no quería volver a casa tan temprano. Miré a los niños jugar y entonces suspiré.
En el suelo de tierra, con un palito, escribí "las cosas que uno hace por sentirse tan sólo un poco mejor". Lo contemplé por un segundo y luego lo borré.
Matt.
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Cartas de verano ("Historias de estaciones" tomo III)
Romance50 cartas de amor nunca enviadas.