El ambiente ha estado demasiado tenso durante todo el desayuno, esta vez mi padre no ha hablado hasta por los codos y mi mamá ha estado mirándome muy extraño. Algo dentro de mí me decía que quizás estaban molestos conmigo porque de nuevo he llegado de madrugada. Lo sé, he roto las reglas familiares una vez más, pero juraba que cuando estaba en el Patrick Miller con Dan y sus amigos anoche disfrutando la temática de 90's y Early 00's se me olvidó por completo mirar la hora en mi celular.
—Frida, ve a tu habitación.
—Pero todavía no...
—Agarra el plato y vete a tu habitación. —Le pide mi madre una vez más—. No te lo estoy preguntando.
Mi hermana tomó su plato con melón picado y dejó el comedor. Lo sabía, me van a regañar por haber llegado poco después de las tres de la madrugada.
—Desde que sales con ese chico se te ha olvidado que en esta casa existen reglas. —Habla primero mi mamá—. Parece que agarras la casa de hotel viernes y sábado. No te vemos la cara en todo el día y llegas a dormir en la madrugada, ¿quién te crees que eres? Además, el otro día tu chamarra apestaba a marihuana, ¡¿ahora también te drogas?!
—¡No! Pero luego a las fiestas a las que voy con Daniel hay gente fumando y se me impregna el olor, ¡te juro que yo no lo hago!
Y decía la verdad. Los amigos de Dan la consumen, incluso Melisa ha confesado consumir otro tipo de drogas, pero yo no lo hacía, yo siempre intentaba mantenerme al margen. Nunca he consumido nada, podría jurarlo y sabía que mi padre me creía.
—¡Pero la gente con la que ahora te mueves sí! ¿Cómo es posible que ahora te juntes con ese tipo de personas? ¡Por Dios! Tú no eras así Anette.
—Caro... —Mi papá toma la mano de mi madre—. Creo que debes relajarte un poco, estás muy molesta. Anette está en la edad de hacer estas cosas.
Mi padre volteó a verme, con seriedad. Como siempre, él siempre era mi eterno defensor ante los regaños de mi madre.
—Carolina, no podemos controlar a las amistades del novio de Anette, ¿estás de acuerdo?
—Pero tampoco vamos a permitir que se mueva con esas personas. ¿Estás de acuerdo? —Le responde la misma pregunta, con un tono irónico.
—No podemos controlarlo, Anette ya no es una niñita. Y por eso mismo —mi padre volteó a verme—, también debes entender que por cómo están las cosas, la ciudad no está para que andes afuera a las horas de la madrugada. Sólo te pedimos que llegues temprano a la casa, por tu seguridad, para que tu mamá y yo no nos preocupemos tanto por ti.
—¿Y eso es todo? —Cuestiona mi madre, molesta—. ¡Ya está sobrepasando los límites! Y ese chico, Daniel, no me agrada para nada. Hay algo en él que no me gusta. Desde que sales con él te has convertido en otra persona.
El desayunó se arruinó por completo, juro que se me fue el hambre. Dejé a un lado mi tenedor e intenté evadirle la mirada a mi mamá, quien se encargó de enlistar todas las cosas con las que no está de acuerdo, empezando por la relación que mantengo con Daniel. No le gusta ni un poco que llegue tarde a casa, no le gusta que ahora cuestione sus reglas, no le gusta que ya no sea tan sumisa como antes. Y a mí, no me gustaría regresar a la burbuja en la que me tuvo encerrada durante casi dos décadas.
Los sermones solo terminaron cuando sonó el teléfono. Incluso el tono de su voz cambió completamente cuando saludó a mi abuela, solo así pude levantarme de la mesa y huir prácticamente a mi habitación para que ya no continuara hablando de lo mismo. ¡Qué desesperación! Encima Frida ha sido poco discreta, apenas escuchó que iba subiendo corrió a su habitación para fingir que ha estado encerrada durante todoooo el sermón que me dio mi mamá.
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Solo te quiero para mí [1]
Teen FictionDespués de que Matías termina su relación de años por mensajes de texto, Anette decide darle una segunda oportunidad al amor con Daniel, un chico que termina por revolucionar su vida. Un nuevo amor, un amor del pasado y algunos dramas de por medio...