Carta 31

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John:

Dormí con él cuando llegué a su casa. Estábamos desnudos y abrazados y él me susurraba que todo iba a estar bien y juro que yo le creía. Yo podía creerle cualquier cosa. 

Al día siguiente, cuando Ian me trajo el desayuno a la cama porque yo no quería salir de la pieza y enfrentarme a las preguntas de su familia, me encontró mirando por la ventana sumido en mis pensamientos. 

Dejó la bandeja con comida sobre la cama y me abrazó por detrás. 

-Hey.- dijo y me besó en la nuca.

-Tengo un plan.- solté de golpe. 

Él me soltó y se puso a un costado para poder mirarme a la cara. 

-Estoy con vos. 

Lo miré y no encontré más que amor en sus ojos. Era la clase de mirada que nunca quería perder y rogaba interiormente poder alcanzarla siempre que quisiese. 

-Creo que te quiero.- confesé. Me embargaban sus colores, su sonrisa a medio salir cuando le dije esas dos simples palabras, su piel tan flexible, su alma tan noble. 

-Yo te quiero.- afirmó él, enérgico. 

No pude contenerme y lo besé. Me sujetó por la cintura para llevarme contra él. Caí sobre su profundidad. Fuimos un sólo reflejo. 

Después frenó el beso y apoyó su frente contra la mía mientras dejaba escapar un suspiro en el que resumía tantas cosas sin adjetivos que no podía hacer otra cosa que ser, con él al lado. 

-Entonces...- murmuró.- ¿Cuál es el plan?

Matt.

Cartas de verano ("Historias de estaciones" tomo III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora