En la química siempre dicen que el alcohol es una solución. Y esta noche, fue la solución a mis problemas. Bebí, canté, bailé, lloré... Fueron muchas emociones al mismo tiempo. En realidad no recuerdo muy bien lo que pasó después de que Ingrid y yo compartimos el primer mojito de medio litro, nunca antes había bebido tanto y llegó cierto momento de la noche en el que mi mejor amiga tuvo que acompañarme al baño para sostener mi cabello mientras yo me arrodillaba frente al retrete.
Me dolía horrible la cabeza y moría de sueño, es lo último que recuerdo. Ni siquiera supe a qué hora Oliver me trajo a casa y tampoco sé si mis papás me regañaron por el estado en el que llegué, es más, ni siquiera sé cómo llegué a mi cama y quién me cambió la ropa. Lo único que permanece es el terrible dolor de cabeza y la deshidratación, me levanté de la cama con intenciones de salir al baño pero regresé de inmediato a ella porque sentí el piso moverse por debajo de mis pies. ¡Dios mío! ¿Cuánto habré tomado que todavía sigo mareada?
Lo intenté una vez más. Pisé el piso frío de mi habitación descalza y salí para ir al baño, apenas entré me miré en el espejo, rascándome un poco la cabeza, ni siquiera me desmaquillé. Solo quería regresar a mi cama, quería electrolitos fríos y pasar todo el día viendo la televisión en pijama.
—¿Qué tanto me regañaron anoche? —Le cuestiono a Frida al verla en el pasillo.
—Pues Oliver te metió casi cargando a tu habitación. Deja que veas a mi mamá en el desayuno, seguro que te van a regañar.
—Ay, no quiero lidiar con mamá ahorita. Y tampoco tengo hambre así que...
Me tallé los ojos y le di dos palmadas en el hombro antes de entrar a mi habitación de nuevo. Me recosté en la cama y tomé mi celular, leí un par de mensajes desde la barra de notificaciones e inmediatamente me fui hacia WhatsApp, Matías no contestó mi mensaje de ayer y encima con lo que me ha dicho Tristán, no pensaba quedarme callada.
Anette Ibarra: Realmente esperaba verte ahí ayer, lo que hizo Oliver era por mi cumpleaños. Y preferiste irte con Bere y los demás... Tristán me enseñó lo de Instagram.
Abrió el mensaje de inmediato, me quedé mirando fijamente la conversación, qué hacía, cuánto tiempo pasaba del En línea al Escribiendo..., otra vez ha dejado de escribir y se ha puesto solo En línea y las palomitas se han coloreado de azul. Salió del chat. Dejé el celular a un lado y me llevé ambas manos a la cabeza, ¿será que me estoy empecinando de más en continuar una relación que se ha dañado? Creí que estábamos trabajando para que funcionara, pero solo yo estoy luchando por salvarnos. El celular vibró y yo lo tomé de nuevo, Matías se animó a responder el mensaje, pero claro, no lo hizo como yo hubiese querido. Solo me rompió más el corazón.
Matías Licea: No tenía ganas realmente, perdón.
Anette Ibarra: ¿Por qué?
Matías Licea: Iban a estar todos tus amigos, ¿sabes? Todo demasiado público. Aparte todos iban a hacer muchas preguntas y no quiero lidiar con ello.
Anette Ibarra: ¿Entonces de la obra que va a haber el martes en Bellas Artes ya mejor ni hablamos?
Matías Licea: Mejor después, ¿sí?
Anette Ibarra: El jueves fue mi cumpleaños y no nos hemos visto. Te extraño.
De nuevo, salió del chat, dejándome en visto. ¿En qué momento hay que aceptar que una relación se está terminando? Sentía dentro de mí que otra vez me iba a tocar pasar por lo mismo, de nuevo está por decir adiós y ahora solo me toca esperar cuándo. ¿Será posible que todavía pueda rescatarnos? Me negué con la cabeza, tenía que distraerme en algo o comenzaría a llorar.
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Solo te quiero para mí [1]
Roman pour AdolescentsDespués de que Matías termina su relación de años por mensajes de texto, Anette decide darle una segunda oportunidad al amor con Daniel, un chico que termina por revolucionar su vida. Un nuevo amor, un amor del pasado y algunos dramas de por medio...