Eventualmente, conforme pasaron los días, las semanas, la Ciudad de México poco a poco regresó a la normalidad. El episodio caótico y lleno de empatía también quedó atrás, como si nada hubiese sucedido. Todos continuaron con su vida normal y nos fuimos olvidando de los ciudadanos que fuimos ese 19 de septiembre, ahora solo existía la rutina, nuestra rutina habitual.
Y la mía incluía ir a la universidad, ser chófer de Frida, estudiar aún más porque hemos tratado de reponer todos los días que estuvimos sin clases, salir con Daniel y tratar de mantener mi poca vida social viva. Mantener mi poca vida social viva implica platicar con mis amigos y dedicarles tiempo, como hoy, que llevo casi toda la mañana hablando con Ingrid por FaceTime, se podría decir que el 80% de nuestra conversación se resumió en la relación a distancia que ha iniciado con Gabriel.
—Dime la verdad. ¿Crees que me estoy yendo como hilo de media con lo de Gabo?
—Digamos que te veo más ilusionada con Gabriel que cuando lo estabas por Elián.
—¡Mierda! No se suponía que esto debía terminar así... Sólo debía ser un affair de verano mientras estaba en México.
—Ingrid, dime algo... ¿Eres feliz?
Miré a mi mejor amiga llevarse ambas manos a la cabeza a través de la cámara de mi teléfono, meditó su respuesta por un momento. Tapándose los ojos al confesar un:
—Como no tienes una puta idea.
—Entonces no le pongas más barreras a Gabo, está teniendo una relación a distancia contigo y sabes que eso no es nada sencillo. Está esperando con ansias a que sean las vacaciones de invierno para volverte a ver.
—Créeme que ya me están dando ganas de hacer mi maleta e irme en el primer avión a México de regreso.
Nos quedamos en silencio por un momento, puse la vista en el florero que adornaba mi mesa de noche, los tulipanes rojos que me regaló Dan seguían igual de lindos que hace tres días.
—Pero bueno, creo que ya te harté con todo lo de Gabo. Lo siento.
—Está bien, sabes que me encanta escucharte.
—Dime Ann... ¿Cómo vas con Dan?
—Es increíble, realmente es muy diferente a Matías ¿sabes? Siento que podemos platicar de cualquier cosa y es un tipo interesante. Además, ha expandido mis gustos musicales, todos los días en la mañana me manda una canción, ¿te dije que incluso contraté Spotify con tal de escucharlas?
—¿Mrs. Apple Music es mejor cambió a Spotify?
—Tengo ambos, ventajas del descuento universitario.
Miré la hora, he estado tanto tiempo hablando con Ingrid que me he olvidado de que tengo una cita pendiente con Dan.
—De hecho en un rato saldremos. Iremos al Centro por un café.
—¡Y yo quitándote el tiempo! Anda ve a arreglarte, diviértete mucho.
Ingrid se encargó de terminar con la llamada para que yo pudiera arreglarme. Puse a cargar mi celular y me deshice del chongo, dejando caer mi cabello mientras buscaba mis toallas para ducharme. No sé en qué momento se me fue la mañana tan rápido, quizás haber hablado tanto tiempo con Ingrid por teléfono hizo que este sábado se sintiera mucho menos pesado, pero ahora tengo que apurarme y ni siquiera tengo pensado que ponerme.
Es solo un café, unos jeans, una blusa tipo campesina y unos zapatos muy cómodos definitivamente van a ser parte de mi atuendo, sobre todo los zapatos cómodos, porque a Dan le gusta caminar mucho. Perfume, maquillaje discreto, aquel collar con mi inicial colgando en mi cuello, más perfume. Me alisté para salir de mi casa lo más pronto posible, peinando mis ondas en el cabello con mis manos una última vez antes de subir al uber que me dejaría en la estación del metro más cercana para verlo en donde acordamos.
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Solo te quiero para mí [1]
Ficção AdolescenteDespués de que Matías termina su relación de años por mensajes de texto, Anette decide darle una segunda oportunidad al amor con Daniel, un chico que termina por revolucionar su vida. Un nuevo amor, un amor del pasado y algunos dramas de por medio...