No sabía lo emocionada que me sentía por ver a Tristán hasta que llegué al estacionamiento de Oasis Coyoacán. Bajé del auto y no pude evitar sonreír, ¡hace mucho que no salíamos! Incluso al pasar por el Petco no pude evitar acariciar a un perrito, de lo contenta que estoy. Y es que ya nos hacía falta salir para platicar, sé que lo hacemos todo el tiempo por WhatsApp y que nos mandamos audios larguísimos dignos de ser podcasts en Spotify, pero siempre prefiero tenerlo en frente de mí para hablar de todo. Las expresiones de su rostro al reaccionar a ciertas cosas que le cuento son únicas y vaya que las he echado de menos.
Me detuve frente al Sephora y miré mi celular para ver la hora, justo a tiempo. Apenas alcé la mirada de nuevo, lo vi caminar hacia mí, puntual como siempre. Justo cuando estaba a unos cuantos pasos de mí, abrí los brazos para recibirlo. Tristán me alzó y me dio un par de vueltas como suele hacerlo siempre que me ve, ¡cuánto lo echaba de menos!
—¿Cómo estás?
—Bastante bien. ¿Qué hay de ti?
—No me quejo, pero hay algo que me muero por contarte. —Me dice, ofreciéndome su brazo para comenzar a caminar—. Pero primero vayamos por un bagel, ¿quieres?
Comenzamos a caminar con dirección hacia el área de comida rápida, platicando un poco de lo que ha sido nuestra semana y los días en la universidad antes de tocar ese tema del que tanto quiere contarme. Finalmente llegamos al stand de Join Os, tomamos la carta y decidimos rápidamente qué comer, esperando pacientemente a que nos entregaran nuestra comida mientras me contaba de lo último que ha sabido de su ex novia Jennifer.
—Es que te juro que me sigue sacando dinero. —Me dice—. ¿Puedes creer que el otro día recibí unos cargos de unas compras a mi tarjeta que obviamente yo no compré?
—Sigo sin entender por qué le diste acceso a tus tarjetas.
—Anette, tú mejor que nadie sabes que uno enamorado hace y permite muchas pendejadas.
Tristán recibió la charola con nuestro pedido. Caminamos juntos hacia una de las mesas que estaban libres al fondo, una vez que nos sentamos, Tristán se encargó de pasarme mi bagel y mi limonada.
—De hecho la semana pasada me habló súper borracha, primero me mandó un audio cantando... —Continúa hablando de Jennifer—. Y luego me habló por teléfono para que le pidiera un uber. Obviamente fui por ella, no iba a dejar que se fuera sola a su casa así, pero creo que si ya es hora de ponerle un límite.
Solo evité continuar hablando del mismo tema, porque sé de que va. No es la primera vez en las últimas semanas que Jennifer le ha hecho lo mismo y tampoco es la primera vez que Tristán me dice que le va a poner un límite o que va a bloquearla de WhatsApp, cosa que realmente no creo que haga pronto. Mordí mi bagel y me mantuve en silencio, creo que Tristán se ha dado cuenta de que no necesito detalles adicionales de su ex novia.
—Realmente dudé mucho si debía contártelo pero realmente la noticia me hizo feliz.
—¿Chisme nuevo? —Cuestiono, limpiándome la comisura de los labios con una servilleta.
—Así es mi pequeña saltamontes. Resulta que Matías ya terminó con Carla, eso quiere decir que ¡nos deshicimos de la araña panteonera!
—¿Nos deshicimos? Hmm, si te soy honesta es una noticia bastante irrelevante para mí.
Tristán dio un sorbo más a su limonada antes de responder ante mi desinteresada respuesta, parecía que no entendía porque le he perdido el interés a lo que hace o no su mejor amigo. ¡¿Cómo era eso posible?! Si antes el mundo de Anette Ibarra giraba alrededor de Matías Licea.
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Solo te quiero para mí [1]
Teen FictionDespués de que Matías termina su relación de años por mensajes de texto, Anette decide darle una segunda oportunidad al amor con Daniel, un chico que termina por revolucionar su vida. Un nuevo amor, un amor del pasado y algunos dramas de por medio...