Carta 47

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John:

¿Qué pasó con vos? ¿Cómo fue que te abandonaste así? Desearía estar ahí para hacerte entender. Pero dudo que incluso mi presencia te haga recordar lo bello de los tiempos perdidos, lo esperanzador de los tiempos que todavía no vienen.

Te leo en las líneas que escribís y no te reconozco. No sos vos, es otro, una parte demasiado débilmente  humana que tenés. Ojalá pudieras volver de eso.

¿Te acordás de la planta de cactus que compraste cuando nos mudamos juntos? Habían pasado dos meses desde que nos habíamos casado y nunca habíamos sido tan felices. Finalmente teníamos todo lo que necesitábamos.

Pero esa planta John...Esa maldita planta, ahora lo entiendo.

Un cactus. Dijiste que era de la buena suerte, que una casa nueva debía haber una planta así porque traía buenos tiempos. Con sus espinas y todo...

Cómo desearía haber tirado ese cactus.

Debería haberlo hecho.

Pero de nuevo estoy divagando. Detestabas eso de mí. Iré al grano: quiero hacerte saber que estoy bien, que te perdono pero no olvido, que estoy llevando esta pequeña familia adelante mientras trato de entender los porqués de muchas cosas; ya no te  extraño aunque cierta nostalgia me invade en algunas tardes cuando rememoro los días soleados con vos al lado. No me interesan tus amenazas aunque me parece miserable de tu parte hablarme así a tu hijo. Sé sin embargo que él ha salido más fuerte que los dos juntos, estará bien.

Siempre se está bien en algún punto.

No espero verte pronto. No dejes que tu mente se nuble con la idea de volver porque no lograrás manejarme a tu antojo de nuevo.

Disfruta tu estadía.

L.

Cartas de verano ("Historias de estaciones" tomo III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora